jueves, 27 de febrero de 2014

De Don Paco, algunos tertulianos y una periodista

Hoy pienso que andaba yo barruntando un post de homenaje al genio de la guitarra española, Don Paco de Lucía, tristemente fallecido la pasada noche, cuando, como suelo tener costumbre, encendí la radio para escucharla de fondo.

Era una tertulia, de esas de media tarde y precisamente hablaban de nuestro querido guitarrista. Preguntado el primer invitado, habló de su duende, de su talento innato, del mérito de un hombre hecho a sí mismo, literalmente, ya que fue autodidacta, y de que su genialidad no era comparable con la de ningún otro, llegando a afirmar que fue el mejor guitarrista de todos los tiempos.

Por suerte intervino un hombre que, a pesar de su petulancia y de su a veces extremismo exacerbado, lo considero un hombre cultivado y bastante sensato en sus opiniones, Juan Adriansens, el cual le paró los pies de forma respetuosa, aclarando que, si bien era cierto que era un gran artista en su género, no era ni mejor ni peor que otros, simplemente no procedía compararlos y por tanto debía ser prudente a la hora de catalogarlo por encima de otros intérpretes como Andrés Segovia, Narciso Yeppes o Francisco Tárrega.

Fue en ese momento, imagino que ofuscados por la aplastante razón de Adriansens, cuando la tertulia se desvió y los allí presentes comenzaron a ir por otros derroteros, tirando de clásicos, regalando clichés y soltando basura sobre esta nuestra España y sobre los españoles, que si en otro caso están más que justificados, con Paco de Lucía no es el caso.

Decir que Paco de Lucía fue un "artista incomprendido" es muy injusto. Gracias a Paco de Lucía el flamenco salió de nuestras fronteras, es cierto, y también consiguió que en España se valorase como un arte, como un género musical mucho más serio y académico que una mera comparsa tocada por un grupo de amigos gitanos. Sin embargo, no es menos cierto que siempre tuvo de su lado a la crítica y al público. Vale, con excepciones, como todos. Pero siempre gozó del reconocimiento masivo por su talento y su virtuosismo en la guitarra. Fue Mark Knopfler el que dijo una vez que el día que escuchó tocar a Paco de Lucía se dio cuenta de que él no sabía tocar la guitarra y Keith Richards llegó a afirmar que de dos o tres leyendas de la guitarra que existían, Paco era el primero. Eso no es incomprensión, desde luego. ¿Y qué si algún academicista criticó su versión autóctona de "el concierto de Aranjuez"? También en su día se metieron con aquel niñato con tupé que sólo sabía contornear sus caderas...

Ya con el ambiente caldeado, afirmaron que los españoles tendemos a reconocer el trabajo y mérito de las personas cuando fallecen, que somos "un poco madrastras" (Julia Otero dixit) y que a Paco de Lucía no se le había reconocido su trabajo en España. Quizás no tiraron de Wikipedia para saber que Paco de Lucía recibió en nuestro país, entre otros, el Premio Nacional de Guitarra de Arte Flamenco, La Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, la Distinción Honorífica de los Premios de la Música y el Premio Príncipe de Asturias de las Artes, estos galardones no son baladíes, ni póstumos, los recibió en vida, disfrutando y saboreando el éxito que sus manos y su genio le brindaron.

Ya puestos a criticar, la propia Julia Otero, en un afán de superación corporativista, sentenció que los periódicos españoles no se habían hecho eco de la noticia como, como en cambio, sí lo habían hecho otros rotativos internacionales y ponía el ejemplo del Le Monde francés. Imagino que se refiriría a la prensa en papel, porque por internet, todos los noticiarios digitales lamentaban su muerte. Y si es así, que sea precisamente una periodista supuestamente curtida la que no caiga en la cuenta de que cuando llegó la noticia  del fallecimiento, los periódicos ya estaban en la calle... Bueno, como una imagen vale más que mil palabras, aquí le dejo a la Otero una pequeña muestra de las portadas de los principales periódicos nacionales de hoy (y uno de mi tierra, por eso de hacer patria chica), a ver si con suerte, esta tarde rectifica y pide disculpas a todos sus compañeros españoles...

