martes, 28 de diciembre de 2010

Vuelve el Atlético de Aviación

Hoy pienso que Rubalcaba está de enhorabuena.

A él y a Pepiño se les acumula el trabajo.

Era cuestión de tiempo, los futbolistas se niegan a jugar el día 2 de enero porque dicen que su Convenio Colectivo así lo dice.

Pobres ignorantes. Debe ser que no leen periódicos ni ven telediarios, no saben que con este gobierno los convenios colectivos son papel mojado y que los gremios que ganan mucho dinero no tienen derechos, sino privilegios, y que hay que acabar con ellos.

Seguimos en un estado de alarma, por lo tanto, por la misma razón que a los controladores aéreos se les ha obligado a incorporarse al trabajo, a los futbolistas se les podría obligar a salir al campo, ¿no?

Son unos privilegiados, que ganan un dineral, a todas luces exagerado. Por otro lado, si se niegan a jugar sería una huelga encubierta, ilegal, y que podría suponer un colapso del país. Imagináos lo que puede significar un fin de semana sin fútbol!!

Supongo que Pepiño y Rubalcaba ya lo tienen previsto y habrán avisado a todos los cuarteles para que los soldados más en forma se vistan de corto y, si los futbolistas siguen en sus trece, saltar al campo y sustituirlos...

Un nuevo ejercicio de memoria histórica conseguido por ZP y sus secuaces, el Atlético de Aviación puede renacer de sus cenizas...

lunes, 20 de diciembre de 2010

Feliz Navidad, con perdón

Hoy pienso que hace unos días, llegaba al trabajo con un compañero, y al llegar a la entrada, nos encontramos con la sorpresa de un gran abeto adornado con motivos navideños.

No tardó mi compañero en exclamar: " ¿Y si yo soy judío, qué pasa? Esto es una vergüenza,no deberían permitirse símbolos religiosos en Organismos públicos, va en contra de la libertad de cada individuo".

Mi cara de estupefacción fue tal, que no hizo falta decir nada más.

Quizás a todos estos Quijotes habría que meterlos en un aula y explicarles que afortunada o desafortunadamente, durante más de 15 siglos, la Iglesia ha tenido un papel fundamental en nuestra España (en Europa y ¿por qué no? también en el mundo). Y eso hace que hoy día, la mayoría de nuestras tradiciones tengan un origen eclesiástico.

Ese origen, sin embargo, no significa que con el paso de los años, la tradición se haya integrado en nuestra cultura, siendo adaptada a nuestra idiosincrasia y por eso,hoy es nuestra propia y querida tradición.

Sin embargo, aquí en este país, seguimos bajando el listón y permitiendo barbaridades, como el caso ocurrido en La Línea de la Concepción, donde un profesor de Instituto, ha sido denunciado por una familia musulmana por considerar que ofendió a su hijo, alumno de primer curso de Secundaria, cuando durante el transcurso de una clase de geografía, hablando sobre los distintos climas del planeta, usó a la localidad granadina de Trevélez como ejemplo de clima frío y seco.

A modo de anécdota, el profesor contó que precisamente ese clima favorecía la curación de los jamones. Entonces el alumno pidió al docente que no hablara de jamones puesto que le ofendía la cuestión al ser musulmán. El profesor, educadamente, le contestó que simplemente se trataba de un ejemplo y que él no tenía en cuenta en sus clases la religión que practican sus alumnos.

Conclusión: El docente está acusado de ser autor de un supuesto delito de maltrato de obra, alegando además motivaciones racistas y xenofóbicas.

Si en este país aún quedase algo de sentido común, la demanda se desestimaría y el alumno debería ser condenado a pagar las costas y ¿por qué no? Un delito por difamación contra el profesor y contra el Ministerio de Educación tampoco estaría de más. Aparte del daño que hace a la justicia, porque esa demanda supone que otra demanda más importante se demorará como consecuencia de tener que darle trámite a ésta tan absurda.

Sin embargo, la primera medida ha sido que unos Agentes de la Policía Judicial acudieran ayer al instituto para que el profesor prestase declaración sobre los hechos ocurridos durante la clase.

Con este panorama, este año, cuando felicite las Pascuas, y para evitar herir la sensibilidad de nadie, precisaré: "Feliz Navidad, con perdón..."

sábado, 18 de diciembre de 2010

Esta es la Administración que tenemos

Hoy pienso que siempre he creído en la constancia, el trabajo, la inteligencia y la honestidad como normas en la vida.

He tanteado, rozado tan sólo, el mundo de la política y he observado que allí, de esas cuatro, ninguna te garantiza el éxito, en todo caso la constancia, aunque asociada a otro tipo de "virtudes". Bueno, no he descubierto nada, pensaréis, lo que no esperaba, sin embargo es que el mundo administrativo también estuviera atufado de los mismos valores. Cambios de puesto y ceses basados en el amiguismo son el pan nuestro de cada día. Favores debidos y acciones con recargo se suceden continuamente en un ámbito donde España, encima presume de profesionalización (en Iberoamérica somos el paradigma de la objetividad y profesionalidad en este campo).

No hablo del funcionario de oposición que se encuentra atendiendo al público en una oficina y cuya fama está totalmente injustificada, ya que me consta, por propia experiencia, que ese tipo de personas son grandes profesionales y que dedican muchas más horas y pasión por su labor de las que la gente cree o le han hecho creer.

