martes, 27 de mayo de 2014

De ética y legalidad

"La derrota tiene una dignidad que la victoria no conoce"
Jorge Luis Borges

Hoy pienso que ocurrió un 18 de enero de 1962, el Real Madrid debía enfrentarse al Ignis Varese italiano en los cuartos de final de la V Copa de Europa de baloncesto. Entonces los partidos eran a ida y vuelta y lo que computaba era la suma de puntos de ambos equipos en los dos partidos, no las victorias.

El primer partido tuvo lugar en cancha italiana. El encuentro fue duro, con errores arbitrales, una cancha de duro cemento y una presión sofocante liderada por un público enardecido a pie de campo sin parar de gritar "¡Forza Varese!"

Con un empate a falta de pocos segundos, el Madrid tenía la posesión, además de varios lesionados y una fatiga preocupante. Entonces el entrenador pidió tiempo muerto, llamó a Lorenzo Alocén y le espetó: "ya sabes lo que tienes que hacer".

Seguidamente sacaron de fondo, Alocén cogió el balón, asumió la responsabilidad y ¡encestó!

Encestó, sí, pero en su propia canasta.

Ya antes del partido lo habían hablado, no era algo improvisado. Si se daba esa circunstancia, era preferible perder sólo de dos puntos y luego remontar en casa que ir a la prórroga y perder por más diferencia a causa del cansancio y la presión a la que estaban sometidos.

Nada más encestar los jugadores madridistas escenificaron algo ensayado previamente, recriminaron a Alocén su acción y se fueron a los vestuarios, poniendo pies en polvorosa y antes de que los 2.000 italianos se enfuereciesen al darse cuenta de la treta. El equipo contrario protestó, incluso después elevaron su protesta a la FIBA, pero el reglamento no decía nada sobre ello, así que la canasta fue legal. Es lo que tienen los reglamentos, que se rigen por normas y artículos de carácter legal, la ética o moral no tiene cabida entre tanto articulado.

24 de mayo de 2014. Final histórica de la Champions League que enfrentaba a dos equipos españoles y madrileños ambos, para más inri. Ganó el Real Madrid. Eso es un hecho. En este caso no hubo malos rollos previos ni jugadas conflictivas, tampoco penaltys no pitados o fueras de juego inexistentes. Ganó en el último minuto del descuento de hercúleo testarazo. ¿Injusto para el otro equipo? Eso es fútbol, y gana el equipo que mete un gol más que el contrario, como decía un amigo mío, "el que quiera ganar por puntos que se meta a bailarina". Victoria legítima, enhorabuena a los premiados y nada más que decir al respecto.

Dicho eso, este partido me ha vuelto a dejar una sensación amarga de lo que este deporte transmite. Adoro el fútbol, pero algún día dejaré de hacerlo por cosas como las del sábado.

Sin duda, meter un gol en el descuento, en la final del torneo de clubes más importante del mundo, y empatar un partido que ya estaba perdido, es motivo de euforia, de incontinencia gestual y verbal. Puedo entender una celebración subida de tono, porque desde luego, en ese momento, sólo un Borbón sería capaz de guardar las formas,. Bueno, un Borbón... y por supuesto Iniesta de mi vida, que mete un gol en la prórroga de la final de un Mundial y sólo se le ocurre acordarse de un compañero del equipo rival fallecido meses antes.

Jugar una prórroga y ver cómo te haces dueño del partido porque el contrario no da más de sí, meter un gol y confirmar esas sensaciones... Marcar otro y asegurar tu victoria... Y entonces llega ese momento en el que te pitan un penalty que no viene a cuento, a escasos segundos del final.y con el marcador 3-1 y sabiendo que los jugadores del equipo contrario ya no son capaces ni siquiera de andar tras el balón... En ese momento, sabedor de que la Copa es tuya y que ese sueño que estás a punto de alcanzar, seguramente tus rivales no lograrán volverlo a acariciar, tiras el penalty, ves al portero arrodillarse y caer rendido a la hierba y tú sacas toda tu rabia, corres los 40 metros más intensos de tu vida, te quitas la camiseta y marcas tus músculos, esos que tantas horas han quitado a tus horas de lectura para poder pulirlos con tanto brillo.  Gritas y gritas, pones poses y cara de rabia, arengas a tu público mientras ves de soslayo a todos esos aficionados que permanecen inanes e incrédulos, afligidos, derrotados.

