Hoy pienso que hace unos días asistíamos al histórico "desarme" de ETA.
120 pistolas, 3 toneladas de explosivos y un montón de detonadores ha servido para escenificar el final feliz de una banda asesina. Curioso que las 120 pistolas entregadas eran de primera mano, aún sin utilizar ni manipular y sin huellas asesinas. Un desarme algo edulcorado para acabar con más de 40 años de asesinatos, muchos sin esclarecer aún.
Es entonces cuando me vienen a la mente las palabras de Gerardo Iglesias, fundador de Izquierda Unida: "Es una exigencia democrática y de justicia recuperar la memoria de todas las víctimas y reponer sus
derechos, reparar la injusticia y lo que es todavía es más importante:
juzgar sus crímenes. No se puede olvidar un período tan
trágico de nuestra historia si lo que se quiere es construir un futuro
de progreso".
Y no puedo evitar acordarme de nuestro querido Juez Garzón, cuando decía aquello de que "toda ley de amnistía que busca encubrir un crimen de lesa humanidad es inválida ante la ley”.
Y por supuesto nuestro Pablito Iglesias y su manido lema "Memoria, dignidad y justicia" que ha repetido hasta la saciedad...
Sin embargo, ninguno de estas grandes reflexiones hace referencia a una banda terrorista que ha matado salvajemente y de la forma más cobarde y vil posible, con tiros en la nuca, bombas indiscriminadas, secuestros inhumanos y amenazas de muerte en muchos casos cumplidas. Porque esto no era ni es una guerra, aquí sólo mataba un bando, aquí los asesinos mataban y personas inocentes morían, a veces niños, a veces conductores, a veces catedráticos, a veces concejales, a veces guardias civiles... pero siempre por la espalda o con un detonador a lo lejos.
Y después de haber desempolvado una guerra cruenta que tuvo lugar hace 80 años y hacer supurar una herida que los sabios de la Transición se encargaron de sanar y que empezaba a estar cicatrizada, -porque aquello, queramos o no, sí fue una guerra-, aquellos mismos que se niegan al olvido y exigen con vehemencia la condena de aquellos actos y su reparación, esos mismos, hoy apelan al olvido y a la comprensión, porque dice nuestro Coletas que el terrorismo de ETA ha causado un “enorme dolor” en España, pero que tiene “explicaciones políticas” y que es necesario comprenderlas para poder “avanzar hacia soluciones democráticas”.
Y aquí termina este cuento, entre olvidos y risas, aquí paz y después gloria, que ya si eso, las disculpas, las condenas y el arrepentiemiento las seguimos dejando para la Memoria Histórica...