lunes, 20 de abril de 2009

La hucha de Zapatero

Ayer, nuestro ínclito ZP se dio un baño de multitudes en su tierra, en Valladolid (mal que le pese, es su tierra, porque nació allí).

Una vez más, volvió a atacar a Rajoy y al PP por criticar su política de incrementar el gasto público y señaló, ante la masa enfervorecida, que el PP “es prácticamente el único partido en todo el mundo”, señaló, “que propone reducir el gasto público”. Incluso llegó a tachar esta postura de cínica.

Supongo que somos muchos los legos en materia económica, y por eso, lo fácil y lo populista es vender el incremento del gasto público. Es decir, Papá ZP da más dinero a los necesitados. La cuestión es ¿de dónde sale ese dinero? Supongo que ninguno de los ignaros pensará que ZP lo pone de su bolsillo, ¿verdad?

Para entenderlo, pondré un ejemplo que seguro que todos entenderemos:

Todos hemos estado en un bar, con una panda de amigos (y amigas, no te enfades, Bibi), siempre solemos poner un bote, para evitar líos. Normalmente ponemos 10 € por cabeza, con los que nos da para unas cuantas cañitas, unas 3 raciones para picar y luego incluso sobra para una copita en el Pub de enfrente.

También suele haber un tesorero, que, bien por su habilidad con los números o por elección digital (a dedo), siempre es el mismo. Pongamos que en este supuesto soy yo.

El sábado, al encontrarnos todos en el bar de siempre, hablamos sobre la crisis y cómo nos está afectando, algunos echan de menos salir a cenar como antes, otros dicen que ya ni tan siquiera van al cine y otros, los ideológicamente más radicales, proponen incluso poner menos bote aunque eso suponga beber y comer menos esa noche.

OPCIÓN A:

Yo, como tesorero, digo, tranquilos, chicos, que esta noche vamos a olvidarnos de la crisis, no os preocupéis, que os aseguro que comeremos más y mejor que ningún día.

Pedimos lo de siempre, aunque a Nacho, que es de buen comer, le he pedido un bocadillo de calamares, que sé que le encanta y que llevaba un par de meses sin probarlo. Es un placer verlo así de feliz...

A Mª Luisa le he pedido un Barbadillo, porque me ha dicho al oído que ella no es de mucha cerveza, y ¿cómo se lo voy a negar? Además ella es la que siempre apoya mis opiniones, me conviene tenerla contenta...

Por otro lado, Lolo y Alfonso llevan un ritmo imparable, se han tomado 3 cervezas más que de costumbre, pero es que venían con tanta sed... además ellos siempre llegan más tarde, !es una deuda histórica!

Finalmente, veo al final de la barra a mi hermano y me permito el lujo de invitarle a él y a su mujer a unas copitas de Rioja, total, como es dinero del bote, no es dinero de nadie (¿os suena?).

Al final, en lugar de 10 €, las cañas nos salen por 15 €, bueno, les salen, porque yo no he puesto bote, y encima el camarero me ha dicho que vaya un día con mi pareja (no tengo novia ni esposa, eso es de conservadores trasnochados) que nos invita a cenar, que eso de que siempre nos dejemos una pasta allí hay que compensarlo de alguna forma...

Mis amigos ponen caras de enfado, pero se les pasa enseguida cuando les explico en la puerta que la culpa de todo la tiene el dueño del bar, que en lugar de tener el detalle de invitarnos por nuestra fidelidad, ha subido el precio sin previo aviso, que incluso creo que nos ha estafado cobrándonos dinero de más y que no se preocupen, que lo que hay que hacer es ir al Pub de enfrente a tomarnos una copichuela, porque lo que no podemos hacer es caer en el pesimismo, hay que mantener la alegría y la esperanza.

Resultado: El sábado siguiente es probable que más de uno no pueda salir.

OPCIÓN B:

"Vamos a ver, chicos", les digo en tono serio pero conciliador, "esta noche en lugar de pedir las gambas al ajillo y el surtido ibérico de costumbre, pediremos unos pinchos de tortilla y una ración de calamares. Y las cervezas de ronda en ronda, nada de pedir de forma descontrolada, que esto se nos va de las manos".

"Nacho", le digo dándole un golpecito en la espalda, mientras le guiño un ojo "aprovecha cuando vengan los calamares, cógete un trocito de pan y te haces un minibocata porque hoy no hay para más".

"Sí, Mª Luisa, te puedes tomar el barbadillo, pero sólo uno".

"Lo siento Lolo y Alfonso, tenéis que ir al ritmo de todos, porque el bote no da más de sí."

"Hombre, hermano, ¿tú por aquí? Pásaros mañana por casa y os invito a una cervecita, ¿vale?"

Al final de la noche, salimos a 7 € por persona, (yo también), no nos sobra para la copita del pub, pero sí para rememorar viejos tiempos y comprar un botellón, !qué narices, aún somos jovenes!

Resultado: A pesar de no haber complacido a todos completamente, la noche no ha estado tan mal, y el sábado siguiente todos nos podremos volver a reir en torno a unas cañitas.

Incremento del gasto público Vs Reducción del gasto público

A buen entendedor...

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