miércoles, 29 de junio de 2016

La herencia inventada de la Memoria Histórica

Hoy pienso que hoy se debate en el Pleno del Ayuntamiento la retirada de distinciones y títulos a dos personas junto con distintas entidades a propuesta del Comisionado de Memoria Histórica de dicho Ayuntamiento. 

Una vez más vuelvo a sorprenderme de la capacidad de unos cuantos, no  tanto de reabrir heridas ya cicatrizadas, como de herir con nuevos cuchillos y llamarlas viejas heridas. 

Hablamos de segundas, terceras y hasta cuartas generaciones de aquellos que sufrieron la maldita Guerra Civil española, y sin embargo, se empeñan en seguir sacando historias que, como en toda guerra, son crueles, por supuesto, pero que, por desgracia, ocurrieron en ambos bandos, porque en las guerras no todos son indios  o vaqueros, ni malos y buenos y ni lo que antes era todo blanco ahora es negro, ni lo que entonces era todo negro ahora es todo blanco. 

Particularmente me ha llamado la atención que este Comisionado proponga, entre otras cosas, retirar el título de hijo predilecto de Madrid al General  José Moscardó Ituarte, bajo el liviano argumento de ser un “militar que participó en la sublevación militar”.

Quizás, alguien debería también escribir, junto a esa vaga referencia que José Moscardó combatió con tan sólo 18 años en la guerra de Filipinas, que al regresar continuó sus estudios como militar y que estuvo destinado también en Africa, siendo ascendido a Comandante con tan sólo 35 años.

Cuando estalló la Guerra Civil estaba al frente del Alcázar de Toledo, del lado de los sublevados (el mando bueno durante 60 años y ahora el bando malo) de forma que no sólo no se puso a disposición del Gobierno Republicano sino que se encerró en el Alcázar con 1250 soldados, cerca de 600 civiles (la mayoría mujeres y niños) y prácticamente todo el material militar de la fábrica de armas de Toledo.

El asedio por parte del bando republicano (el bando malo durante 70 años y ahora el bando bueno) fue intenso, con bombardeos, tiroteos y escasez de agua y comida, nada fuera de la implacable normalidad de una guerra. 

Sin embargo, el Comisionado quizás no haya leído la parte de la historia de aquel asedio en la que el Jefe de las milicias llamó por teléfono al entonces Comandante Moscardó diciéndole que habían apresado a su hijo Luis, amenazándole con matarle si no se rendía. Como padre que era pidió hablar con él por teléfono, aprovechó así para despedirse de él y seguidamente le dijo al Jefe de las milicias: "puede ahorrarse el plazo que me ha dado y fusilar a mi hijo, el Alcázar no se rendirá jamás". 

Un mes más tarde, su hijo Luis fue fusilado... y a los pocos días, su otro hijo, José, un deportista que se dirigía a Berlín para participar en las Olimpiadas en representación de España, fue detenido y también fusilado.

Setenta y un día después de estar encerrados, por fin fueron liberados por el General Varela, ante quien se cuadró y espetó un conciso y bravo "Mi General, sin novedad en el Alcázar". 

Ya tras la Guerra Civil, ocupó varios puestos como Capitán General, hasta que una vez en la reserva, fue Presidente del Comité Olímpico Español, siendo el máximo representante del deporte español, uniendo así sus dos pasiones, España y el deporte.

Sin duda este hombre fue un militar audaz, con la truculencia propia que la guerra otorga al ser humano y con la insensibilidad que muchos le atribuirían a aquel que, como padre, se despide de su hijo por teléfono con un "encomienda tu alma a Dios, da un viva a España y serás un héroe que muere por ella. ¡Adiós hijo mio, un beso muy fuerte!".