Y llegó Elisa Beni y se vino arriba afirmando que la juventud de nuestro país no conocía a Paco de Lucía, calificándola de inculta y que este país no podría llegar muy lejos mientras esa juventud siguiese tan perdida. En primer lugar, no creo que sea el caso, Paco de Lucía es muy popular, y estoy seguro de que muchos jóvenes lo conocen, al menos de oídas, aunque se sepan todo su repertorio. Lo que no puede pretender esta señora es que las quinceañeras hagan colas de madrugada para ir a un concierto de Paco al grito de "queremos un hijo tuyo" en lugar de suspirar por los Jonas Brothers. Igual que ella y sus contemporáneas, se arañaban la cara por los Beatles, dejando en una esquina abandonado al bueno de Frank Sinatra, por mucho que éste fuera "La voz" y tuviese unos bonitos ojos azules. A cada edad lo suyo, señora Beni, recuerde que usted también fue joven una vez.

Acabé apagando la radio harto de oír sandeces que no hicieron sino emborronar la memoria y chafar el pretendido homenaje que, con toda buena intención estaban tratando de dedicar al genio de Algeciras. Cometieron dos errores, como con Tito Clint, el de criticar a los españoles de forma injusta, y creer además que así conseguían ensalzar más su figura, sin caer en la cuenta de que Paco de Lucía no necesita agigantarse más, porque él junto con su guitarra, ya se encargó de eso.

Quizás hubiese sido suficiente con haber contado anécdotas suyas, escuchando su "entre dos aguas" de fondo, quizás hubiese bastado con citar aquella respuesta que dio cuando le preguntaron por su fiel compañera: "¿la guitarra? Una hija de puta, eso es lo que es pá mi", o ese heterodoxo cruce de piernas  tan criticado en sus comienzos pero que del que él logró convertirlo en su sello personal.

Que no se diga que Paco de Lucía no fue grande, pero que tampoco nadie le quite su trozo de cariño, respeto y admiración que se ganó en su Andalucía y en toda España, porque el que diga lo contrario, o no tiene ni idea o trata de ponerse una medallita a costa del resto del personal... 

viernes, 21 de febrero de 2014

#DíaMundialContraElCancerInfantil

Hoy pienso que imagino que todos, no sólo los futboleros, se habrán hecho eco de la historia de Jonathan Mejía, el jugador de fútbol del Real Jaén, aunque os pondré en antecedentes por si alguno ha estado desconectado del mundo estos dos último días. 

Sábado noche, estadio de la Nueva Victoria, El Real Jaén ataca, Jona, su delantero centro, cabecea y gol. Todos se abrazan, él se levanta la camiseta y enseña un mensaje: "Ánimo pequeñines. Día mundial contra el cáncer infantil".

Todo bien, sin más trascendencia que la sonrisa de algunos peques jienenses que, además de disfrutar de la victoria de su equipo desde la grada, se sintieron muy especiales con esa dedicatoria. Sin embargo, pronto salta la noticia: El Comité de Competición sanciona al jugador con 2.000 €. Los titulares del tipo "Dos mil euros de sanción por una camiseta solidaria y sólo 600 por un mecherazo" o  "sancionan a un jugador por apoyar la lucha contra el cáncer" no se han hecho esperar.

En un principio, mi formación jurídica no pudo evitar ponerme del lado del Comité, ya que este Comité ha de aplicar el Reglamento disciplinario, el cual es taxativo en su artículo 91: "El futbolista que, con ocasión de haber conseguido un gol o por alguna otra causa derivada de las vicisitudes del juego, alce su camiseta y exhiba cualquiera clase de publicidad, lema, leyenda, siglas, anagramas o dibujos, sean los que fueren sus contenidos o la finalidad de la acción, será sancionado, como autor de una falta grave, con multa en cuantía de 2.000 a 3.000 euros y amonestación".

Este es el Reglamento, y no deja lugar a dudas y Jona era, o debería ser, consciente de las consecuencias de su acción. Me sigue pareciendo loable su acción, ya que seguramente, 2.000 € es muy poco dinero en comparación con los ánimos y con la resonancia que su camiseta puede conseguir, pero la sanción no es injusta, ya que está explícitamente establecido en negro sobre blanco.

