jueves, 21 de noviembre de 2013

Las razones haberlas haylas

Hoy pienso que dicen que el sentido común es el menos común de los sentidos. Yo no lo creo, más bien considero que el sentido común simplemente está condicionado por el propio interés. Por eso cuando dicen que hay razones que la razón no entiende, yo siempre respondo "claro que sí, claro que la entiende"

Nunca he entendido, por ejemplo, la razón del reciclaje del vidrio. Recuerdo, siendo un adolescente, cuando el botellón consistía en un litro de cerveza a compartir "a morro" entre 5 amigos. Comprábamos el susodicho a 100 pesetas, de las cuales nos reintegraban 20 si posteriormente devolvíamos el envase vacío. Os puedo asegurar que teníamos mucho cuidado en no romper un envase o dejarlo "olvidado" en el banco del parque...

Era así de simple, el litro pasaba del fabricante al tendero y de éste a nosotros y una vez consumido (bebido, en este caso) se revertía el proceso. Después el fabricante sólo tenía que lavarlo y reutilizarlo. 

Hoy, el proceso se ha complicado, ahora nos cobran un euro y pico (en pesetas unas 200, echen cuentas), y no te reintegran nada, pero eso sí, eres tú el obligado moral, y ya en algunos casos el obligado legal, el que tiene que devolverlo a un contenedor de reciclaje.

Ese contenedor pertenece a una empresa, que se encarga de reconvertir todo el vidrio y reciclarlo, de forma que se puedan construir nuevas botellas a partir de un material reutilizado.

Todo muy verde, muy ecológico nos dicen, pero al final, hemos llegado a un proceso mucho más complicado que, además supone un mayor gasto de material y un coste infinitamente superior... Que, por supuesto acaba repercutiendo en el consumidor. ¿Sentido común? Para alguien lo tiene, traducido en euros, claro.

Por cierto, ahora los parques, o botellódromo como se llaman ahora, no acaban precisamente limpios.... Aunque ZP podría decirme que eso es creación de empleo, el de los limpiadores municipales, puro plan E gracias a la divina adolescencia.

Hace tan sólo unos días, el Gobierno ha prohibido que en los bares se rellenen las aceiteras. Para alguien de Jaén, donde las tostadas con aceite son dieta obligada, tengo que decir que lo veo con poco sentido común... Lo digo como consumidor, claro. Quiero decir que hasta ahora, cuando yo iba a un bar, pedía una tostada y yo me echaba el aceite en la cantidad que quería ("free refill" que dirían los americanos). En caso de que el aceite no me gustase o notase que era de baja calidad, lo tenía fácil, no volvía a ese garito. 

Ahora, por ley, todos tendrán que disponer de esos pequeños envases de aceite, que son como capsulitas, lo que conlleva que si el usuario quiere sólo un poco de aceite, el resto lo desechará, yendo directamente a la basura, aunque él lo seguirá pagando, claro.

Esto también supondrá un gasto nuevo, el del propio envase de plástico, que también pagará el usuario, por supuesto. Esto tiene mucho sentido común, sobre todo para el fabricante de envases... Quizás soy demasiado suspicaz, imagino que el Estado mira por mi salud, sabedor de que yo no me valgo ni tengo criterio para cuidar de mí mismo... De todas maneras, a estas alturas, me conformo con que no me obliguen a llevar, tras el desayuno, los envases a uno de los contenedores...

Hoy leo que el PSOE votará en contra de la propuesta de UPyD para que los etarras excarcelados gracias a la doctrina Parot no cobren el subsidio de desempleo. Propuesta fundamentada en dos razones, primero por las deudas impagadas que estos asesinos tienen con sus víctimas y también por su falta de arrepentimiento, lo cual hace incongruente el argumento del PSOE de que esta prohibición  conculca el derecho a la reinserción.  ¿Razones? Ojalá algún día me encuentre a Rubalcaba tomando un café y me las explique...a la cápsula de aceite invito yo, faltaría más.

Paso de página y veo que el Gobierno norteamericano niega que Obama vaya a pedir perdón por la invasión a Afganistán, señalando que la mayoría de sus ciudadanos están en contra de dichas disculpas e imagino nuestro sentido común español... A estas alturas, en España el Presidente tendría que haber suplicado, rogado y haberse fustigado públicamente ante el mandatario afgano para merecer su perdón, ante nuestra cara orgullosa y complacida por la muestra de bondad infinita española... y es que esto del sentido común es algo tan complicado... Como las razones que uno no entiende, pero que haberlas siempre haylas, como las brujas.

lunes, 11 de noviembre de 2013

El piano como arma blanca

Hoy pienso que criticamos a la Señora Justicia. Le reprochamos su parsimonia, hasta que entendemos que justo cuando debe quedarse en la cama perezosa es cuando actúa rauda y veloz consiguiendo una sonrisa que nos repugna a la mayoría. 

