domingo, 16 de septiembre de 2018

Del JASP al VYPANP

Hoy pienso que todo empezó hace más de 20 años con el anuncio del  Renault Clio. Un joven reivindicaba ante su jefe el derecho a dirigir un proyecto tirando de curriculum y permitiéndose finalmente el lujo de corregirle una cita. Un tío guapo, políglota, currante y que encima tocaba el saxo lo tenía todo para afear al viejo de pelo blanco sabelotodo con cara agria... ¡los JASP al poder!



 Hoy, en un mundo donde todo corre a la velocidad de los Gigas y nadie quiere leer algo más extenso que los dichosos 140 caracteres, los JASP han encontrado su nicho, y como no podía ser de otra manera, la política, que es siempre el reflejo de la sociedad, se ha rejuvenecido hasta el punto de que no hay sitio para las canas y una calva puede ser pecado mortal.
 
Llegaron Podemos y Ciudadanos con sus clichés aprendidos, "juventud", "renovación", "vaqueros" y "odio eterno a las corbatas". Y la gente lo compró. Rivera llegó a decir que en la política sólo cabían los menores de 40 años, prejubilando y denostando a todo aquel con cierta experiencia.
 
Hoy, los cuatro partidos políticos principales son dirigidos por 4 chavales como quien dice. Está bien, imprime frescura, renovación, nuevas ideas... pero lo que no puede ser, no puede ser y es que para llegar arriba es inevitable una formación, experiencia y ciertos años de currele previos y claro, o eres tan JASP como el del anuncio del Clío o no te quedan horas, así que no queda otra que hinchar el currículum sea como sea, porque tampoco es plan de ir enseñando un Curriculum como el de Susana Díaz, cuyo único logro es una licenciatura en Derecho que le costó 10 años (igual mañana nos enteramos de cómo terminó de aprobar la carrera, pues ya entonces era concejala en Sevilla).
 
Ahora tenemos a Casado, que por cierto, llegó a tildar a su oponente en las primarias, Soraya, de amortizada... ¡con 47 años!, a Rivera, el de la jubilación a los 40 y a Sánchez, que sigue tirando de chaquetas de cuero algo macarras para quitarse algún año... es lo que tiene ir de jovencito cuando ya no lo eres tanto... Y mientras tanto Iglesias sienta la cabeza, se compra un chalet y tiene gemelos, todo un referente para la juventud, que ve cómo es posible medrar en esto de la política aunque sea gritando el discurso contrario.
 
Echando la vista atrás, España siempre ha sido un país de exaltación de la juventud, ya que todos sus presidentes del Gobierno desde la instauración de la democracia tenían menos de 46 años. Excepto dos, paradójicamente uno olvidado y otro denostado. Y curiosamente, estos dos, sin duda, cumplen el mismo perfil, gallegos, serios, sensatos y sobradamente preparados, de Rajoy no voy a hablar, porque todos conocen que fue el número uno de su promoción del Cuerpo de Registradores de la Propiedad, una de las oposiciones más duras y difíciles. Pero me voy a parar en el injustamente olvidado Calvo Sotelo, de aspecto circunspecto, con gafas de pasta y sin pelo, suponía un gran contraste con su antecesor el atractivo Adolfo, y su sucesor el gallardo Felipe. Nuestro Leopoldo no sólo fue número uno de su promoción de Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, sino que también fue doctor (con tesis propia), dominaba 6 idiomas y tocaba el piano, seguramente por eso, no tuvo tiempo de dedicarse a la política hasta los 48 años, después de 25 dedicado a la empresa privada.
 
Hoy la polémica de los doctorados y títulos falsos o plagiados están en boca de todos, pero no es más que el resultado de esta nueva generación de políticos de laboratorio, que entran en sus partidos siendo niños y le dedican (o invierten) todo su tiempo, primero una concejalía en el pueblo, después un puesto a dedo cuando tu partido llega al poder, más tarde en la oposición, te buscamos algo en la Diputación Provincial... y así hemos logrado crear una generación de pequeños vividores cuya única ambición no es gestionar por el bien del pueblo, ya no miran el interés general, ahora se trata de hacer aquello que más vende, sacar pecho para ser hashtag,  y mientras tanto, los verdaderos marrones al cajón, no vayan a emborronar mi carrera...
 
Y esto es lo que hay, si con 40 años y 15 de carrera profesional, pretendes apoyar activamente a un partido afín a tu ideología, te sonreirán y te pondrán buenas caras, pero nadie se moverá para cederte un sillón, no vayan a quedarse ellos sin almuerzo, además... ¿quién quiere un VYPANP (Viejo Y Preparado Aunque Nada Valorado) cuando todo el mundo adora al jovencito con corbata fina o a la chica mona con carácter y que saben hablar tan bien?