No cabe duda de que el artículo es bastante absurdo, excesivamente riguroso y algo trasnochado y que está pidiendo a voces su modificación, pero lo que también está claro es que mientras esté vigente, la sanción es totalmente justa, ya que no se le impone a Jona por apoyar la lucha contra el cáncer o por ser un tipo solidario, sino que es multado por enseñar un mensaje en la camiseta, independientemente del contenido, en su camiseta.

Como digo, esa fue mi primera reacción, sin embargo, pronto comencé a reflexionar y a preguntarme si el Comité había actuado bien sancionándolo y si siempre había sido tan recto y solemne en la aplicación de la norma.  

Con anterioridad, este mismo Comité ya sancionó a Kanouté por mostrar un mensaje de apoyo a Palestina y a Darío Silva por apoyar al Partido Andalucista, mensajes políticos, nada que ver, podríamos pensar. Sin embargo, no fueron los únicos, también sucedió con David Villa, quien, recién salido de una lesión mostró su agradecimiento a su familia, también a Messi por felicitar a su mami e incluso al Cata Díaz por mostrar una foto del querido y difunto entrenador Preciado.  Sin embargo, dejaron sin sanción a Callejón por enseñar una foto de su compañero de equipo, recién fallecido Dani Jarque,  al Chupete Suanzo por solidarizarse con el terremoto de Chile,  a Ramos por acordarse de Puerta y a Cristiano por acordarse de las inundaciones de Madeira.

Entonces, ¿qué criterio sigue Competición para sancionar? ¿Felicitaciones de cumpleaños no? ¿Terremotos e inundaciones sí? ¿Y qué  pasa con los recuerdos a compañeros de fallecidos? Dentro de poco sabremos en qué lado de la línea roja quedan los apoyos contra el cáncer.

Aquí es donde el Comité se equivocó. El fundamento de este genérico artículo era precisamente no entrar en controversias absurdas en si una misiva era correcto y otra no, en si una frase transmitía un buen mensaje y otra suponía un atentado contra la moral o la ética. Nada de eso, evitemos polémicas, se prohíbe todo tipo de escritura o dibujo y sanseacabó. Esto es algo adoptado a nivel internacional, no sólo nacional, que quede claro. Y me parece bien, porque quien entra a juzgar si escribir un mensaje de apoyo a las manifestaciones de Venezuela tiene un carácter meramente solidario o es partidista. Es más, si un jugador luciese algo así después de marcar un tanto: "Cari, prepárate que esta noche te meto a ti tres de estos", estoy seguro que las feministas no tardarían mucho en acusar al pasional futbolista de lujurioso machista y enfermo sexual.

Señores del Comité, como Manolete, ¿si no sabes pa qué te metes?. Desde el momento en que entró a interpretar el dichoso artículo e indulta a Cristiano porque su gesto fue "pacífico de fraternidad y solidaridad", abrieron la caja de Pandora. En el caso de Jona lo tienen fácil, porque no creo que nadie se sienta insultado o agraviado por su mensaje, pero... ¿y qué sucederá en el futuro, cuando alguien pueda lucir otro mensaje algo más controvertido?
 
En cualquier caso, una cosa está clara, el bueno de Jona ha conseguido su objetivo con creces. Su mensaje de apoyo ha salido en todos los telediarios, periódicos y sintonías de radio, incluso en twitter ya hay campañas para recaudar dinero para tan buena causa, así que le retiren o no la sanción... nunca 2.000 € estuvieron tan bien invertidos... Enhorabuena pues y lo más importante, ánimo a esos pequeñines que cada día nos muestran con su alegría y entereza la fuerza de vivir.

jueves, 13 de febrero de 2014

La ventaja de haber nacido

Hoy pienso que si hay algún tema sobre la que pienso que la relatividad está más que justificada es el del aborto.
 
Tema complicado donde los haya, primero porque afecta a más de una persona y segundo porque de ser un tema ético ha pasado a ser un tema religioso y todo lo que huele a religioso tiende a sectarizarse y, en consecuencia, a guiarse por extremismos, de esos en los que "o estás conmigo o estás contra mi".
 
