martes, 22 de marzo de 2011

Viva la libertad!


Hoy pienso que leía el fin de semana la noticia de un portero apuñalado en Motril en la puerta del pub en el que trabajaba y me acordaba de una conversación que tuve hace poco con un amigo que se dedica al mundo del libertino y nocturno ocio.
Me contaba indignado cómo en la discoteca que regenta todas las noches se colaban una pandilla de chicos y chicas con ganas de armar follón, cosa que conseguían con bastante facilidad, lo cual le costaba a mi amigo un disgusto y unas cuantas copas de gratis cada noche, como mal menor, eso sí, ya que en el peor de los casos, la cosa solía acabar en peleas constantes entre estos energúmenos y jóvenes que sólo habían ido a pasar un buen rato.

Tal estaban así las cosas, que dio orden al guardia y a la chica de la puerta de prohibirles la entrada, pensando que la cosa no llegaría a mayores y que buscarían otro lugar dónde liberar sus complejos e instintos más animales.

Sin embargo, estos vándalos, tras llegar y obtener un "hoy no entráis", simplemente cogieron su móvil y llamaron a la policía, para alivio de la propia pareja de la puerta , que temiéndose una respuesta más violenta y canalla pensaron estar así a salvo.

Llegaron a la vez tanto la policía Nacional como los Municipales (ciudad tranquila donde la gente duerme y los polis no tienen mucho trabajo...) y tras escuchar pacientemente los argumentos de mi amigo, que tuvo que dar la cara, y los de estos prendas (éstos con un tono más elevado, amenazante y soez) esos que garantizan la seguridad ciudadana se limitaron a decir que estamos en un país libre y que tenían todo el derecho a entrar. Una de las chicas de esta panda (también hay mujeres chorizas, es lo que tiene la paridad) se acercó a la chiquita de la puerta y le espetó, a voz en grito, un "y tú cuidadito, que un día de estos vengo y te rajo".

Mi amigo sólo pudo cruzarse de brazos, encomendarse a todos los santos que conocía y, por supuesto, invitarles a todas las copas para que, al menos, no le estropeasen la noche... y el local.

Y os preguntaréis ¿Y qué pasa con el famoso "Reservado el derecho de admisión"? Bueno, pues aparte de que en ningún caso se puede negar la entrada a nadie de forma arbitraria (lo cual reduce mucho su posible utilización, ya que es bastante difícil probar la necesidad de una acción preventiva), es obligatorio que en la puerta exista un cartel donde figure dicha reserva y los requisitos que la garantizan.

Lo gracioso es que sin cartel no hay derecho a prohibir a nadie la entrada... y en Andalucía está prohibido el dichoso cartelito... ¿qué mejor forma de restringir un derecho sin abolirlo formalmente?

Conclusión, en este país, podemos gritar Viva la libertad... pero añadiendo...del que no la merece...

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