sábado, 30 de mayo de 2020

Despertar del sueño de Peter Pan


"Si Peter Pan viniera a buscarme una noche azul,
que me sorprenda a oscuras, por favor que no dé la luz.
no vaya a descubrir que suelo mentir
cuando juro ser aún ese niño"
Ismael Serrano



Te recomiendo que escuches la canción mientras lees el post

Hoy pienso que a Felipe González le costó despertar de ese sueño perfecto en que uno se encuentra cuando, como dice el sabio refranero, los toros se ven desde la barrera. Cuatro años de gobierno necesitó para dejar a Peter Pan en el paraíso infantil de Nunca Jamás y pasar del "OTAN, de entrada NO" al "necesitamos permanecer en la OTAN por la cuenta que nos trae". Ese día, Felipe miró a cielo y dejó que Isidoro regresase sólo y ufano a Neverland, "lo siento, Isidoro, gobernar es esto".

"Gobernar es esto", la misma escueta frase que le envió por SMS a Zapatero cuando en 2011 éste pasó por el trance de anunciar en el Congreso los recortes impuestos por Europa y que iban en contra de todas sus palabras y creencias. Siete años y una crisis de caballo le costó a ZP abandonar a Campanilla y sus polvos mágicos. 

Algo más le costó a Neville Chamberlain, el primer Ministro inglés allá por finales de los años 30 cuando tras volver de Munich y pensando que había salvado al mundo de una nueva gran guerra, a cambio de regalarle a Hitler sus primeras exigencias, se encontró de bruces con el gruñón de Churchill quien le espetó en sus morros: “Se te ofreció poder elegir entre la deshonra y la guerra y elegiste la deshonra, pero también tendrás la guerra". No fue entonces cuando se quitó el traje verde, prefirió esperar a ver cumplida la profecía de Churchill y sólo al verse superado por la responsabilidad de liderar a su país, pensó para sus adentros "Wendy, ayúdame".

Y llegamos a hoy, todavía resacosos por la funesta noticia de que Nissan va a cerrar su fábrica en Barcelona. Tanto va el cántaro a la fuente... que al final el sueño se rompe, esta vez el de la alcaldesa Colau, aquella que hace tan sólo tres años y siendo ya alcaldesa, se autodefinía como "revolucionaria y antisistema". Hoy en cambio pide, suplica y ruega a los nipones que no echen el cerrojo... la veo hasta en disposición de cantarles unas sevillanas con acento payés, "no te vayas todavía, no te vayas por favor..." Pero claro, es lo que tiene creerse tus propios sueños, hace tan sólo un mes, cuando todos ya éramos conscientes de la que se nos venía encima y del importante papel que van a jugar las empresas en la reactivación de la economía, su teniente de alcalde, Janet Sanz pidió "evitar la reactivación de las fábricas de los coches tras la pandemia".

Como le pasó a Zapatero y a Chamberlain, puede que Ada Colau ya llegue demasiado tarde al cuarto de Wendy para encender la luz, el tiempo dirá, aunque no ayuda el hecho de que grandes referentes catalanes como Gabriel Rufián, se pongan a reflexionar y se pregunten en público y sin rubor si la solución a todos los problemas no sería nacionalizar la fábrica japonesa... y en un momento de esos de "¿que no? espera, sujetame el cubata" el Rufián se viene arriba y suelta la palabra que tanto gustaba al mandatario Chavez: la expropiación.

Íñigo Errrejón, que andaba tan guapo calladito, le da la razón y también defiende la nacionalización. Entonces, estalla la tormenta perfecta, Iglesias lo escucha y piensa "¿a que todavía me roban a Campanilla?" y también sale susurrando (ahora le ha dado por hablar así) la posible nacionalización.

Prefiero no preguntarle a ninguno de ellos cómo harían para sostener las gruesas inversiones necesarias para ser mínimamente competitivos en un mercado tan concentrado e internacional. Puede que me hablasen de imponer políticas arancelarias salvajes y vender nuestros flamantes coches por debajo del valor del mercado. Quizás incluso llamasen a Eduardo Garzón, otro reputado economista, para que me explique la fórmula mágica: ¡fabricar una máquina de hacer billetes!. Sentiría decirle entonces que no es el primero que lo piensa, mi hija siempre me lo decía cuando tenía cuatro años, por cierto, ahora ya no lo hace, dejó de hacerlo cuando cumplió los nueve...

Volver a la peseta, al Seat Seiscientos y a la autarquía... ¡ahora empiezo a entender esa obsesión por desenterrar a Franco!

Por eso, cuando Peter Pan decía a sus amigos, aquello de que "en el mismo momento en que dudes de que eres capaz de volar, ya no podrás hacerlo nunca más", Wendy entró en su cuarto, se metió en la cama y pensó, "Volar estuvo bien, pero ya es momento de poner los pies en la tierra”.


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