Seguir rescatando este tipo de historias creo que es muy útil para todos, entre otras cosas para aprender de ellas y no llegar nunca a ese nivel de barbarie que obligó a muchos hermanos y amigos a matarse entre ellos.  Pero rescatarlas y aprender de ellas es una cosa, y tratar de juzgarlas e incluso dictar sentencias, separando buenos y malos sólo por el color de su uniforme, sólo ayuda, casi un siglo después, a crear un odio visceral e inventado que ya no existía, entre otras cosas, porque afortunada y sabiamente, los verdaderos protagonistas de aquella cruenta historia se encargaron de besarlo y no dejárnoslo en herencia, miremos la historia con las gafas de la historia y aprendamos de ella.

martes, 21 de junio de 2016

Esquivando el futuro

Hoy pienso que Cornelius Vanderbilt fue un empresario americano hecho a sí mismo, lo suyo fueron los barcos, desde chiquitito y así, poco a poco, peleando y sudando, consiguió hacer un imperio basado en el transporte de mercancías con barcos de vapor, dominando diversas rutas comerciales a lo largo y ancho de los EEUU.

Sin embargo, Cornelius se dio cuenta de que el futuro no estaba en las rutas fluviales de los barcos, sino en el ferrocarril. Aquel caballo de vapor que todavía no contaba ni siquiera con raíles ni infraestructura por la mayoría de su gigantesco país no tenía para muchos ningún futuro, entre otras cosas, por el coste que supondría ponerlo en marcha. 

Pero Vanderbilt creyó en ello, pensó que aquel medio de transporte era más eficaz, más rápido y, a largo plazo, más barato, es decir, todo ventajas, excepto para el que utilizase el barco de vapor, que vería su negocio arruinado.

De esta forma es cómo en lugar de aferrarse a sus barcos,  luchar contra el progreso y exigir al Gobierno que mantuviese el status quo existente, prefirió arriesgarse, innovar, reinventarse, invertir en el ferrocarril, construir vías y hacerse con contratos de combustible para ser él el principal transportista por todo el país.

Así es como barco de vapor pasó a la historia y hoy lo vemos como una atracción turística de una época pasada de la Historia.

Hoy leo en el periódico que la Confederación Española de Transporte en Autobús se queja del daño que le está haciendo el tren. Ellos mismos aportan datos como el que los viajeros que quieran trasladarse a Salamanca desde Madrid apenas tardan una hora y media larga en Alvia frente a las dos horas y media en autobús "exprés", siendo el precio más o menos el mismo...  y la gente, afirman indignados, ¡escoge el tren!  

El caso de Valencia todavía es más llamativo, el precio más barato para viajar a esta ciudad el próximo 20 de julio en AVE es de 21,70 € (clase turista), mientras las tarifas de uno de los principales operadores de autobuses interurbanos oscilan entre los 30 y los 36 euros. Eso sin contar con el tiempo invertido: apenas una hora y 54 minutos en los primeros frente a cuatro horas y 15 minutos en los segundos.

La patronal de autobuses denuncia el caso, dicen que el Estado debería garantizar su supervivencia subvencionando sus viajes, que son más caros, más lentos y más incómodos, en lugar de apostar por el tren de alta velocidad, que sin duda es más beneficioso para todos... excepto para el dueño del autobús.

Estoy seguro de que los autobuses aún tienen un gran recorrido y una gran utilidad en nuestra sociedad, pero sin embargo, quizás sea hora de que planteen adaptarse a la nueva situación, reinventarse, como hizo Vanderbilt, en lugar de exigir que aquello que, a todas luces es más beneficioso para todos, no siga evolucionando y así poder mantener su negocio como hasta ahora.

Podéis imaginaros si los propietarios de los carruajes de caballos se hubiesen salido con la suya cuando protestaron por el daño que les haría el plan de Henry Ford para abaratar los costes y hacer los coches accesibles a todas las clases sociales... ¿Seguiríamos hoy esquivando moñigas por calles de arena?
Imagino que, cuando hace más de 5.000 años, aquel esloveno al que se le ocurrió utilizar una especie de círculo para realizar su labor artesanal fue tildado de loco y más de uno pensaría que estaba perdiendo el tiempo con aquel engendro que inventó, hoy llamado rueda. 

