martes, 14 de abril de 2009

A veces la mejor opción no es la más fácil

Hoy pienso que he oído muy pocas críticas estos días a la operación rescate de Richard Phillips, el capitán de la marina mercante estadounidense secuestrado por piratas somalíes.

Fue él, Barack Obama, quien autorizó personalmente el uso de la fuerza letal en la operación de rescate, llevada a cabo por las fuerzas especiales de la Armada estadounidense (los SEALs), y que se saldó con la muerte de los tres secuestradores.


Oigo por radio la descripción de la escena. "Los piratas cometieron un error. Dos de ellos sacaron la cabeza por encima del cascote del barco tras el que se escondían, mientras un tercero apuntaba con un arma la espalda del capitán. En ese momento, los tiradores profesionales, de tres disparos certeros acabaron con su vida".

Antes de esto, Obama había intentado la negociación, después una primera operación de rescate, desbaratada por los asaltantes, que llegaron incluso a abrir fuego contra los soldados estadounidenses que intentaban alcanzar el bote. Entonces, se acabaron las contemplaciones. La vida de un americano está en juego, fin de las tonterías.

Eso sí, en ningún caso se contempló la posibilidad de pagar el millón y medio de dólares que pedían los piratas. Ceder al chantaje nunca.

Sarkozy también vivió una situación similar hace ya algún tiempo. Optó por pagar... para acto seguido perseguir a los captores, recuperar el dinero y detenerlos.

Zapatero también tuvo su secuestro. Pero él es pacifista, como su ministra de defensa. Y la paz está por encima de todo. Él pagó y se hizo una foto con los pescadores rescatados. Sonriente y ganador, la alianza de civilizaciones había triunfado, ¿qué importa el precio si el dinero no es de nadie? Quizá no sabía que además, no se trataba sólo de dinero...

Tres formas diferentes de abordar un mismo problema con un mismo objetivo.

La diferencia no sólo radica en las formas, sino en el fondo. "Ceder al chantaje no es una opción" o "Si pago el rescate aquí no ha pasado nada". Esa es la diferencia.

La primera opción es difícil de asumir, sobre todo porque las opciones que te deja supone un riesgo, tanto vital (porque hay vidas en juego), como político, porque si fracasas, será culpa tuya, y la culpa política se paga con un precio muy elevado.

La segunda opción es mucho más fácil, pago el rescate, no me arriesgo, mañana me hago la foto con los pescadores, y salgo triunfal una vez más, proclamando que, además, lo he conseguido sin matar a nadie. Sea cual sea el precio del rescate, siempre será menor que el precio político que podría soportar.

Sucede, sin embargo, que en este último caso, las consecuencias futuras pueden no ser tan halagüeñas...pan de hoy y hambre para mañana...pero claro, qué más da el mañana cuando uno puede disfrutar del hoy entre loor de multitudes...

Lo que me extraña es que ningún demagogo de los que tanto abundan en nuestro país, haya puesto el grito en el cielo por la operación violenta de rescate de los americanos... claro, entre acabar con el cánon y salir en la foto, últimamente no tenemos tiempo para nada...

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