sábado, 22 de octubre de 2016

La mano muerta de la herencia

Hoy pienso que en la Edad Media, ya existían distintos tributos, eso que hoy conocemos como impuestos, tales como el diezmo o las acémilas. Sin embargo,  existía uno denominado "la mano muerta"  y que consistía en que si un siervo moría, la mayor parte de sus bienes pasaban a manos del Señor feudal; con el tiempo, no obstante, este impuesto fue evolucionando hasta convertirse en una tasa que los herederos de un vasallo pagaban al señor feudal para poder recibir la herencia de propiedades y títulos.

Hace unos días, el Tribunal de Justicia Europeo ha declarado ilegal el Impuesto de Sucesiones español por ser discriminatorio entre residentes nacionales y no nacionales. Entiendo que el TJUE solo entre en lo que le concierne, pero es que a mí se me ocurren bastantes más razones por las que este impuesto es además de ilegal, injusto, insolidario y deshonesto, más propio de los tiempos feudales de antaño.

- En primer lugar, este impuesto supone una triple imposición, es decir, grava algo por lo que ya se pagó anteriormente dos veces. Por ejemplo, cuando tu padre se compró una casa, pagó los respectivos impuestos por ello,o el IVA o el de Transmisiones Onerosas, sumado a los gastos notariales y registrales. Además, en el momento de percibir el dinero con el que fue ahorrando para comprar esa casa, pagó el IRPF, es decir el impuesto por los ingresos percibidos y que él decidió destinar a una casa. Entonces, ¿por qué ahora hay que volver a pagar otro impuesto con todos los gastos que además conlleva?

- En segundo lugar, supone una penalización al ahorrador, es decir, si tu padre decidió gastárselo todo en vida y no dejarte nada (cosa muy legítima, por otro lado) el Estado tan contento, pero si en cambio decidió ahorrar, o pagar una hipoteca, para dejarte un piso en herencia... en ese caso el castigo del Estado por tan deleznable acción es un impuesto directo que encima hay que pagar en 6 meses y con dinero, lo cual no está al alcance de todo el mundo,  y en cuyo caso, el Señor feudal, perdón, el Estado, pasaría a ser dueño y señor de los bienes de la herencia.

- Por otro lado, supone una injusticia absoluta, que una persona no pueda recibir una herencia, pongamos una casa, por la que sus padres estuvieron trabajando y viviendo toda la vida, por el hecho de no tener disponible una cuantía importante de dinero o peor aún, que  tenga que endeudarse para poder acceder a la herencia, cuando en algunos casos incluso la propiedad tiene un valor más afectivo y sentimental que económico.

- No olvidemos que también que además de la mano muerta, también hay que hacer frente al impuesto municipal de la plusvalía y que también hay que pagarlo...

- Este impuesto es una apología comunista además de una reminiscencia feudal, por cuanto supone una inversión de la propiedad, ya que en realidad el Estado nos está diciendo: "esta casa es mía, no de tus padres, y si la quieres tendrás que pagar por ella, tienes 6 meses, o me quedo con ella". 

Yo por mi parte, no me canso de decirle a mis padres, por esta y alguna otra razón, que sigan viajando y gastando, no me vayan a dejar un marrón... o una mano muerta.

viernes, 14 de octubre de 2016

Un juglar llamado Dylan

Hoy pienso que los juglares eran cómicos y músicos ambulantes, que se dedicaban a tocar instrumentos, cantar canciones y a realizar todo tipo de actividades para divertir al pueblo (chistes, magia, acrobacias o aquello que produjese alguna risa o, al menos entretuviese a la gente). 

No, no se hacían ricos con esto, eran humildes, de clase baja y no eran sino vistos como unos saltinbanquis con los que te ríes un rato. Desde el principio fueron criticados por la nobleza y la Iglesia, por el lenguaje vulgar que empleaban, y por eso no actuaban en castillos ni palacios, sino que iban de pueblo en pueblo cantando y recitando por calles y plazas. 

«Mester traigo fermoso / non es de juglaría / mester es sin pecado, ca es de clerecía / fablar curso rimado / por la cuaderna vía / a sílabas contadas, ca es grant maestría», decía el Libro de Aleixandre, despreciando así  el mester de juglaría y diferenciándolo claramente del mester de clerecía, propio de los hombres cultos y de los clérigos, lo cual sí se consideraba Literatura.

Hoy todo el mundo ha oído hablar del "Cantar de mio Cid" y nadie duda en incluirlo como una gran obra literaria, a pesar de ser un Cantar de gesta, propia de juglares de aquella época. Pero hoy reconocida precursora de la literatura española, sin cuyos mimbres no habría, seguramente, cuerdos Quijotes ni perdidos poetas en Nueva York.

Hoy han concedido a Bob Dylan el Premio Nobel de Literatura. Un sacrilegio para algunos, un merecido reconocimiento para otros. 

Quizás hoy pueda ser contradictorio que un cantante que siempre ha cantado mal sea merecedor del premio más preciado en el mundo de la literatura, sin embargo, ¿qué es la literatura sino el arte de conseguir emociones mediante palabras? 

El propio Bob Dylan decía de él mismo que no tenía una voz bonita y que no cantaba bonito, pero que tampoco quería hacerlo. Quizás, Bob Dylan tenga más de juglar que de cantante y puede, que por fin, 800 años después, un juglar sea, merecidamente, admitido en lo más alto de la literatura.