Alguien recientemente me decía, hablando de este tema, que yo no podía hablar con propiedad de este tema hasta que mi hija tuviese 16 años y se quedase embarazada. -"En ese caso" -respondí-, "sólo podrías tener una opinión sobre las drogas cuando tu hijo muriese de una sobredosis, o ¿por qué no? Sólo podrías condenar a un violador cuando te hubiese agredido sexualmente a ti". No creo que sea un argumento muy certero acudir a la legislación post-victim, en cuyo caso, ni la norma se dictaría de forma objetiva ni tampoco de forma general, ambos criterios ineludibles para el Derecho de un país.
 
"Bueno" -me respondía mi amiga-  "lo cierto es que eres un hombre, y por eso tampoco tienes voz ni voto, ya que las mujeres, como yo, tenemos  plena libertad sobre nuestro cuerpo".
 
Bueno, eso es una verdad a medias, o casi mejor dicho, una verdad a tercias, porque lo cierto es que hay tres personas que tienen algo que ver en esto: La mujer, por supuesto, principal portadora de aquello que sea eso que está engendrado en su barriguita. El hombre que, de una forma u otra, ha ayudado a engendrarlo. Y finalmente, esa "cosa" que está ahí dentro, y cuyo corazón late con fuerza desde la sexta semana del embarazo. Por tanto, a todas las Femen que se dedican a argumentar sus reivindicaciones enseñándonos sus nudas interioridades, les diría que no, que no es su "coño" el único que manda, aunque a juzgar por sus actos, seguramente es con lo que ellas piensan... Eso sí, acto seguido les animaría a seguir con su forma de manifestación, ya que es mucho más agradable y vistosa que, por ejemplo, ver a Bardem desgañitándose al grito de "No a la guerra".
 
A todas estas feministas, no obstante, les diría que caen en una gran contradicción, ya que esas mismas que exigen igualdad e incluyen al hombre en las obligaciones y tareas paterno filiales, luego lo excluyen en la gran responsabilidad de decidir sobre la interrupción de un embarazo de la que ellos tuvieron parte ineludible de culpa.
 
Creo que aquí sí viene al pelo aquello de "la culpa de esto la tiene Zapatero", ya que en este caso, como en otros muchos, se le ocurrió retocar una ley sobre la que había un relativo consenso, una de esas leyes, sobre la que costó ponerse de acuerdo, pero cuya necesaria aprobación se produjo en 1985, ya que hasta entonces la interrupción voluntaria del embarazo era siempre delito.
 
Fue entonces cuando el Gobierno de Felipe González y su mayoría absoluta aprobaron una Ley Orgánica que permitía abortar legalmente en 3 supuestos. Cuando peligraba la vida o la salud de la madre sin límite temporal, en caso de violación durante las 12 primeras semanas y en los supuestos de malformación del feto, dentro de las 22 primeras semanas de gestación.
 
Como digo, en mi opinión era una ley sensata y consensuada. Se trataba de conciliar el derecho de la mujer, en aquellos casos en que, claramente, éste prevalecía y al mismo tiempo en reconocer al nonato unos derechos a partir de un momento determinado.
 
Pasaron los años y ni siquiera Aznar, ese dictador, afamado fascista y de corazón absolutista, cambió la Ley de Felipe. Hasta que llegó el talante de ZP, y en 2010, con su sonrisa conciliadora se sacó de la chistera (o de la boina, según se mire) una nueva ley que despenalizaba la interrupción del embarazo durante las 14 primeras semanas, yendo incluso más lejos y no exigiendo una autorización de los progenitores (casi escribo paterna...) en el caso de las menores de edad, quienes eran libres de acudir a una clínica sin que ésta tuviera siquiera que informar a los progenitores (me cachis, casi vuelvo a escribir padres).
 
