Una vez allí, se encontró con un ángel que, al verlo tan exaltado, le preguntó con prudencia: "¿qué te ha pasado, buen hombre, para tener el alma tan alterada?"
"Vengo a hablar con Dios. ¿Tú lo conoces? Creo que Dios no es como me habían dicho. Tengo que decirle que no es tan generoso como se cree ni tan piadoso como predican". Le dijo el hombre. "¿Sabes? Yo tenía un hijo. Era dulce, cariñoso, alegre... desde que nació, hace 11 años, hizo que la vida de mi esposa y la mía fuesen maravillosas... Sin embargo, un día, así, sin avisar, se fue. Ha sido Dios el que me lo ha arrebatado y se lo ha llevado con él.
Unos, para consolarme, me dicen que se lo ha llevado al cielo porque era el ángel más bueno y ejemplar de todos cuántos pueden existir y que Dios, al verlo, no pudo resistir la tentación de llevárselo con él. !Menudo consuelo! Si eso es así, Dios es un Ser egoísta, que me ha robado lo que más quería tan sólo para tenerlo a su lado.
Otros me dicen que Dios me debe haber castigado a mi por algo malo que hice... Quizás es cierto que no sea una buena persona y estoy seguro de que nunca he merecido un ángel por hijo, pero por muy mal que me haya portado... !Dios es muy cruel si me castiga de esta forma!"
El ángel lo miró sonriendo piadosamente, esperó unos segundos y le dijo... "Ya sé quién es tu hijo, y llevas toda la razón, efectivamente es el ángel más bueno y alegre de todos los que aquí habitamos, y de hecho es el preferido de Dios.
Dios, sabedor del bien que hace y la felicidad con la que obsequia a los que están a su lado, decidió hacer un regalo a los hombres de la tierra, y así cada cierto tiempo, lo envía con una familia para que disfruten de su alegría. A Dios le encanta su compañía, pero por eso mismo lo envía, para que otros también puedan sentir lo que él siente a su lado. El problema es que al ser un ángel, su bondad e inocencia no le permiten convertirse en un hombre de carne y hueso y por eso, antes de dejar de ser un niño, tiene que volver al cielo".
El hombre, se quedó pensativo y dijo, "vale, es cierto, y no pongo en duda su generosidad, pero sigue siendo una crueldad arrebatármelo de esa forma, quizás sería mejor no haberlo conocido nunca para no amarlo tanto y ahora sentirme tan triste..."
El ángel de nuevo sonrió suavemente y le dijo: "Ese problema lo resolvió Dios hace mucho años, cuando os obsequió con los recuerdos y los sentimientos. Tu ángel siempre estará contigo en tu corazón y ver su cara en tus sueños te servirá para levantarte con una sonrisa cada día y ser feliz junto al resto de personas que te quieren, porque lo que nunca nadie te podrá arrebatar son los años a su lado y porque te dejó un legado que no puedes desperdiciar. Seguro que pronto lo descubrirás".
Entonces el padre, de repente, se acordó una pequeña planta que su pequeño guardaba en el cuarto y se dio cuenta que de por tanto llorar y lamentarse, se había olvidado de regar esa pequeña plantita que con tanto mimo cuidaba su niño... entonces recordó que cuando venía de mal humor y cansado del trabajo, se encontraba a su pequeño ángel en casa siempre con una sonrisa... y entonces todo se curaba".
El hombre, con lágrimas en los ojos le dijo al ángel: "¿Querrás decirle a Dios de mi parte que me perdone por pensar que era egoísta y cruel? Dale las gracias por el regalo que me ha dado y dile que estas lágrimas son de alegría, porque cada vez que recuerdo la carita de mi ángel siento su sonrisa haciéndome cosquillas en el corazón".
Dedicado a Jorge, al que nunca conocí, pero cuya sonrisa me cautivó cuando lo veía cada día, con su pelo rapado al cero, subir por la calle junto a su madre. Un día con muletas y otros con mascarilla... pero siempre, siempre con esa cara de ilusión que me contagiaba al instante.
El corazón en un puño, maldita sea nene, que no nos pase nunca, que no nos pase.
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