Yo hablo de la cúpula de la Administración, de los puestos denominados de "libre designación" y que, aunque es cierto que se han de cubrir obligatoriamente con funcionarios , no lo es menos que en la mayoría de los casos se escogen por mero antojo, capricho o amistad.

Conozco casos en que el cese de uno de estos directivos públicos ha tenido la vergonzante justificación de "es que tengo que traerme un amigo".

Sin embargo, no siempre son tan sinceros, lo habitual es que el flamante designado Secretario de Estado empiece, a su llegada, a remover sillas basándose en el simple hecho de poner a alguien afín a sus ideologías, en el mejor de los casos, o amigo de la infancia en el peor de ellos.

Si bien es cierto que un alto cargo debe contar con alguien de su confianza junto a él, no lo es menos que para cumplir con los principios establecidos en el artículo 103 de la constitución, el funcionario directivo habría de ser tan súmamente profesional y técnico que no debiera importar su ideología o criterio, sino tan sólo su eficacia y eficiencia para llevar a cabo las pautas encargadas por el Secretario de Estado, Subsecretario o Director General.

Desgraciadamente, no es así, y esta semana he comprobado de primera mano como un gañán sin ninguna experiencia anterior, no ya en la Administración, sino como gestor, es nombrado Director General, tras un cese de una gran profesional, que sin embargo, contaba con el gran defecto de carecer de carnet y sin amigos de ZP para sostenerla.

Este Director ha comenzado su obra, la de hacer amigos que le garanticen la jubilación anticipada cuando deje el sillón, aunque para ello haya tenido que cortar cabezas sin sentido y sin escrúpulos, y lo que es peor, sin responsabilidad.

Lo más grave del asunto es que dentro de un tiempo nadie le rendirá cuentas por su gestión y sus resultados, sino que dependerá de los favores que hizo y a quién trató bien... y con suerte para él, si éstos siguen arriba tendrá su caramelito.

Por desgracia, "el dinero público no es de nadie", y por ende la Administración nunca va bien ni mal, simplemente va.

Esta es la Administración Pública que tenemos. Sin embargo, la fama se la llevan los controladores aéreos, los funcionarios de a pie, o los Guardias Civiles en huelga de bolis caídos y mientras, los políticos y sus amigos siguen riendo desde su coraza mediática...

viernes, 10 de diciembre de 2010

¿Quién necesita un Balón de Oro?

Hoy pienso que uno puede recibir muchos premios en la vida, igual que muchos batacazos.

Fue Aldous Huxley el que dijo que "la experiencia no es lo que le sucede a un hombre, es lo que un hombre hace con lo que le sucede". Esta frase la he convertido en una de mis máximas en la vida. Cuando algo nos sucede, podemos sacar algo provechoso de ello o quedarnos llorando en una esquina. Como me decía mi profesor de Sociología: "The choice is up to me".

Cuando se habla de Vicente del Bosque, siempre se habla de su humildad y de su caballerosidad.

Bueno, ahora que conozco algo más sobre su vida y su forma de entenderla, comprendo el por qué de sus valores.

Un hijo con Síndrome de Down puede parecer una desgracia. En un mundo tan competitivo donde todos soñamos con hacer de nuestros hijos unos grandes futbolistas o unos ingenieros portentosos (y hasta hace tres días, controladores aéreos), saber desde el principio que nuestro amado vástago tiene limitadas sus capacidades y que nunca podrá ser eso que desearíamos qeu fuera, debe ser duro de asimilar.

Vicente del Bosque fue futbolista, consiguiendo unas cuantas ligas y otras cuantas copas y llegando a jugar una Eurocopa con la selección. Un triunfador.

Una vez retirado, acabó entrenando al Real Madrid con quien consiguió dos Champions y dos ligas. ¿Qué más se puede pedir? Ya es un gran triunfador.

Sin embargo, en el equipo de sus amores se portaron mal con él , él lo dio todo y consiguió para ellos todo, pero a cambio, recibió un adiós como premio sin ni siquiera el finiquito del reconocimiento. No obstante, él siguió su camino, sin malas palabras, como el Santo Job, "Dios me lo dio, Dios me lo quitó", parecía murmurar desde su soledad.

Después, vuelve como seleccionador español y llega el Mundial, lo gana, algo histórico, sin duda. ¿Fácil? Bueno, cuando un equipo viene de ganar una Eurocopa, mantener el listón es difícil y superar las comparaciones casi imposible. Tienes mucho que perder y poco que ganar. Él empezó recibiendo críticas, sin embargo, acabó con la copa en las manos y con alabanzas por parte de todos.

Otros que carecen de modestia y dan gracias por ello, se hubiesen retozado en su traje de Armani. A él, sólo se le ocurrió sonreír y pedirle al anterior seleccionador, ese mismo que lo criticaba unos días antes, que saliese con él a recibir los halagos.

Ahora recibe el Balón de Oro al mejor entrenador y lo veo en la tele, como si nada, quitándole hierro al asunto y diciendo que el mérito es de los jugadores. ¿No se da cuenta de lo que ha ganado?

Bueno, cuando leo esta carta de su hijo, Álvaro, en el libro "La futbolería", entiendo cuál es su pasión, qué es lo que el valora, respeta y admira en la vida y cuando uno ha conseguido lo que él ha obtenido como padre... ¿quién necesita un Balón de Oro?