Y claro, ya tenemos el cirio montado. Eso se llama liarla parda, o lo que es lo mismo,  empezar un conflicto donde no lo había. El PP prometió en su programa modificar esa Ley, y entonces llegó Gallardón, que en su afán por grabar su nombre en los anales de la historia, decidió ir más lejos, consagrando la famosa frases de aquel intelectual que afirmó "Pa chulo chulo mi pirulo", y tirando de goma de borrar eliminó supuestos y redujo semanas más allá de lo previsto.
 
Y así es como hoy tenemos en la calle un debate que ya estaba superado y que ZP primero y Gallardón después, se encargaron de avivar. Volvemos a tener dos bandos extremos que enarbolan la vena exaltada del cuello para insultar y tratar de imponer su criterio.
 
Como decía la activista Florynce R. Kennedy quizás sea cierto que si los hombres pudiesen quedarse embarazados, el aborto sería un sacramento, sin embargo, parafraseando a Ronald Reagan, lo que sí que es impepinable es que tanto los que defienden el aborto como los que están en contra, todos tienen ventaja, porque ya han nacido...
 

viernes, 7 de febrero de 2014

Con tirantes y a lo loco

Hoy pienso que hay muchos tipos de personas. Las hay ambiciosas, serenas, también algunas más cautas, otras atrevidas y, por supuesto, aquellas que se complican la vida por hacer lo que tienen que hacer, en lugar de hacer lo más fácil.

Ese fue el caso de Ed Kennedy, que acabó pagando su exceso de celo y profesionalidad con su reputación y con lo que más le gustaba, su profesión.

Ed fue un periodista norteamericano enviado a Europa con el fin de cubrir todas las noticias que se fuesen generando desde el viejo continente. Vivió en primera persona el ascenso de Adolf Hitler al poder, la Guerra Civil española, y finalmente, informó de la II Guerra Mundial.

Fue de esta forma como la madrugada del 7 de mayo de 1945 se encontraba junto con otros 17 periodistas para asistir a la firma de la rendición nazi en Reims. A pesar de que la firma tuvo lugar un poco antes de las 3 de la madrugada, los países aliados decidieron no hacer pública la noticia hasta pasadas 36 horas y así tratar de solventar ciertas discrepancias con los soviéticos, que desde el primer momento se mostraron como unos aliados incómodos.

A la mañana siguiente, antes de comer, mientras nuestro periodista seguía refunfuñando por no poder hacer público tan magno evento, escuchó en una emisora alemana el anuncio del pacto tan supuestamente secreto (los alemanes, ya se sabe...). En ese momento, Ed fue consciente de que si los alemanes se habían pasado por el forro el pacto de silencio, no tenía ningún sentido seguir respetándolo.

Fue de aquella forma como aquella misma tarde, el mundo occidental pudo leer en los rotativos: "Reims. Francia. 7 de mayo de 1945. Alemania se ha rendido incondicionalmente al Ejército Aliado y a la Unión Soviética esta madrugada a las 2:41, hora de Francia".

En cuanto a Ed Kennedy, fue despedido fulminantemente, el propio General Eisenhower  le rompió su credencial de periodista en sus propias narices y en los siguientes años ningún periódico norteamericano le quiso dar trabajo, tratándolo como un traidor.

2 de febrero de 2014, otro periodista que ha elegido hacer lo que cree que tiene que hacer, es despedido del periódico que él mismo fundó hace 25 años.

Don Pedro José Ramírez es un tipo original, distinto y controvertido, con tirantes de colores y una vida íntima que sólo a él pertenece aunque otros pretendiesen airearla. Para algunos adolece de criterio, para otros le sobra ambición y quizás algo de soberbia, yo simplemente creo que es un tipo con las ideas claras, y no me cabe duda de que es su valentía y su osadía la que le ha llevado a su zenit profesional... y a caer una vez arriba, o mejor dicho, a ser empujado.

Con 36 años, fue nombrado Director del periódico Diario 16,  un periódico en crisis sin ningún futuro y que en tan sólo unos años, consiguió situarse entre los 3 periódicos más vendidos de España, algo habría además de casualidad.

