domingo, 2 de octubre de 2011

La letra escarlata de Marta

"Quien comete un error y no lo corrige comete otro aún mayor"
Confucio

Hoy pienso que el 26 de enero de este año escribía un post en el que jugando con un paralelismo entre Dreyfus y Marta Domínguez (http://picapino.blogspot.com/2011/01/yo-acuso.html)

Estaba harto de oir eso de "cuando el río suena...", hastiado de ver cómo la reputación de una de las mejores atletas españolas de todos los tiempos se iba al garete en cuestión de horas.

Por suerte algunos siempre la creyeron y la apoyaron, y no hablo de mi, pobre mortal, sino de personas que podían dar la cara y ayudarla con su apoyo institucional y mediático, tales como Esperanza Aquirre y Pedro J. Ramírez. Meritorio sobre todo lo de Esperancita, ya que un político se juega mucho cuando decide dar un paso al frente y apoyar a alguien a quien los inquisidores ya han tratado de tatuarle la letra escarlata.

Me hace gracia leer ahora el comentario que dejaba Pedro Juárez en mi post de aquel día, y que no puedo resistirme a reproducir:
"O sea, que tú también andas en plan paranoico. Con tal de atacar a Zapatero vale todo, hasta arropar a los delincuentes y presumir que las fuerzas del Estado y los jueces son unos mercenarios. Esa mujer desvaría y se ha metido en un jardín del que va a salir muy mal, a tenor de lo que dice la instrucción. Ha tardado dos meses en dar la cara. Una indecencia".

Os recomiendo que leáis todos los comentarios a mi post, ya que aparte de los comentarios "paranoicos" entonces, pero acertados hoy, de George Smiley, también un amigo anónimo ha ido actualizando concienzudamente desde entonces todas las pesquisas de la investigación.

A día de hoy, Marta se prepara para las Olimpiadas, su nombre está limpio, aunque la letra escarlata le seguirá escociendo un poco... y mientras tanto, siguen saliendo a la luz los datos de una investigación sospechosamente errónea, llena de fiascos y a la que habría que buscar responsables y por qué no, también culpables.

Escuchas telefónicas ilegales, suposiciones basadas en meros rumores, interpretaciones de frases auténticamente kafkianas, controles de carretera expresamente montados para registrar coches de atletas porque no contaban con órdenes de registros, sustancias que aparecen por sorpresa en botes que no existían, manipulaciones de pruebas...

Y por si esto fuera poco, añadimos como toque final las filtraciones de la investigación al medio de siempre, El País, siendo llamativo que en algunos casos incluso informaban de los movimientos de la Guardia Civil antes de que se produjesen...

Lo de este panfleto es de traca. Estos días en que sale a la luz que la Juez ha pedido investigar a la Guardia Civil por su irregular actuación en el caso, El País permanece calladito y agazapado, aunque casi es mejor que siga así, porque jamás reconocerán su error, ya que seguramente, no hubo tal, sino que desde el principio todo estuvo planeado.

Sólo así me explico la última referencia que este panfleto hizo de nuestra querida Marta, y que tuvo lugar en julio, y no fue para pedirle disculpas públicas precisamente, sino que, aunque ya había sido declarada inocente por un juez, le dedicaron un artículo con perlas como estas:

"Marta Domínguez tuvo ayer una oportunidad preciosa para despejar todas las dudas sobre si alguna vez ha recurrido a sustancias dopantes para mejorar su rendimiento (...) prefirió enrocarse y renunció a aclarar algunos de los aspectos más oscuros del caso, esos que llevaron a la juez a asegurar en un auto que hay "sospechas de que Marta Domínguez fuera considerada consumidora de sustancias prohibidas".

"Marta Domínguez solo convenció a los entregados de antemano".

"Por eso, aunque ha sido exculpada, eso no significa que la campeona no se haya dopado".

Ni siquiera voy a entrar a calificar este artículo, pero parece salido de la pluma del propio Tomás de Torquemada, ya que toda la actuación es propia de la Santa Inquisición. Buscar un culpable de un delito que inventamos, hacerlo público para que todo el mundo lo sepa, juzgarla, condenarla y vanaglorianos después de nuestro gran trabajo, gracias al cual salvamos a los ciudadanos del mal que nos rodea.

Sin embargo, hoy existe un componente que entonces no conocían, la Justicia. Y que a veces, hasta funciona, como en este caso. Pero aún así, ellos también improvisan, y aplican el manido "sostenella y no enmendalla", porque por mucho que rasque y rasque, la letra escarlata seguirá en su pecho...

Puede que sea un paranóico, pero desde luego una cosa está clara: se cometió una injusticia con una gran atleta y todos aquellos que le dieron la espalda hoy deberían aprender de aquello y pedirle disculpas. Pero además, habría que aclarar si detrás de esa injusticia había algo más, social o político, y si fue así, que tiene toda la pinta, señalar con el dedo, ahora sí, a los culpables y hacerles pagar por ello.

Yo mientras tanto sigo esperando a que el tal Pedro Juárez me deje un comentario...

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