lunes, 30 de septiembre de 2013

El derecho fundamental a decidir

Hoy pienso que si Dan Draper, el protagonista de Mad Men, se diese una vuelta por la Catalunya nacionalista, se sentiría abrumado por todo el ingenio que por allí abunda. No es ya el victimismo llorón de sus líderes ni son esos remiendos en los libros de historia a gusto de su consumición, es mucho más, es una forma de vida en el que la propaganda es su sustento y en la que Goebbels lloraría de orgullo y emoción.

El otro día me decía un compañero de trabajo vasco, bastante sensato la mayoría de los ratos, que él no era nacionalista, por supuesto que no, que incluso las pasadas elecciones votó al PP (sigo dándole vueltas a la relación entre una cosa y otra) pero que también entendía a los catalanes y su sempiterna reivindicación, porque todos tenemos "derecho a elegir".

En aquel momento sólo acerté a reprocharle la palabra "catalanes"  que había utilizado, ya que eso  implica dar por hecho que el 100% de los catalanes eran independentistas, y eso es mucho suponer,"yo que tú les preguntaría uno por uno, al fin y al cabo es su derecho...", le dije mientras le daba un sorbo al café. Creo que no me entendió.

Lo cierto es que esa frase, como todas estas que hablan de libertad, paz y amor (y plus pal salón) suenan muy bien y venden mejor.

Yo, que como buen tauro, soy testarudo y me gusta darle las vueltas a las cosas. Tras aquel café me fui pensando en el dichoso "logo". Inspiras, miras al infinito y tratas de sacar el mejor Constantino Romero  que llevas dentro, para exclamar, "Derecho a decidir". Es entonces cuando uno puede llegar a creerse George Washington (Juan Bravo quedaría demasiado cañí) y reescribir su propia Carta de Derechos Fundamentales.

Y es que esto del derecho a decidir suena simple, bonito y eficaz. Que cada uno decida, se vota y ya está y si sale que independencia, pues que se independicen, al fin y al cabo es su tierra y su casa.

Pongámonos por un momento en esa situación. Imaginemos que "Cataluña" se sale con la suya, y tienen su anhelada votación para independizarse... Eso sí, no para independizarse a cualquier precio, porque como bien sabéis, ellos ponen las condiciones, es decir, que su "derecho a decidir" incluye el qué y el cómo. Utilizando el ejemplo que un día usaba mi cuñado. Si un hijo cree llegada la hora de independizarse de sus padres (hoy día raro raro raro... Todo sea dicho) no sólo diría que se va, sino que sería él quien estableciese los derechos a los 5 tupper semanales de Mamá, lavandería fija y quizás hasta una paga mensual. El derecho a decidir a la carta es lo que tiene...

Pero volviendo a la hipótesis del referéndum... Imaginemos que gana el sí a la independencia en general, pero sin embargo, en Sardañola del Vallés, el 99% de sus habitantes han votado que quieren seguir siendo españoles. Su derecho a decidir también habría que tenerlo en cuenta, y por tanto ellos deberían quedarse en esta nuestra España, ¿no? Al final iba a quedar un mapa raro, pero todo sea por el derecho a decidir...

Ahora sigamos imaginando... ¿Y si mis amigos los Cartageneros vuelven a sus pretensiones ancestrales y deciden por ellos mismos hacerse Cantón? Su derecho a decidir les legitima...

Pero supongamos que en Palencia les da por pensar a la mayoría que los impuestos son muy altos, y que deciden por sufragio universal, directo y secreto eliminar el IRPF de sus vidas. Claro, podrían decir, es nuestro "derecho a decidir", en un país donde la democracia y la libertad debe ser lo más importante. Lo siento, Sr. Montoro, rehaga sus cuentas, que nosotros no pagamos más.

Quizás en Linares podrían decidir conducir por la izquierda, muy ingleses ellos. Y en Toro hacer su propia reforma de Pensiones, ahora que la cosa anda tan apretada.... Todo sea por garantizar el derecho fundamental a decidir...

Nos queda pues, ver en el próximo partido Barça - Real Madrid a Messi coger el balón con la mano, acercarse lentamente a la portería y meter un gol... Y si el árbitro pita mano y anula el gol, los culés, indignados podrían decirle a gritos, "justo antes del partido, hemos decidido en el vestuario, por mayoría absoluta, que Messi podía meter el gol con la mano... ¡Es nuestro a derecho a decidir!"

Sólo espero que no lean esto mi vecina del quinto, no vaya a ser que decida someter a votación en la próxima junta, que sea obligatorio tender la ropa en el balcón de la calle, como símbolo de identidad vecinal...


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