martes, 20 de octubre de 2009

Hoy pienso que hace unos días comentaba con un amigo lo de la obtención del premio Nobel de la Paz por el idolatrado Obama.

Mi amigo parecía desengañado e incluso algo indignado. Según él, tras el fiasco en Copenague de la nominación de Chicago como anfitriona de los Juegos Olímpicos de 2016, Obama necesitaba resarcirse por el descenso de popularidad, ya que por una vez, el dios Barack se hizo carne y habitó entre nosotros...y pareció no gustarle, así que necesitó encumbrarse otra vez en lo más alto, y para ello, nada mejor que usar de catapulta los mundialmente reconocídisimos Premios Nobel.

"Para mí", me decía mi colega, "estos Premios han perdido todo su prestigio y valor. Está claro que hay intereses económicos y políticos detrás de las nominaciones".

Por suerte, allí estaba yo para, con la ayuda de la verdadera memoria histórica, esa que se mide con hechos objetivos y datos reales, corregirle, y decirle que detrás de los premios Nobel siempre existieron intereses ocultos, incluso antes de que Mr. Yeswecan Obama necesitase tirar de ellos en beneficio propio.

Sólo hace falta recordar que hace tan sólo dos años el ganador de tan preciado galardón fue Al Gore, ¿Nobel de la Paz? Sí, él sabrá por qué.

Una década antes, en 1994, el premio, compartido, fue a parar a manos de Yasser Arafat, Shimon Peres e Yitzhak Rabin, por "sus intentos de crear la paz en Oriente Medio", lástima que sólo se valorasen esos intentos, y no los auténticos resultados, que no fue ninguno.

En 1973, a Henry Kissinger, entonces Secretario de Estado del Gobierno de los EEUU, compartió el premio Nobel con el norvietnamita Le Duc Tho, por el acuerdo de paz que firmaron para poner fin a tan sangrienta guerra. Hoy es considerado por muchos el mayor criminal de guerra que anda suelto por el mundo, con controvertidas actuaciones militares en Argentina, Chile, Indonesia o Camboya. Hoy, ni Garzón ha podido probar nada, aunque como muestra un botón, el líder norvietnamita rechazó el premio y la generosa dotación económica que conlleva mientras nuestro amigo Henry no tuvo ningún problema en aceptarla. Sin duda pensó que se la merecía.

Pero si vamos más allá, también podemos fijarnos en la lista de nominados, donde figuran nombres tan ilustres como Adolf Hitler, nominado en 1939, cuando ya había escrito su gran libro "Mein Kampf", había declarado su aversión por determinados sectores raciales de la sociedad e incluso había invadido militarmente ya Checoslovaquia. Por cierto, que unos años antes también había declarado que "para la mujer alemana su mundo es su marido, su familia, sus hijos y su casa". Si llega a ser entonces ministra nuestra Bibi...

Otro insigne nominado fue un tal Stalin, conocido dictador y gobernante de un régimen represivo caracterizado por la presencia de campos de trabajo, campañas de represión política, deportaciones y algún que otro genocidio. Este fue nominado no una, sino dos veces, en 1945 y en 1948. Claro, que era comunista, no fascista.

Menos mal que de vez en cuando a la Academia de Alfred Nobel no le queda más remedio que acertar y darle el premio a personas como la Madre Teresa de Calcuta o Mahatma Ghandi...huy, perdón !que a éste nunca se lo dieron! Pues no se lo merecería tanto...

5 comentarios:

  1. ¿Mahatma Ghandi?... ¿Te refieres a ese señor que provocó una guerra civil en su país con consecuencias incluso actuales o al que se acostaba con niñas de siete años?...

    Tengo bastante aversión a los "realistas", y Kissinger es caza mayor en esa finca, claro. Pero... Esos años creo, insisto: creo, que hay que mirarlos con la perspectiva de la Guerra Fría. Quiero decir que todas las acciones se englobaban en una estrategia mayor: la de ganar dicha guerra. Y surge entonces la gran pregunta, que siempre hay que preguntarse en Historia: ¿Existían mejores alternativas?.

