viernes, 23 de julio de 2010

¿Fair Play o competitividad?

Hoy pienso que dicen que entre la mala educación y la timidez hay una delgada línea fácil de traspasar. Cuando una persona no saluda al entrar a un sitio ¿es mal educada o es que simplemente es tímida?

Con esto de la deportividad pasa un poco lo mismo. ¿Cuándo se es competitivo o profesional y cuándo un marrullero?

Hay deportes donde la picaresca está mejor vista e incluso forma parte del juego. En 1986 Maradona metió un gol con la mano que ha pasado a los Anales de la historia como "la mano de Dios", cuando en realidad no deja de ser la marrullería de un jugador que engaña al árbitro consiguiendo con ello batir al equipo rival.

En otros deportes, como el tenis, no hay mucha cabida para las trampas, aunque eso sí, cuando la pelota da en la red y por ello desestabiliza la reacción del contrario, el rival suele disculparse, aunque ni mucho menos renuncia al punto que acaba de conseguir.

¿Alguien se imagina a Tommi Mäkiinen hace doce años parando el coche junto a Carlos Sáinz, para consolarle mientras Luis le decía aquello de "trata de arrancarlo, Carlos" y no continuar hasta que Carlos pudiese seguir y así ganar el Mundial? ¿Acaso alguien insinuó que Tommi fue un mal deportista por no parar?

Kimmi Räikkönen tampoco paró en China cuando Hamilton se quedó atascado en la gravilla, lo que le costó el mundial, por cierto.

En el fútbol el balón se echa fuera cuando un jugador cae lesionado, pero si en un uno contra uno el defensa se resbala, el delantero seguirá y meterá el gol a puerta vacía (salvo que sea Cardeñosa, claro). En este caso, nadie considerará que es un jugador antideportivo, igual que si un jugador se aprovecha de un mal pase del portero, será un delantero pícaro, ambicioso o luchador, pero nunca un mal deportista o un marrullero.

Todo esto viene por la polémica que estos días ha levantado la reacción de Contador el otro día, cuando tras ser atacado en plena rampa por Andy Schleck, éste se equivocó al cambiar de marcha y se le salió la cadena, lo que hizo que Contador, que le seguía a la zaga se escapase y al final le sacase unos cuantos segundos, lo justo para arrebatarle el maillot amarillo.

Hace unos días, Andy Schleck precísamente, sufría una aparatosa caída, y era el propio Contador el que pedía al pelotón que parase la carrera para esperarle.

Contador fue muy criticado e incluso abucheado en el podium por no haberle esperado.

Ayer, fue incluso más llamativo. A falta de 8 kilómetros, en plena subida del Tourmalet, un ataque de Schleck hizo que, como en los mejores tiempos de Indurain y Chiappucci, ambos se quedasen sólos en un duelo fraticida. Los kilómetros pasaban y hubo un momento en que Andy fue consciente de que no sería capaz de vencerle. A partir de ese momento, empezó a gesticular y a hacer aspavientos, demandando a Contador que le diese algún relevo. Debería haber conocido al chuparuedas de Virenque... ése sí que ponía de los nervios a cualquiera...

Contador, en su infinita bondad no quiso atacarle, y no sólo eso, sino que le cedió la etapa.

Sinceramente, no lo entiendo. Contador se está jugando el Tour, ya que está tan sólo a 8 segundos y una caída o un simple mal día puede hacerle perder esa ínfima ventaja que ayer pudo haber incrementado. Sin embargo respeto su actuación, él es así, no quiere líos y me parece bien.

Sin embargo no entiendo la actitud de Schleck, enfadándose el otro día porque Alberto se aprovechó de un fallo propio. Incluso aún siendo un accidente. Es una carrera, profesional, y allí, excepto la trampa y las malas formas, vale todo.

Ayer decía Carlos Sastre, tras ser criticado por atacar después de una caída de Samuel Sánchez que el ciclismo se estaba convirtiendo en una patraña de niñatos. Y en mi opinión, visto lo visto, es así. Digan lo que digan estos franceses, los mismos que aplaudieron el vergonzoso gol con la mano de Henry que les clasificó para el Mundial.

Dicen ahora que Indurain también regaló etapas... sí, pero nunca contra un rival directo y dónde estuviese el Tour en juego. Aún recuerdo aquella etapa que le regaló a Chiapucci, precisamente en el Tourmalet, en 1991, pero cuyo trabajo previo le ayudó a sentenciar a Lemond y a dejar a su rival directo Bugno, a más de 3 minutos. ¿Deportividad? toda, ¿caballerosidad? más, ¿tonterías? las justas.

Y yo me pregunto: en la contrarreloj del sábado, si Contador pinchase... ¿pararía Schleck su bicicleta y esperaría a que Alberto se reincorporase?

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