Hoy pienso que me debo estar haciendo viejo... lo digo porque me doy cuenta de que soy algo cascarrabias y que no me río con algunas cosas que se supone me deberían hacer gracia.
Una de ellas es el famoso Follonero. Hace tiempo que al no entender sus gracietas dejé de verlo, pero el domingo, dio la casualidad de que tenía puesto de fondo su canal, y de pronto allí apareció él, como de costumbre, con su cara jocosa preparando algún lío.
Como estaba haciendo otra cosa, lo dejé de fondo, como si tal cosa, a ver si esta vez me sorprendía. Algo bueno debe tener cuando sigue en la parrilla, pensé para mis adentros.
Y allí estaba él, haciendo las Américas, en pleno New York, un Paco Martínez Soria sin boina... pero con gafas.
Tengo que decir que sigo sin entender el fin del programa. Es decir, tras lograr colarse en una conferencia-desayuno que trataba sobre economía en plena capital oficiosa del mayor país industrial del mundo, su objetivo es ponerse a comer mucho, hacer ruido y sacarse cosas de entre los dientes para... ¿qué? ¿Ver la cara de asombro de los que tenía al lado? ¿Eso es gracioso?
Por suerte no eructó ni expelió ventosidades, o quizás estaba en el guión, pero en ese momento no le salía... lástima, porque tal y como está el share, hubiese aumentado la audiencia.
Recuerdo que dejé de verlo el día que, sentado frente a Otegui, le hizo una entrevista bastante light, al lado de otras que ya había realizado con anterioridad batante más provocativas. Supongo que no es fácil tratar de colarle un gol a alguien que mañana te puede poner una pistola en la nuca... al menos para el Follonero.
Pues sí, en esta actualidad televisiva donde tenemos una princesa del pueblo que confunde el Neolítico con la Edad Media y donde los políticos acuden en masa a un programa de cotilleo a contar su programa este Follonero ha encontrado su sitio.
Curiosamente, leo también que Venezuela le ha vetado la entrada en el país, sabedor de sus andanzas, sin duda. Hugo Chávez no se anda con chiquitas, su obligación como regente de su país salvar al pueblo de gente impresentable como Jordi.
Aquí, mientras tanto, tendremos que seguir aguantando sus impertinencias, es lo que tiene vivir en un Estado democrático de derecho... de momento...
Una de ellas es el famoso Follonero. Hace tiempo que al no entender sus gracietas dejé de verlo, pero el domingo, dio la casualidad de que tenía puesto de fondo su canal, y de pronto allí apareció él, como de costumbre, con su cara jocosa preparando algún lío.
Como estaba haciendo otra cosa, lo dejé de fondo, como si tal cosa, a ver si esta vez me sorprendía. Algo bueno debe tener cuando sigue en la parrilla, pensé para mis adentros.
Y allí estaba él, haciendo las Américas, en pleno New York, un Paco Martínez Soria sin boina... pero con gafas.
Tengo que decir que sigo sin entender el fin del programa. Es decir, tras lograr colarse en una conferencia-desayuno que trataba sobre economía en plena capital oficiosa del mayor país industrial del mundo, su objetivo es ponerse a comer mucho, hacer ruido y sacarse cosas de entre los dientes para... ¿qué? ¿Ver la cara de asombro de los que tenía al lado? ¿Eso es gracioso?
Por suerte no eructó ni expelió ventosidades, o quizás estaba en el guión, pero en ese momento no le salía... lástima, porque tal y como está el share, hubiese aumentado la audiencia.
Recuerdo que dejé de verlo el día que, sentado frente a Otegui, le hizo una entrevista bastante light, al lado de otras que ya había realizado con anterioridad batante más provocativas. Supongo que no es fácil tratar de colarle un gol a alguien que mañana te puede poner una pistola en la nuca... al menos para el Follonero.
Pues sí, en esta actualidad televisiva donde tenemos una princesa del pueblo que confunde el Neolítico con la Edad Media y donde los políticos acuden en masa a un programa de cotilleo a contar su programa este Follonero ha encontrado su sitio.
Curiosamente, leo también que Venezuela le ha vetado la entrada en el país, sabedor de sus andanzas, sin duda. Hugo Chávez no se anda con chiquitas, su obligación como regente de su país salvar al pueblo de gente impresentable como Jordi.
Aquí, mientras tanto, tendremos que seguir aguantando sus impertinencias, es lo que tiene vivir en un Estado democrático de derecho... de momento...
Estoy totalmente de acuerdo, y no sólo me pasa con este tipo...hay veces que me siento de otro lugar, no pillo "la corriente"en fin...
ResponderEliminarJoder, a mí me pasa también. Creo que los programas de entretenimiento han cambiado bastante. Hoy día se percibe en ellos un cierto adoctrinamiento y creo que eso es lo que notamos raro.
ResponderEliminarMe alegro de no ser un bicho raro... o al menos el único bicho raro...
ResponderEliminarPues esta semana se ha metido en una carcel de Phenix donde encierran a espaldas mojadas.
ResponderEliminarSe extraña de que entrar (no estar, sino entrar) ilegalmente en un pais sea delito, les encierren y deporten por ello.
Le extraña que en esa carcel la ropa interior masculina sea rosa, según el sheriff para que no la roben. O incluso reconocerle que es rosa porque no les gusta a los reos.
Le extraña que el mismo personaje llame payaso a Obama, pero tenga una foto con él (tambien con Bush, este si su amigo).
Le extraña que veteranos de guerra vigilen la frontera como voluntarios pero con arma en mano seguros de arrearle un tiro a un mejicano si pasa por ahí.
Le extraña que a todos ellos no le extrañe que el piense que eso es racismo y le respeten su opinión pese a sus burlas. Todo ello sin increparle, ni insultarle, ni llamarle rojo. Ni nada.
¿ha visto lo que tenia ver? Pues antes de irte toma unos calzones rosas serigrafiados con el sheriff y firmados.
¿ah? y que el que te acomaña es un espalda mojada? Mientras no haga nada malo.
Creo que la lección la dieron ellos. Tenian las ideas mas claras, que el follonero.
No monto ningún follón y parecia mas un reportaje de callejeros.
No se, a mi me pareció gracioso.