Sin embargo, su afán por no casarse con nadie, por investigar y por sacar la verdad del viciado cajón de los ignotos, le hizo destapar la trama de los GAL, lo que le costó además de alguna pena (en el sentido jurídico de la palabra) su despido como director. No sé si será también casualidad, pero Diario 16 acabó desapareciendo en 2001 con una deuda de más de 4.000 millones de las antiguas pesetas.

Y ahí empezó su nuevo sueño, la aventura personal de crear un nuevo periódico, El Mundo del Siglo XXI, y que en pocos años se alzó con el honor de figurar entre los rotativos más vendidos del país.

Sin embargo, de nuevo su ansia por la información le ha ido granjeando enemigos por todas partes y de todos lo colores, como sus tirantes. Políticos, compañeros periodistas... Nadie es intocable si no lo merece, parece ser su máxima, y claro, así llegó el caso Gürtel, y después el caso Noos...Imagino que algunos esperaban la autocensura, pero esos no debían conocer bien a Pedro J., quien no conoce ese palabro. Pero al final, esto es la vida, no un cuento de Hadas, y tanto va el cántaro a la fuente... que se rompió, o mejor dicho, lo rompieron.

67 años después, la agencia Associated Press pidió disculpas por el trato dado a Ed Kennedy, quien, en lugar de ser castigado, debería haber sido galardonado y reconocido como un gran profesional. No sé si Pedro J. recibirá en el 2081 algún tipo de disculpas, pero de lo que sí estoy seguro es que aún le queda cuerda para rato y que volverá con algún otro proyecto escondido bajo su manga, siempre larga. Tendremos que seguir aguantando su falso flequillo y sus tirantes de colores, de muchos colores, pero también podremos disfrutar de algo más de verdad de la que hoy, sin él podemos disfrutar.


sábado, 1 de febrero de 2014

A tomar por culo, Zapatones

"¿Lo han entendido? ¿lo han entendido? ¿Sí? Pues esto, esto (golpeando la pizarra), no vale para nada. Lo que vale es que ustedes son mejores y que estoy hasta los huevos de perder con éstos, en este campo. Ustedes son el Atlético de Madrid y hay 50.000 dentro que van a morir por ustedes. Por ellos, por la camiseta, por su orgullo, hay que salir y decir en el campo que sólo hay un campeón... y va de rojo y blanco"
Estadio Santiago Bernabeu, discurso previo a la final de la Copa del Rey del 92 de Luis Aragonés.

Hoy pienso que hoy me he levantado con la triste noticia del fallecimiento de Luis Aragonés.

Unos lo llamaban "el sabio", pero a él le gustaba más el apodo de Zapatones, porque decía que él no sabía nada de nada. Así era él, un tipo chulo, (inevitable, siendo del mismo Hortaleza madrileño), y sin embargo, con un toque de humildad con el que conseguía caer simpático a todo el mundo.

Esta muerte me entristece, además de por el fallecimiento de una figura histórica para el fútbol español, por lo simbólico del momento en que se produce. 

Hace tiempo que, en mi opinión, la burbuja futbolística española está al borde del precipicio. Y es precisamente en estos últimos meses, cuando parece que el alfiler que la hará reventar ya está lo suficientemente afilado. El que grandes figuras españolas empezasen a emigrar a otras ligas y que jugadores de categorías inferiores también se viesen obligados a hacer las maletas para desembarcar en equipos de segunda en ligas y países exóticos, sólo era una señal. Al igual que la quiebra de equipos pequeños que durante décadas estuvieron jugando por encima de sus posibilidades.

Pero primero lo de Messi y su affaire con Hacienda, luego Rossell y su cagada madriditista y ahora lo del Rácing de Santander, me hacen reafirmarme en mi sensación agorera de que la otrora liga de estrellas está a punto de extinguirse, tras su fase de gigante roja.

Y ahora se nos va una especie en extinción, uno de esos tipos que amas u odias, pero que no pasa indiferente. 