    ResponderEliminar
  2. Cabe recordar también que nuestro llorado -con champagne, en mi caso- Yaser Arafat, ha sido la única persona autorizada a subir al estrado de la ONU armado. Es más, puso una pistola encima del atril. Muestra de qué cosa es esa ONU. ¡Uy!, ahora dudo: ¿fue el Che?. Creo que no, pero para el post tanto da.

    ResponderEliminar
  3. No seré yo quien diga lo contrario, Kissinger tuvo que vivir, posiblemente, la etapa más dura de todo el período de la guerra fría, además, según he leído, era el poli malo del que se sirvió Kennedy, entre otros, para hacer ellos de poli bueno.
    Pero de ahí a darle el premio Nobel de la Paz...

    En cuanto a Ghandi, deberías aplicar el mismo rasero y situarte en la colonializada India de entonces.

    Sobre Ghandi se han escrito muchas cosas y no sé cuáles son realmente ciertas, desde su soberbia y buen vestir en su época juvenil por tierras inglesas hasta su gusto exacerbado por la infancia... YO tampoco comulgo con alguna de sus ideas, como la división de castas, más propias de Hitler que de un pacifista, pero lo que sí que es cierto que nunca respondió a la violencia con violencia.

    ResponderEliminar
  4. >Pero de ahí a darle el premio Nobel de la Paz...

    Solutamente de acuerdo. Prueba de la necedad de este premio (de el de literatura otro tanto), que confirma tu artículo. Pero lo de mayor criminal de guerra, ya sabemos quienes lo decían-dicen, empieza por Kom y teminar por intern.

    >En cuanto a Ghandi, deberías aplicar el mismo rasero y situarte en la colonializada India de entonces.

    No entiendo qué me quieres decir. Es muy difícil entender el colonialismo y, sobre todo, el inglés y francés que perduraron tanto, desde nuestra ética. Es realmente difícil "colocarse" en la época en cuestión y abstraerse de la nuestra, desde los esclavos en Roma hasta la mujer en la cocina de nuestros abuelos. Pero los movimientos anti-colonialistas de la segunda mitad del sXX se han
    presentado como triunfos de la libertad y no eran así ni mucho menos.

    El colonialismo no era una relación amo-esclavo ni una absoluta rapiña por parte de la metrópoli como nos lo han pintado. Muchas de las colonias aumentaron su nivel de vida (alfabetización, universidades, tecnología...) de una manera imposible sin el mismo.

    Pero, sobre todo, muchas descolonizaciones fueron, en realidad, sustituir una imposición por otra. Y, desde luego, buena parte estaba teledirigida desde Moscú. (¡Ay!, qué buenos tiempos, incluso Frederick Forsyth sabía escribir).

    La India de la época fue una zona donde el comunismo entró a saco para la salida de los ingleses. El resultado fue Pakistán y muchos años de real socialismo de La India que la hundieron en la miseria.

    No obstante, chico, toco un poco de oídas y es muy difícil comentar todo aquí. Además, releo, y le hemos dado un tono demasiado serio. Básicamente estoy de acuerdo contigo.

    De Ghandi, creo que su organización sí que utilizó la violencia más de una vez. Me resuena la idea allá al fondo de la cabeza. Pero tendría que bucear por ahí para más información.

    Hay personajes que cuando buscas y comparas... compras algo mejor. Me quedé perplejo al descubrir algunas cosas de Azaña. Y no digamos de Rousseau. Menudo pájaro. Casi tan malo como Kennedy.

    ResponderEliminar
  5. Sí, creo (y también hablo de memoria) que al final de sus días y cuando se produjo la separación de Pakistán llegó a alentar a sus seguidores a que se levantasen en armas, pero hablo de memoria, no me lo tengas en cuenta.

    Desde luego, Churchill no opinaba muy bien de él, lógico, por otro lado...

    Sobre colonialismos, independencias y otras tergiversaciones de la historia, un día te contaré mi experiencia en Méjico ante las pinturas de José Clemente Orozco en el Hospicio Cabañas.

    En cualquier caso, es lo que tiene citar la historia, que en seguida sale a relucir la intrahistoria.

    Yo, como tú dices, lo único que quería denunciar este tipo de Organismos que goza de tan buena prensa, pero que al final, como todos, se vende al mejor postor.

    ResponderEliminar