Y es que como dijo Kennedy, seguramente inspirado en alguien, está claro que el cambio es ley de vida, cualquiera que sólo mire al pasado o al presente, se perderá el futuro..

domingo, 5 de junio de 2016

No todo vale en 140 caracteres

Hoy pienso que cuando uno cree que lo ha visto todo, alguien llega y te enseña que no, que en España puede que no quepan más botellines, pero que el número de éstos puede ser inversamente proporcional al número de tontos.

Hace unos días me contaba un amigo la nueva moda progre ahora exaltada y subvencionada por los podemitas de reescribir la Historia cambiando el Antes de Cristo (A.C.) por el acrónimo A.N.E (Antes de nuestra era) dándole un matiz aconfesional absurdo, ya que, a pesar de todo, esta última expresión sigue reconociendo que nuestra era comienza con la vida de Jesucristo. Imagino que, entonces, es simplemente un ejemplo más de su bergante marketing (todo por el voto) o bien es que, por prescripción médica, tratan de evitar el sarpullido en los dedos que les debe salir por escribir el nombre del referente cristiano. 

Y entonces llegó la fatídica noticia del viernes pasado, el joven motorista Luis Salom moría en el Circuito de Montmeló, paradójica y cruelmente en su casa, durante los entrenamientos para la carrera del domingo. 

A eso de las cinco de la tarde, mientras se confirmaba su muerte, todos los medios se hacían eco de la fatal noticia y Twiter era un hervidero de pésames y condolencias a la familia y amigos, surgió una nueva oportunidad para el hombre que no desperdicia ninguna.

Ahí estaba él, a eso de las seis y cuarto, tras enterarse del nefasto suceso. Su rápida mente pensó en cómo sacar rédito de la noticia. Imagino que primero pensó en cómo cargar con la responsabilidad a este sistema corrompido y putrefacto del que sólo él nos puede liberar. "No te pases, macho, que eso no va a colar" debió decirle su colega Errejón, y entonces entre ambos, idearon un mensaje más sutil. 

Primero, dirigirse a los "familiares y amig@s" de Luis Salom, con ese arroba tan de moda, aunque no esté admitido por la Real Academia Española de la Lengua, pero que queda superguay y superparitario (otro palabro chachi), pero que digo yo, que ya puestos, deberían haber ido más lejos y haberse superado con un familiares y familiaras, para dejar el listón más alto y ser más innovador, que es lo que se lleva.

Luego está la parte tan pedante como necia: "que la tierra le sea leve". Digo pedante, porque utiliza una locución latina, "Sit tibi terra levis" utilizada en el mundo romano precristiano como epitafio y poco conocida hoy día. Y digo necia, porque si su intención era evitar el uso de la vulgar "Descanse en paz" (DEP), epitafio traducido del "Requiescat in pace" (RIP) y que es utilizada al final del responso que la Iglesia Católica reza por los difuntos, debería saber, que igual que ocurre con los Reyes Magos, por ejemplo, hoy su significado es más extendido y generalizado que su mero matiz religioso concreto.

Supongo que cuando él se despide de alguien, siempre usará un "hasta luego" o ese moderno "chao", pero nunca dirá "Adiós", ya que, al igual que ocurre con el "adieu" francés, procede también del latín ("sedeas ad deum"), y significa "yo te encomiendo a Dios"... Ah! Y si un día se nos pone anglófono, más le vale utilizar un "see you later" en lugar del clásico "good bye", porque este también procede de un "God be with you" que no necesita mucha traducción...

En cualquier caso, querer utilizar el dolor de una familia y la muerte injusta y prematura de un chaval que sólo quería disfrutar y competir montado en su moto, para soltar su discurso vaporoso en 140 caracteres, demuestra que este hombre vive creyendo que los siete Reinos son reales y que, como ocurre en su serie preferida, todo vale para conquistarlos...

PD. Me comenta un amigo virtual que olvidaba algo importante, Luis Salom era católico confeso y orgulloso de serlo. Puede que sea casualidad, pero como bien me enseñó mi amigo Carlos, en la televisión y en la política las casualidades no existen, así que quizás el tweet de Pablo esté escrito con toda la ironía y el cruel sarcasmo de alguien que no olvida ni perdona la imagen de ese chico arrodillado, rezando, delante de su moto, antes de cada carrera...