viernes, 30 de noviembre de 2012

Para una persona FELIZ

Hoy pienso que hay muchos tipos de personas.

Las hay buenas, malas, crueles, optimistas, tristes por naturaleza, miserables, y algunas hasta indescriptibles.

Yo conozco una persona FELIZ, Mercedes.

Una chica española, que vive en Londres, tan contenta con su trabajo y que por culpa de esa miserable lotería llamada cáncer, tiene que dejarlo todo y volver a España.

SIn embargo, se repone, sin abandonar nunca su sonrisa ni la melodía que siempre le acompaña sobre sus pasos de baile.

Sin embargo, un día, unas personas, de las buenas no, de las otras, deciden entrar en su casa sin permiso y arrebatarle todo, lo económico, lo tangible y también lo intangible, esas pequeñas cosas que van construyendo tus recuerdos y que al perderse, con ellas se aleja parte de tu alma.

Esa mañana, va a trabajar, como de costumbre, porque ella no es de quedarse en casa gustándose en sus propios lamentos. Y allí, en la mesa de su despacho, mientras atiende a un señor extranjero, recibe una llamada de la policía para informarle de que poco más pueden hacer por su caso que levantar el inane expediente.

Su sonrisa, por un instante, la abandona y son las lágrimas las que se convierten en su mejor cómplice en ese amargo momento.

El hombre extranjero, no exige, no se indigna. Al contrario, le pide que le cuente qué le sucede y ella le cuenta toda la historia, el robo, la indefensión y la sensación de impotencia.

Aquel hombre se va... vuelve a su país, pero la imagen de aquellas lágrimas borrando una dulce sonrisa se ha quedado tatuada en su retina y decide hacer algo, ayudarla de alguna forma. Sin embargo no tiene sus datos, no la conocía de nada, tan sólo el sitio donde trabajaba.

Nuestro amigo escribe al director del complejo donde mi amiga trabaja y le explica lo sucedido, y le ruega que le facilite algún teléfono o mail donde ponerse en contacto con ella para poder ayudarle económicamente y así poder empezar de nuevo.

La respuesta del director no se hizo esperar. Indignado por el comportamiento de la trabajadora, solicita su despido inmediato por distraer a los clientes con asuntos personales.

Bueno, en esta historia hay personas de todo tipo, como en la vida, personas crueles, pérfidas e insensibles, pero también las hay bondadosas, compasivas y algunas hasta honestas.

Y luego... luego están esas personas especiales, que por mucho que la vida trate de ensombrecer su mirada, siempre les queda un resquicio de fuerza para regalarnos su algazara y hacernos la nuestra más fácil.

Yo soy de los egoístas, y por eso quiero que Mercedes me siga obsequiando con su felicidad, porque esa felicidad significa fortaleza, valor, tenacidad y energía, sabiendo inventar una bonita coreografía para cada circunstancia de la vida. 

Así que Mercedes, para poder contagiarme un poquito de todo eso que tienes... por favor, no dejes nunca de hacer Adagios a la vida!

jueves, 8 de noviembre de 2012

Con la democracia no se juega

Hoy pienso que por fin las elecciones norteamericanas han terminado.

Para bien o para mal, Obama tendrá otros 4 años para tratar de mejorar su país y de paso, si lo consigue, que también se note al otro lado del charco.

Estas elecciones me han recordado a mis tiempos en aquel país. Y es que, como en otras muchas cosas, esos chicos de USA son muy diferentes a nosotros.

Para empezar allí los de izquierdas son los azules y los de derechas los rojos, un cambio de colores que puede dar lugar a confusión, imagináos a Sabina por las calles de New York exhibiendo su rojo pasión... la cara que se le iba a quedar cuando Mitt Romney lo llamase para cantar en uno de sus mítines...

