El Gran Wyoming, tras un par de descalabros televisivos parecía que volvía a encontrar su sitio, un programa donde podía dar rienda suelta a su ingenio y a su humor más ácido.
Sin embargo, el programa me empezó a cansar, no sé si porque sus dardos envenenados siempre iban dirigidos hacia un mismo sector o porque dicho veneno sobrepasaba la línea del humor negro, entrando en el frondoso bosque de la violencia mediática.
Quizá también me influyó el encontrarme un día, en plena estación de Atocha, a una de las reporteras de su programa, preparando uno de esos reportajes en que a pie de calle preguntan a la gente por opiniones, sentimientos o creencias. Nada más lejos de la realidad. Aquello parecía el rodaje de una película, donde la reportera ejercía de directora y una improvisada actriz, con la maleta en la mano, escuchaba atenta las indicaciones de su jefa, quién no sólo le dictaba palabra por palabra lo que tenía que decir, sino que la conminaba a hacer determinados gestos y poses.
Ya me lo dijo un renombrado periodista amigo mío: "No te fíes, cuanto más real parece la improvisación en la televisón, más preparada está".
Aún así, hace unos días, me atreví a volver a poner el programita (no soy hombre de vetos absolutos) y para mi sorpresa asistí a una manipulación de unas declaraciones de Hermann Tertsch, en las que sacándolas de contexto, no sólo menospreciaban y hacían burla de este periodista, sino que, implícitamente, lo llamaban asesino, doblando incluso su voz y diciendo barbaridades que, desde luego, no sólo no dejaban en buen lugar al presentador del "diario de la noche", en Telemadrid, sino que incluso podían incitar a cualquier persona algo trastocada o simplemente algo ignorante a odiarle hasta el punto de hacerle daño.
No es la primera vez que veo algo así. Hace un tiempo recuerdo también cómo manipularon las declaraciones de una persona, anónima, sin más delito o culpa que haber asistido a la manifestación "contra la ampliación del aborto", y no contentos con tergiversar sus palabras, acudieron a su domicilio días después, no sé con qué propósito.
Como digo, eso supera los límites éticos, y es una clara irresponsabilidad, por cuanto no se tienen en cuenta las consecuencias que se pueden producir, sobre todo en un caso así, donde se trata de un ciudadano normal y corriente y sobre todo cuyas manifestaciones han sido malinterpretadas, o mejor dicho, bieninterpretadas para su propio beneficio.
Desgraciadamente, en el caso de Hermann Tertsch, sí que ha habido graves consecuencias. Ayer noche, el presentador fue agredido cuando se encontraba en un local de la calle Almirante, en Chueca, . "Le dieron una patada por detrás", lo que le provocó la rotura de varias costillas y un pulmón encharcado.
Bien, Sr. Monzón (o Wyoming, como prefiera), supongo que no admitirá su parte de culpa en esta agresión, una vez más se resguardará en el légamo de su humor para declinar toda su responsabilidad, como siempre ha hecho, sin asumir que quizá, más que los hechos o incluso las palabras, como en este caso, ha sido la manipulada sorna y el odio teledirigido lo que ha provocado un acto violento contra un colega suyo (bueno, colega no, porque Ud. no es periodista, es médico metido a showman).
Creo que la ética existe y creo también que todos sabemos distinguir entre la crítica sana, aunque a veces incluso pueda molestar, como por ejemplo, la de "Sé lo que hicistéis", y un humor rancio, político y claramente hiriente y manipulador.
Quizá mañana ponga su programa, a ver si se digna a decir algo al respecto, o si mantendrá un cobarde silencio.
Totalmente de acuerdo. Me ha defraudado con este programa. Ya sabes que no me mola mucho el politiqueo, pero menos aún cuando es con mala leche queriendo hacer ver que se trata de sentido del humor. Un programa de humor tiene sólo una consecuencia: risa. Este programa sin embargo tiene como consecuencia: indignación.
ResponderEliminarNOS VEMOS PRONTO
Algunos comentarios de "Sé lo que hicisteis" ultimamente no son tan sanetes...
ResponderEliminarSeguramente tendrán instrucciones de sus jefes de dar más caña ahora que la guerra está abierta...
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