miércoles, 25 de enero de 2012

¿Estaré arruinando su vida?

Hoy pienso que el sábado pasado charlábamos unos amigos sobre la vida, tratando de arreglar el mundo, y hallandosoluciones para todos los problemas, cuando inevitablementesalió el tema de los hijos. Ya sabéis eso que dicen por ahí de que todos los hombres llevamos un entrenador de fútbol dentro... pues yo añadiría que también todos llevamos al mejor padre dentro también.

Y es que estoy acostumbrado a las sempiternas conversaciones, que se han debido suceder generación tras generación, en la que hablamos de lo mal educadas que están las nuevas promociones infantiles, del poco nivel educativo e intelectual que encontramos en los adolescentes y de cómo nosotros estamos educando a nuestros hijos de la mejor forma posible, siendo estrictos pero flexibles y haciendo realidad la utopía de conseguir ser padre y a la vez el mejor amigo de tu hijo, demostrando que la cuadratura del círculo es posible.

De pronto, cuando surgió el tema y todo indicaba que derivaría por esos cauces habituales, uno de mis amigos dijo algo que me hizo pensar: "Yo no sé si la forma en que hoy estoy educando a mi hija le hará bien dentro de 20 años". 

Él se refería al hecho de que en el mundo actual, los valores, en muchos casos, se confunden : La valentía no es temeridad, la originalidad no es irreverencia y el desparpajo no es insolencia. Te aconsejan que rompas reglas para poder llegar donde quieres e idolatran a aquellos que faltan al respeto a personas o instituciones apreciando su atrevimiento y descaro. 

De esta forma es como enseñas a tu hijo a ser obediente, trabajador, paciente pero constante y bajo el principio básico de que las cosas cuánto más cuestan más se saborean... Luego tu niño se va a la cama después de lavarse los dientes y darte un beso de buenas noches y tú te desparramas en el sillón con una mueca de orgullo en la cara, pensando que tienes un sol por hijo y que el futuro es suyo, porque todo lo hace bien, "de mayor podrá ser lo que quiera y triunfará", pienso orgulloso.

Entonces enciendes la tele y ves a una tal Belén Esteban, rebautizada como "la princesa del pueblo"... y piensas, "no, esto es una excepción"... Pero pones las noticias y ves a un príncipe que besó a la princesa del cuento,  pero no se conformó con ir vestido de azul, y quiso más y más, pero cogiendo el atajo que utilizó el lobo con Caperucita. 


Sigues zappeando y ves a cuatro chavales que se pitorrean de un Juez, de unos padres y de toda España después de haber cometido uno de los crímenes más abominables que puede perpetrar un ser humano... y se ríen y hasta se ponen chulos delante de la cámara... y ahí está la madre de uno de ellos ganando dinero  en la tele por contar su historia.... 


No puede ser, piensas, mientras observas al hijo de una tonallidera, autodefiniéndose como un chico simpático cuya mayor virtud es la de gustarle la noche, "pero soy buena gente, pisha!" y ahí está sentado en un trono con forma de corona, ganándose los cuartos en horario de Prime Time... y entonces me acuerdo de aquel otro al que la noche le confundía... ¿seguirá haciendo bolos por las discotecas de España?

Ya ha amanecido y es la hora de despertar a mi retoño, le subo la persiana y aún con los ojos cerrados me dice gimoteando que quiere seguir durmiendo en lugar de ir al cole...

Le digo que ir al colegio es su obligación y que, si no se levanta ya, va a llegar tarde. Me doy la vuelta, mientras se despereza, y al llegar la puerta, lo miro y pienso: "¿Estaré arruinando su vida?"


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