miércoles, 13 de enero de 2010

Si escarbas encuentras

Hoy pienso que si escarbas seguro que encuentras, aunque quizá no aquello que buscabas.

Es lo que está pasando con la dichosa memoria histórica, y concretamente con mi paisano Supergarzón. Tanto buscar huesos célebres, al final ha resultado que hurgando y hurgando lo que ha encontrado es odio y rencor. Un odio y rencor que costaron muchas vidas hace más de 70 años y que los grandes sepultureros de la transición lograron enterrar a base de sacrificio, diálogo y comprensión.

Sin embargo, todo llega, y así llegaron clamando venganza la generación de los "nietos resentidos", esos cuyas abuelas debían contarles lo buenos que eran sus abuelos y lo malos que eran los otros.

Resultado, no encontraron lo que buscaban, como esos huesos más mediáticos que otra cosa que nunca aparecieron, porque quizá nunca estuvieron, pero eso sí, hallaron contestaciones y sobre todo, la radicalización opuesta de unos cuanto. Ya tenemos dos bandos radicales, justo el escenario previo a la más cruenta historia de España.

Ahora es Falange Española de las JONS la que saca pecho y presenta una querella contra Supergarzón por su decisión de declararse competente para investigar las desapariciones durante la Guerra Civil y el franquismo.

La querella por prevaricación ha sido admitida por la sala de lo penal del Alto Tribunal, y es la tercera, antes fueron el sindicato ultraderechista Manos Limpias y la asociación Libertad e Identidad.

La radicalidad siempre existe, incluso en las democracias más estables, pero es precísamente en éstas dónde no triunfa, porque cada uno puede pensar libremente sin ser atacado o criticado por ello, cada opinión merece un respeto, y cada opinión tiene su matiz. Sin embargo, cuando se trata de imponer un criterio y se utliza el "o estás conmigo o contra mi", deja de haber opiniones libres, ya que obligas a elegir entre el blanco o el negro, desapareciendo la escala de grises.

Por suerte hoy no es ayer, y no es ni tan siquiera la milésima parte de lo que se vivía en la década de los 30, pero si seguimos eliminando la escala de grises, al final nos reduciremos a dos bandos, los malos y buenos, los buenos y los malos, según en el que te toque jugar.

Y todo por desenterrar un odio que siempre debió permanecer enterrado...

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