Igual ocurre con los liberales. Allí un liberal es lo que aquí entendemos por un progresista... esto deberían conocerlo muchos traductores que se dedican a doblar pelis al castellano y que suelen mantener la palabra literalmente, deformando todo el sentido de la frase. Volviendo al ejemplo de antes, Sabina, por las calles de New York tendría que cantar "Yo soy liberal, liberal, liberal" sin miedo a que le saliesen sarpullidos.

Estas elecciones me han traído a la mente mi paso por allí, ya que aún recuerdo cuando formé parte de una campaña electoral, las elecciones a alcalde de la ciudad en que vivía, aunque ni tan siquiera me acuerdo del nombre del candidato para el que trabajé. No fue iniciativa mía, lo reconozco, sino que uno de los deberes que nos ponían en el Instituto era formar parte, como voluntario, de cualquier partido durante la campaña electoral, de forma que todo adolescente conociese el funcionamiento de la democracia, principio esencial para entender su valor y fundamento.

A mi me tocó apoyar a los demócratas, y ni corto ni perezoso allí estuve, en una de sus sedes, varias tardes, en una sala llena de teléfonos, con mis páginas amarillas, llamando uno por uno a los ciudadanos de la ciudad de Toledo (ojo, ciudad de Ohio, no confundir con la capital de Castilla-La Mancha) y preguntando si necesitaban transporte para acudir a las urnas, en cuyo caso, estaríamos dispuestos a recogerlos y llevarlos. Era una forma de hacer campaña, pero también de fomentar la participación y, por supuesto, de ayudar al ciudadano.

Recuerdo también que perdimos las elecciones, y al día siguiente, haciéndole un guiño, le pregunté a un compañero, que conocía personalmente a nuestro candidato,  que cómo estaba nuestro "alcalde", refiriéndome a nuestro derrotado candidato. Él me miró extrañado y me dijo "No lo conozco, pero seguro que se siente orgulloso de ser alcalde, y será un buen alcalde". Fue una buena lección que muchos deberíamos aprender por aquí.

Ayer cuando vi a Mitt Romney felicitar a Obama me acordé de aquella situación, igual que al verlo decir God bless America y contemplar a todo el mundo ponerse en pie al sonar el himno de su nación, traté de imaginar esa estampa en esta nuestra España. ¿Un Rubalcaba reconociendo su derrota, sin excusas o interpretaciones favorables de los resultados, diciendo que rezará para que la suerte acompañe al Presidente y finalmente gritar !Viva España!, segundos antes de escuchar, impertérrito, el himno español? Y justo cuando estaba imaginando la escena, aparece en la televisión nuestro Rubalcaba sacando pecho ante unas elecciones a miles de kilómetros y haciendo suyo el triunfo, afirmando que "la victoria de Obama es buena para el socialismo". Sinceramente, lo de este hombre no sé si es ignorancia supina o demagogia oportunista. Quizás debería leer más a Churchill, quien afirmaba que "la democracia es la necesidad de inclinarse de cuando en cuando ante la opinión de los demás", aunque claro, para Rubalcaba, seguramente el gruñón de Churchill era un ultraderechista redomado.


Y así es, en aquel país, desde que son chiquititos les enseñan lo que es democracia, en el Instituto estudian una asignatura llamada Gobierno, conocen y estudian sus Instituciones Públicas, como prácticas les obligan a colaborar en las campañas electorales y como ejemplo contemplan cómo un derrotado candidato, reconoce y respeta, desde el primer día, al elegido Presidente.

Bueno, ya lo dijo el escritor Chesterton, que por cierto, como Churchill, también  era inglés, no americano: "No puedes hacer una revolución para tener la democracia. Debes tener la democracia para hacer una revolución" quizás por eso en ese país, para algunos tan denostado, pueden presumir de tener una única Constitución desde 1787 y de saber que la democracia es algo innegociable, ni siquiera por movimientos caóticos y absurdos en las plazas de los pueblos o por profetas que asaltan supermercados...