A veces la criticamos por adúltera, imaginando que nos engaña con el vecino guapo y rico, ese que haga lo que haga siempre estará bien, recordando lo que nos cuesta sacarle un piropo para nosotros...

En fin, esta mujer de ojos vendados tiene la culpa de todo... Sin embargo, a veces llegan a sus oídos (hasta hoy sigue ciega, esperemos que siga así por mucho tiempo) casos como el de Puigcerdá, donde una vecina ha demandado a su aledaña por tocar el piano. Y es entonces, sólo entonces cuando imagino a nuestra dama diciendo: "Esta es la clase de justicia que deseáis, pero yo me pregunto, cual es la que vosotros os merecéis?"

Y me viene a la mente esos asesinos que salen incólumes, de su Spá presidiario, enseñando dientes en nombre de Parot, y sí, la Pantoja llevaba razón, ¡claro que me jode!. Y mi cabeza sigue poniendo caras, esos personajes que se siguen pitorreando del dolor de unos padres que suplican por poder dar descanso a los restos de su pequeña...

Sí señores, en este país podemos gritar goles sin rubor hasta quedarnos roncos. Tenemos licencia para sacar pecho en el ascensor ante el vecino de tabique, por haber conseguido la noche anterior que nuestra compañera de lecho cántase ópera con una sóla nota al ritmo de los muelles del catre. Y también, por supuesto, es legítimo poner Salsa Rosa a un volumen elevado, porque sería imperdonable perderse los detalles del embarazo de Chabelita.

Sin embargo, no toques el piano, porque si no es pecado, sí puede ser considerado delito. Al menos eso es lo que opina la fiscalía y la acusación particular, que solicitan siete años y medio de cárcel para una, entonces, estudiante de piano (hoy ya profesional) que practicaba 8 horas al día.

Es lo que tiene la incultura, con unos mínimos conocimientos musicales, podrían haberle acusado con agravantes: la irreverencia de las composiciones de Liszt o la energía de Beethoven bien valen 3 años más de cárcel... 

No es sólo que fuese molesto, es que la pobre vecina ha afirmado que esos horribles ruidos le han causado una "lesión psíquica consistente en un trastorno adaptativo con síntomas de ansiedad reactivo al estrés ambiental de tipo auditivo”, lo que hizo que tuviera síntomas como alteración del sueño, nerviosismo, ansiedad, episodios de pánico e incluso problemas de gestación en los últimos meses del embarazo de su hijo.

Yo lo entiendo, si te toca vivir escuchando un golpeo de balón continuo noche y día de un niño, no es para tanto, ¡imagina que llega a ser un Cristiano Ronaldo! ¡Quién soy yo para frustrar semejante carrera! ¿Pero música clásica, estás de broma?

Hoy aquella niña que se sentó delante de un piano por primera vez con 6 años, tiene 28, es concertista profesional y cursa un máster en Italia... ¡Vergüenza debería darle! Menos mal que siempre queda gente de bien, que no sólo piden 7 años y medio de cárcel por su despiadado crimen sino que solicitan su inhabilitación para ejercer cualquier profesión que tenga que ver con el piano como instrumento musical durante cuatro años. "Vade retro, Satanás, ¡ya cuidamos nosotros de tú descarriada alma!"

Bueno, y ya puestos a pedir, aunque de forma desinteresada, también piden una pequeña indemnización de 9.900 €... Así, además de dejarla sin negras y corcheas, la dejamos también sin blanca...

Y es que una vecina que grita con la ventana abierta "Andreíta, comete el pollo" puede llegar a Princesa del pueblo, pero alguien que interpreta a Chopin bien merece ser la lapidada... "¡Que le corten la cabeza!" Diría la Reina de corazones de Carroll.

Yo, por sí acaso, ya le he escondido a mi hijo la flauta, no vaya a ser que le dé por querer aprobar música en el colegio, no vaya a volver a casa con una nota escarlata colgada al cuello...

miércoles, 6 de noviembre de 2013

La educación como instrumento Matrix

Hoy pienso que recuerdo cuando, siendo aún un renacuajo, nos cambiaron la forma de evaluar nuestras notas. Pasamos de los diáfanos sobresalientes e insuficientes a los eclécticos Progresa Adecuadamente (P.A) y Necesita Mejorar (N.M.). 