29 de abril de 2012. Thiago acaba de marcar el 5-0 ante un hundido Rayo Vallecano. Se acerca su amigo Dani Alves y comienzan una celebración que ya tenían planificada, empezando un bailecito que, sin embargo, no pudieron acabar. Corriendo desde el otro lado del campo se acerca el capitán, Carles Puyol, les recrimina su gesto de soberbia, de humillación ante un equipo rival que, ante todo, tiene dignidad. "¡Respeto!" les grita.

Al terminar el partido, el entonces entrenador del Barcelona, Pep Guardiola, no se anduvo por las ramas, reconoció que "no son actos de jugadores del Barcelona" y pidió disculpas a la afición del Rayo, recalcando que no volvería a suceder.

Nada más acabar el partido, tanto Dani Alves como Thiago pidieron perdón al Rayo a través de las redes sociales: "Pedir perdón si en cualquier momento a la hora de celebrar el gol pudimos ofender al Rayo, no quisimos ofender a nadie. La emoción de haber metido el gol hizo que me equivocara. No volverá a pasar."

Se trata sólo de eso, de respeto. Recuerdo cuando con 18 años empecé a jugar al rugby, una de las primeras lecciones que me enseñaron los veteranos fue la de nunca celebrar un ensayo en exceso, "recuerda que en el campo somos todos compañeros, con distinta camiseta, pero compañeros, así que nunca faltes al respeto al compañero rival". Aunque claro, el rugby es otra cosa, donde sí existe un reglamento ético no escrito y es más importante que ningún otro.

Por cierto, en el partido de vuelta, aquel año de 1962, el Real madrid venció de 21 puntos al Ignis y pasó de ronda.  Unos meses más tarde, la FIBA modificó el reglamento, sancionando que una acción similar con una descalificación durante dos años y una multa de 1.000 dolares.

Un corta y pega del mensaje de Thiago en el twiter de Cristiano hubiese bastado, puede que una sutil disculpa del capi Casillas o incluso del entrenador Carleto. Al contrario, todos a una con Cristiano, vítores y arengas en la celebración, aquí tenemos a nuestro gladiador mientras la afición decide enfocar el pulgar hacia abajo.

Una pena que algunos sólo se rijan por lo legal dejando la ética para los perdedores... quizás sea eso, o sólo mi envidia por no ser guapo, rico y gran jugador...

lunes, 19 de mayo de 2014

No es la religión, sino quien la interpreta

"Las religiones son fundadas en el miedo de muchos y en la vivacidad de pocos"
Stendhal

Hoy pienso que siempre he creído que esa clásica negación de "no soy creyente" es errónea. Todos creemos en algo, incluso el que cree que más allá no hay nada, porque creer cree, que no hay nada, pero lo cree.

No me considero tampoco un creyente en ese sentido erróneo de la palabra, ya que, en un tema tan personal y subjetivo como es la Fe, nadie debe decirme en quién o qué creer y cómo hacerlo.

Lo cierto es que, y aunque parezca contradictorio, soy todo lo contrario a un nihilista, porque creo que la cultura, los valores y las costumbres de una sociedad son sus cimientos y que sin ellos, ésta no ya se derrumba, es que nunca ha existido.

No obstante, eso no significa que todas las costumbres y culturas sean buenas por el hecho de serlo, algunas están mal, eso también es evidente. Sí, dicen que las comparaciones son odiosas, pero a veces es bueno comparar para poder contrastar y así mejorar... o hacer que otros mejoren.

Hace poco, en una red social, salió el tema del Islam. Todo empezó por una foto que alguien colgó de un colegio donde todas las niñas iban ataviadas con el desgraciadamente famoso Burka negro.

Tras algunas chanzas e ironías acerca de lo fácil que les iba a reconocerse 20 años después, un amigo que actualmente reside en Qatar, comentó que la cultura islámica no era tan drástica y que nuestra ignorancia nos hacía unos intolerantes, llegando a afirmar que aquellas mujeres llevaban aquel manto cubriéndoles el 99% del cuerpo por voluntad propia y que incluso, en algunos aspectos de la vida, tenían más libertad que las mujeres occidentales.

