jueves, 10 de noviembre de 2016

Otro apocalipsis en la Casablanca

Hoy pienso que hoy hace 46 años y 5 días Ronald Reagan salió elegido Presidente de los Estados Unidos.

Ronald Reagan ya daba miedo desde su época como actor, donde ejerció de delator de otros compañeros en aquella caza de brujas llevada a cabo por Mc Carthy. Más tarde, ya metido en política, como gobernador de California, se declaró enemigo acérrimo del comunismo, antiabortista  y gran patriota, poniendo la defensa de su país por encima de todo.

Tras la revolución islámica de Irán y de la invasión soviética de Afganistán, EEUU viviá momentos complicados, la gente tenía miedo y se veía amenazada, así fue como llegó a la Casablanca un hombre que creía en la guerra y en el liberalismo extremo, a pesar de contar con muchos enemigos y opositores desde el mundo del espectáculo y de la prensa. Fue Henry Fonda el que llegó a decir "un mal actor nunca podrá ser un buen presidente".

Una vez instalado en la avenida de Pensilvania lanzó el mayor programa de rearme en paz de la historia de EE.UU, y comenzó distintas intervenciones militares para derrocar regímenes marxistas en el Tercer Mundo, como la invasión de Granada, el apoyo militar y económico a la Contra nicaragüense y a la guerrilla islámica de Afganistán. De esta manera, todo hacía indicar que el Presidente iba a cumplir los peores augurios.

Sin embargo, todo cambió con la subida al poder de Gorbachov al otro lado del telón de acero, y así, durante el segundo mandato de Reagan, la política exterior dio un giro absoluto, olvidando ese sentimiento anticomunista y sembrando los mimbres de la caída del muro de Berlín. 

Respecto a su política económica nadie tiene dudas, la "Reaganomics" se destacó por la reducción del 25% en el impuesto a la renta, disminución de la inflación, reducciones en las tasas de intereses, incremento en los gastos militares, eliminación de lagunas jurídicas en el código fiscal, liberalización del comercio, una severa recesión durante 1981-1982 seguida por una robusta expansión económica.

Precisamente en aquellos temas sociales que la gente también temía, no llegó a ser capaz... o no quiso reformarlos, aún a pesar de su previa y manifiesta oposición al aborto o al sistema de salud sufragado por impuestos. 

Hoy, Ronald Reagan es recordado como uno de los mejores Presidentes que los EEUU ha tenido, un reconocimiento que coincide tanto dentro como fuera de sus fronteras. En 2014, en una encuesta realizada por la Universidad de Quinnipiac, mientra Reagan salía en lo más alto, el farolillo rojo no era para Nixon y su Watergate, tampoco para Bush y su Guerra del Golfo... el dudoso honor de ser el peor Presidente en toda la Historia de los EEUU era para el simpático y siempre sonriente Barack Obama, y es que como bien decía Clinton (Bill, claro) "es la economía, estúpido".

EEUU se ha levantado hoy con un nuevo Presidente, Donald Trump, un hombre cuyo odio y temor recuerda mucho a aquel con el que Ronald Reagan entró también a la Casablanca. 

Quizás sea porque allí no existe una disciplina de partido como en España, puede que sea porque el Senado y el Congreso limitan el poder del Presidente. A lo mejor es porque el primer discurso de Donald Trump al conocer su victoria tenía ya un tono conciliador muy distinto a cuando todavía era candidato unas horas antes. 

O acaso será porque cuando, tras semanas de insultos e incluso amenazas, al escuchar a su oponente en las urnas, la Sra. Clinton, reconocer la victoria de su oponente y pedirle al pueblo americano darle una oportunidad "porque ahora es nuestro Presidente", uno se acuerda del "no es no" tan español y se da cuenta de que a pesar de su chulería, su despotismo y sus  continuas salidas fuera de tono, Donald Trump no será tan mal Presidente como algunos lo quieren pintar...