Este método de evaluación nos supuso un gran respiro a los más pícaros, ya que siempre podíamos decir en casa que un Necesita Mejorar no significaba necesariamente un suspenso, era simplemente un toque de atención para mejorar nuestra motivación, y en cambio, vendíamos un Progresa Adecuadamente como un gran triunfo y una recompensa a todo nuestro esfuerzo, mientras mis padres, perdidos entre tanto acrónimo, dudaban entre un castigo ejemplar o comprarme, por fin, aquella ansiada bicicleta. 

Y así llegamos hasta hoy, con una historia legislativa llena de experimentos, entre LOGSES, LOES y LOMCES que siguen desembocando en el mismo fango, un informe PISA que nos deja de farolillo rojo a nivel internacional y sin levantar cabeza año tras año. 

Hoy leo que la Junta de Andalucía acaba de aprobar el Decreto de Evaluación del Sistema Educativo que prohíbe expresamente los métodos de evaluación y calificación de los Centros Educativos, lo que, dicho en romano paladín, significa que la Junta prohíbe evaluar los centros y así se abstiene de tener que dar a conocer cuáles son los que funcionan mejor o peor y cuál es su nivel . 

Según el Consejero de Presidencia, un método de evaluación podría tener “consecuencias segregadoras” y así, para garantizar la equidad y evitar “un elemento diferenciador claro, Andalucía apuesta por un carácter exclusivamente formativo orientado a la equidad”. 

Lo primero que pensé al leerlo es que este Consejero y su cohorte de orientadores, nunca habían leído a Séneca, quien afirmaba que “ningún viento es favorable para el barco que no sabe donde va”. Porque si no podemos medir ni evaluar, ¿cómo saber qué hay que mejorar? ¿qué objetivos podremos establecer si no sabemos de dónde partimos? 

De pronto cerré los ojos y me imaginé al Señor consejero, sentado junto a su equipo, rodeado de un montón de folios adornados con miles de cifras datos. Su cara de preocupación y sus mangas remangadas hacían patente la tensión del ambiente. 

- “Estos datos no son nada positivos. ¡Muchos de nuestros Centros están hechos un asco! Gritaba el Consejero. 

- “Podemos invertir en nuevos proyectos educativos”. Se atrevió a sugerir un joven imberbe sentado a su izquierda. 

- "O impulsar un nuevo programa formativo para profesores, ellos son los primeros interesados desde hace mucho tiempo”. Afirmó una chica algo más mayor desde el otro lado de la mesa. 

-  “Tenemos un proyecto a medio plazo que podría dar sus frutos en 5 años, mejorando la calidad de la enseñanza en un porcentaje muy ostensible”. Volvió a insistir el joven de la izquierda. 

- “¿5 años? A saber dónde estaré yo dentro de 5 años. Yo quiero algo ya, ¡necesito salvar mi culo hoy! Y con la que está cayendo y la reducción de presupuesto, no penséis en un solo Euro, ya sabéis, las 3 Bes, bueno, bonito y barato.” Afirmó algo más calmado el Consejero. 

- "¿Habéis visto Matrix?" Espetó de pronto el hombre calvo de su derecha, quien ostensiblemente más mayor que el resto, había permanecido callado hasta entonces, continuando tras una breve pausa.

 “La conclusión que yo saco de esto es la siguiente, si yo desconozco las características de uno y otro colegio, no podré tener ningún criterio objetivo para poder criticar. Ya sabéis, como le dice el Sr. Reagan al malvado Smith en la genial Matrix”, “¿Sabes? La ignorancia es la felicidad”. Así que no nos compliquemos la vida, no se la compliquemos a los padres, no les demos datos y calificaciones, no vaya a ser que empiecen a pensar por ellos mismos, que decidan qué es lo mejor para sus hijos… y lo que es peor, que empiecen a exigirnos una cierta calidad en la enseñanza. No les demos armas que puedan utilizar para sonrojarnos. ¿Datos objetivos? ¿Evaluaciones? ¡Eso sería nuestro suicidio! 

- "Sí, bien, ¿y cómo vendo eso?" Refunfuñó el Consejero.

- "Eso lo sabemos hacer muy bien... para justificar nuestra decisión, nada mejor que hablar de igualdad, eso siempre nos ha servido, por algo somos progresistas. Hace tiempo que nos adueñamos de aquellas palabras que un franchute pronunció un día de euforia sangrienta: "libertad, igualdad y fraternidad". Así que escribe lo que quieras, que ya me encargo yo de no dejar que Matrix se derrumbe…"

De pronto abrí los ojos y me pregunté a mi mismo: ¿lo he soñado?