Hoy pienso que llegamos al final de otro año, y como ocurre siempre por estas épocas, nos inundan por todos lados de resúmenes anuales de todo tipo. Junto a clásicos como "lo mejor del deporte" o "la película más taquillera" nos encontramos otras como "la App más utilizada" o "el twitero más seguido"...Es lo que tiene la evolución...
Sin embargo, una que no cambia es la del "personaje del año", esa que nos pone en el dilema de elegir entre el máximo goleador de la Champions y el físico que ha puesto una nueva letrita a un nueclótido desconocido de la secuencia del ADN... difícil elección, no cabe duda.
Sin embargo, estos personajes del año, son guapos, ricos y famosos, como diría uno que yo me sé. Y aunque no dudo de que se lo merezcan, en estos días yo prefiero acordarme de otras personas que con el mismo mérito, no cuentan con tanta fama, belleza ni dinero.
Ahí está Fernando Cáceres, el duro defensa contra el que se chocaban literalmente los jugadores que trataban de regatearle. Hace tres años recibió un balazo en la cabeza mientras trataba de evitar que le robasen el coche (no podía ser de otra manera, nunca permitió que le robasen la cartera ni dentro ni fuera del campo), estuvo en coma y milagrósamente volvió a la vida. Hoy aún en silla de ruedas, da ejemplo de entereza y superación y se muestra dispuesto a volver a andar, con la determinación que siempre le caracterizó. Incluso se deja querer para entrenar a algún equipo español de fútbol.
Todos hemos oído hablar de Nadia, la niña de 7 años aquejada de una enfermedad rara (si os digo tricotiodistrofia sería como si no os dijese nada) que hace que sus pequeños órganos envejezcan más rápido de lo normal. Le ocurre como a Robbin Williams en la película Jack, pero como suele suceder siempre, la vida real no está pintada del mismo color que la ficción, y en este caso, los padres han tenido que costear todas las operaciones necesarias para tratar de alargar una vida que los médicos sentenciaron hace ya más de dos años, y que sus padres se negaron a aceptar.
Estos padres, no se dieron por vencido, lo vendieron todo, la empresa, los ahorros... hasta su cama, y así pudieron ir pagando cada día extra de su vida. Leí el otro día que lo habían perdido todo y que se quedaron sin nada. Qué gran mentira. Siguen teniendo a su lado a Nadia, su sonrisa y su alegría de vivir. Mejor eso que una cama!
Podría contaros más y más casos, hoy ha fallecido una compañera de trabajo, después de dos años de lucha contra el maldito cáncer. Siempre recordaré el día en que mientras comíamos, al hacer un gesto extraño se notó un bultito en el cuello. - Qué raro, me duele - decía. Y así, empezó todo. Aún así, cuando hablaba con ella por teléfono siempre tenía aliento suficiente para no parecer nunca deprimida ni triste.
Tengo una amiga que también ha sufrido un fuerte encontronazo hace unos días, pero estoy seguro de que logrará responerse con esa fuerza que le caracteriza, igual que mi colega "madrileño", que está de bajón por causas más que justificadas, y que sin embargo, ahora más que nunca me hace partícipe de su sensatez y entereza.
En fin, que el mundo está lleno de gente con ganas de vivir, y aunque este año ha sido un mal año para la mayoría, aquí seguimos, y como decía mi amigo canario, cuando yo me quejaba de la música que ponían en un Pub: "Si voy a tener que quedarme en esta fiesta, bailo hasta la Macarena con tal de no quedarme sentado".
Pues eso, luchad y disfrutad luchando, y cuando tengáis motivos para desfallecer, dejad a un lado a los guapos, ricos y famosos y no dejéis nunca de bailar, sobre todo seguid bailando...