lunes, 23 de marzo de 2009

¿Quién dijo que la política es aburrida?

Hoy pienso yo en que la política es aburrida, por eso, a veces hay que tratar de buscar su lado más divertido. Al menos eso es lo que debió pensar el diputado laborista británico Nigel Griffiths.

Estos ingleses, con fama de serios y sosos, resulta que no lo son tanto, al menos algunos de ellos.

La revista "News of the World" ha publicado unas fotitos la mar de indiscretas, donde se describe gráficamente el juego prohibido que arrancó poco después de las once y media de la noche y se extendió hasta bien entrada la noche.
Una mujer se desnuda lentamente y se arrodilla en el sofá verde del despacho antes de que la cosa pase a mayores... su lencería fina denota que el juego no acaba más que empezar...

No es un hotel ni es un hogar íntimo, es la mismísima Cámara de los Comunes, y no, la acompañante de Griffiths no es su mujer, ni tan siquiera una compañera de partido.

En una foto la mujer aparece ligera de ropa y tendida sobre la alfombra. En otra, Griffiths sale desnudo, risueño y con un habano en los labios.

Sally Griffith, esposa del viciosillo polìtico será seguramente la primera que le pida explicaciones. Después a la cola, el partido, los diputados y los electores.

Para terminar de completar la historia, resulta que no es el primer escándalo en que se ve envuelto Griffiths. Ya que parece que no sólo le va el sexo escondido y peligroso, sino también la económía pícara y fraudulenta. Así, en 2002 la comisión de gastos detectó que nuestro morboso bravucón cobraba del Parlamento 10.000 libras anuales (10.622 euros) por mantener en Edimburgo una oficina que en realidad era suya.

En España tenemos fama de vividores, corruptos y de bocazas. Pero una cosa es cierta,o nos gusta mucho el dinero y muy poco el sexo salvaje y prohibido, o para esto segundo somos más discretos. Porque lo cierto es que aquí mucha caza, mucho traje hecho a medida, mucha conferencia sin declarar, pero ni una pizca de salsa picante entre tanta comisión anodina...

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