Ya como jugador fue peculiar, pues aunque empezó como interior, con los años y con su capacidad de adaptarse y de liderar, se reconvirtió en cerebro del equipo, además de marcar goles, hasta el punto de conseguir el Trofeo Pichichi compartiéndolo con Amaro y Gárate

Pero donde realmente se descubrió como genio y figura  fue en su etapa de entrenador. Tipo impulsivo, campechano pero también estricto a la hora de exigir a sus pupilos, dejó múltiples anécdotas para el recuerdo, como su relación de amor-odio con Etoo, por ejemplo. Para los anales quedará aquella imagen en la que el bueno de Luis, harto de los aspavientos del camerunés, se fue para él y lo cogió de las solapas, ante la cara de sorpresa del propio jugador, petrificado hasta el punto de parecer esperar una bofetada, como un niño travieso que sabe que se ha portado mal. Con razón años más tarde, el propio Etoo se referiría a él como "mi padre". 

Hoy el fútbol se ha mediatizado de tal forma que los jugadores hablan en el campo tapándose la boca para que no se transcriba lo que dicen, y que los entrenadores se han convertido en arquitectos del balón, estudiosos de la estrategia y en diplomáticos del micrófono, y por eso ya se echa en falta un Zapatones sincero y espontáneo, alguien que diga lo que piensa, como cuando le preguntaron en una concentración de la Selección por una salida nocturna de Sergio Ramos y él, con su mueca sarcástica de costumbre espetó un "era su día libre, y no me encontró usted a mi en una discoteca en mi día libre de milagro". Y para terminar de poner su firma, afirmó:"Tienen un día libre con sus mujeres... y lo que sea. Pueden hacer lo que quieran y lo que deseen... primero porque estar conmigo es para cagarse".

Un entrenador que gritaba y sudaba en el campo y que por eso defendía que el entrenador estuviese en el banquillo con chándal, algo con lo que estoy totalmente de acuerdo, ya que un entrenador vestido de Armani no termina de combinar con los colores del deporte.

Él no entraba en esta burbuja en que se ha convertido el fútbol, con razón le dijo al Rey en la entrega de la medalla de oro deportiva: "¿No sería mejor que nos diera un poco de dinero mensualmente?. Y por eso sospecho que se fue antes de tiempo, temblando ante el derrumbamiento de una criatura que él amaba, pero que se había convertido en un monstruo con el que ya no se identificaba para no verla morir, víctima de su propio éxito.

Tan rústico como aparentaba, sin embargo, su puesta en práctica del  liderazgo es digna de los mejores manuales. Recuerdo las frases de una de mis profesoras de Coaching, siempre me decía que sacara provecho de mis virtudes, "conócete y no trates de ser lo que no eres, al contrario, utiliza tus habilidades como auténticas armas, hasta conseguir tu objetivo", me decía ella, justo tal y como lo hacía él. Minutos antes de la final de la Eurocopa del 2008, ante la todopoderosa Alemania. Un vestuario español lleno de nervios y de talento, con unos jugadores conocedores de una historia que siempre había sido cruel con la Roja (término que él mismo acuñó), agarrotados y anegados de responsabilidad. Y en aquella última charla, entre palabras de ánimo y algunas instrucciones técnicas de última hora, Luis Aragonés, serio y circunspecto, les advierte de "Wallace". Los jugadores, contrariados, se miran de soslayo pero callan, no es momento de risas... pero él vuelve a repetir el nombre de Wallace. Esta vez, los jugadores sonríen, algunos incluso dejan escapar una carcajada. Estaba claro, el abuelo había llamado Wallace a la estrella alemana Ballack. En realidad no fue un lapsus, ni tampoco chocheaba, fue un guiño del sabio para conseguir que aquellos 11 jugadores salieran al campo con una sonrisa, olvidando por un momento, aquella tensión que tanto les atenazaba, después vino Torres y lo demás ya es historia, nuestra historia.

Hoy sólo conozco un entrenador de sus mismas características, Paco Jémez, lo cual me entristece, porque eso significa que el fútbol pierde algo más que un simple entrenador, porque se va parte de su esencia, una esencia que no encuentra sustituto.

Aún así, lo dejaremos que viaje a un lugar donde seguro que hay balones de fútbol y ruletas, que también le gustaban un rato, seguro de que preferirá que le despida con un grosero pero cariñoso "a tomar por culo" que con un simple "adiós y gracias", porque como él mismo decía "digo más veces a tomar por culo que bueno días"...