Poner como ejemplo el secuestro de más de 200 niñas en Nigeria con violación masiva y constante y actos surrealistas como vestirlas con el dicho burka, afirmando que se han convertido al Islam, imagino que sería tildado de demagogo, en base a que se trata de un acto aislado llevado a cabo por un grupo terrorista. "Locos hay en todos lados", imagino que me dirían.

No ayuda el hecho de poner el telediario hoy y ver que en Sudán condenan a morir en la horca a  una joven embarazada de 8 meses por convertirse al cristianismo  no sin antes llevarse unos cuantos latigazos por adulterio... entendiendo por adulterio casarse con un cristiano, claro.

Hace unos días la Corte Penal de Emiratos Árabes, ese país tan rico y educado, condenó a otra chica a ser apedreada hasta morir por un acto de adulterio, y en Siria, una joven sufrió la misma condena por el uso de las redes sociales en internet, lo que para ellos es un delito similar al adulterio. Y nosotros allí, con el Rey a la cabeza, haciéndoles la pelota para ver si conseguimos hacerles un trenecito que nos saque de pobres...

Lo malo no es ya estas condenas, sino que la Sharía, que es el derecho islámico que recoge todas estas barbaridades disfrazadas de normas, hayan comenzado a regir en todos estos países.

Pakistán, un país relativamente moderno a pesar de sus continuas crisis políticas, llegó a firmar, en los años 90, la Convención Internacional contra la discriminación de la mujer. Sin embargo, en esa misma época, entró en vigor la citada Sharía, y progresivamente la barbarie y el retroceso se fue apoderando de ese país hasta el día de hoy, en que las mujeres han perdido todo derecho a elegir religión, marido o algo tan básico como el vestuario.

Irak, Irán... países extremistas en la actualidad no lo eran tanto, sin embargo, hoy asistimos inanes al espeluznante espectáculo que nos sirven día a día. Irak pretende sacar una ley por la que las niñas de 9 años puedan ser casadas con mayores de edad, fijar legalmente el número de noches que un polígamo puede pasar con cada esposa y la obligación de éstas de mantener relaciones sexuales siempre que el marido lo desee... !se acabaron los dolores de cabeza en Irak!

Respecto a Qatar, cuyas calles están limpias de delincuencia "y las mujeres y hombres gozan de una serie de libertades que nosotros no podríamos llegar a soñar" (mi amigo dixit), desde la distancia puedo divisar 27 presos políticos, unos periódicos que pertenecen a la familia real, un derecho a manifestación prohibido y una censura a los periodistas oficial. Por cierto, la poligamia, por supuesto, es legal... para los hombres, claro.

No negaré que todas las religiones tienen una parte fundamentalista, porque es inherente a la propia religión. Es cierto, en la Biblia se pueden encontrar citas como esta: "Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se hubiese rapado. Porque si la mujer no se cubre, que se corte también el cabello; y si le es vergonzoso a la mujer cortarse el cabello o raparse, que se cubra. Porque el varón no debe cubrirse la cabeza, pues él es imagen y gloria de Dios; pero la mujer es gloria del varón." (Primera de Corintios, Capítulo 11. 5-8)

En el Corán podemos leer: "!Oh Profeta! Di a tus esposas, a tus hijas y a las demás mujeres creyentes, que deben echarse por encima sus vestiduras externas cuando estén en público: esto ayudará a que sean reconocidas como mujeres decentes y no sean importunadas." (33:59)

La diferencia, radica en quién lo lee y lo interpreta, o lo quiere interpretar. No olvidemos que son escritos con una antiguedad ancestral, en un contexto cultural totalmente distinto. 

Cualquier religión puede ser una herramienta muy peligrosa y perjudicial para el ser humano o para algunos de ellos si se manipula de la forma adecuada, y lo cierto, es que el Islam está sirviendo para ello.

Ninguna religión enseña a odiar, todas proclaman el amor, y aquel que propugna el odio en nombre de su religión la está tergiversando. Pasó durante siglos con el cristianismo y está pasando hoy con el Islam, eso es un hecho, y es que como decía Henry Miller, "Si Dios no es amor, no merece la pena que exista".

Este post no es políticamente correcto, lo sé y lo acepto, algunos seguidores que me criticaban por lo contrario seguro que se alegran, aún así, me pongo a tiro de todo tipo de linchamientos verbales, especialmente de aquellos pro alianza de civilizaciones. 

Por suerte para mi, como soy hombre, nadie me condenará a ser lapidado...