Hoy pienso que soy un observador frustrado. Me refiero a que me gusta observar y escuchar. El problema es que al final, aunque no me lo proponga, acabo tomando partido y participando. Mal corresponsal de guerra sería yo, eso seguro.
Es curioso lo que George Lakoff denunciaba en su libro “No pienses en un elefante”. Para él los Republicanos eran unos genios del marketing y la comunicación y animaba a los Demócratas a seguir su ejemplo y aprender a vender la moto, aún cuando no arrancase.
Igual ocurre en otros ámbitos. Los musulmanes exigen respeto a sus creencias amenazando con matar a aquel que no lo haga. Dicho así suena muy fuerte, pero el caso es que funciona, hasta el punto de que el Presidente Norteamericano salió hace poco criticando a los autores de una película en la que no dejaban a Mahoma muy bien parado. Hace unos años, yo no vi a ningún Presidente criticar “La última tentación de Cristo”, y creo que a los católicos tampoco les hizo mucha gracia…
En España tenemos casos similares. Estos días, la moda es el independentismo catalán. Aprovechando el tirón, en TV3 emitieron un reportaje en el que un escritor cogía una pistola y, como gracieta, se ponía a disparar a distintas caricaturas como las del Rey o la de un conocido periodista de El Mundo, explicando, según la gravedad de sus “delitos”,si merecían morir o "sólo" recibir un par de tiros. Cuando lo leí, lo primero que me vino a la mente fue: ¿Alguien se imagina si esto mismo lo hubiese hecho, por ejemplo, Sánchez Dragó en la 2 de televisión? Pues imaginad, imaginad…
Ya sabéis, uno puede manifestarse en la calle sin autorización previa, quemar contenedores y destrozar los coches que pille a su paso, pero !ay del policía fascista y autoritario que ose utilizar su porra contra uno de ellos…!
Anoche yo tuve una situación algo kafkiana precisamente con el tema catalán. Un comentario sin mala intención y lleno de humor que escribe una amiga en el Facebook y varias respuestas de su prima, catalana independentista (hija de jienenses, por cierto). Esas respuestas llevaban un claro tinte despectivo y altanero hacia el andalú.
Al verlo, no pude evitarlo, lo siento, pero mi ironía se vistió mordaz, educada (eso siempre) pero inundada de sarcasmo, y mi contestación apareció como un tsunami en un desierto al que no se le espera.
El caso es que lo curioso del asunto fue la reacción de alguna amiga, la cual me reprochó en privado mi comentario, porque le podía haber sentado mal y !quién sabe si hasta enfadado!. “Pero ella os faltó al respeto a vosotras”, les comenté. “Sí, pero nosotros ya la conocemos, ella es así” Fue su contestación, “además, no tenemos ganas de peleas ni historias, dejemos las cosas estar”.
El caso es que me fui a la cama dándole vueltas al tema. Imagino que así es la vida. Una persona puede ser peyorativa con otros, mostrarse altiva y hasta despótica, pero ojo con hacerle sentir mal, no vaya a ser que se moleste y rompa la paz y armonía existente… Deja a los musulmanes extremistas tranquilos, dale a los catalanes lo que pidan, sea o no justo, deja que los Etarras gobiernen si así no matan (de momento...) y por supuesto, deja que tu vecino ponga la basura en tu descansillo, no se vaya a enfadar…
Si Don Quijote levantara la cabeza, no daría abasto con tanto gigante, mientras tanto, algunos nos pasamos el día dándonos de bruces contra tanto molino de viento…
No se puede negar, han realizado un excelso trabajo con nuestra educación. Poca gente se salva del "sillonismo". El espíritu de defensa de los ideales propios, y hasta la propia dignidad quedan sepultadas por el "no vayamos a molestarlos y así os dejan en paz". Eso le viene genial a los políticos, lo malo es que ha afectado muchas otra parcelas. Pues yo si tengo amor propio y pienso respetarme como persona y ciudadano.
ResponderEliminarPD: buena reflexion
Es a lo que nos lleva el "buenismo" de este país y de esta sociedad.....simplemente lamentable..
ResponderEliminar"Sillonismo", me gusta la expresión...
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