Hoy pienso que dicen que el sentido común es el menos común de los sentidos. Yo no lo creo, más bien considero que el sentido común simplemente está condicionado por el propio interés. Por eso cuando dicen que hay razones que la razón no entiende, yo siempre respondo "claro que sí, claro que la entiende"
Nunca he entendido, por ejemplo, la razón del reciclaje del vidrio. Recuerdo, siendo un adolescente, cuando el botellón consistía en un litro de cerveza a compartir "a morro" entre 5 amigos. Comprábamos el susodicho a 100 pesetas, de las cuales nos reintegraban 20 si posteriormente devolvíamos el envase vacío. Os puedo asegurar que teníamos mucho cuidado en no romper un envase o dejarlo "olvidado" en el banco del parque...
Era así de simple, el litro pasaba del fabricante al tendero y de éste a nosotros y una vez consumido (bebido, en este caso) se revertía el proceso. Después el fabricante sólo tenía que lavarlo y reutilizarlo.
Hoy, el proceso se ha complicado, ahora nos cobran un euro y pico (en pesetas unas 200, echen cuentas), y no te reintegran nada, pero eso sí, eres tú el obligado moral, y ya en algunos casos el obligado legal, el que tiene que devolverlo a un contenedor de reciclaje.
Ese contenedor pertenece a una empresa, que se encarga de reconvertir todo el vidrio y reciclarlo, de forma que se puedan construir nuevas botellas a partir de un material reutilizado.
Todo muy verde, muy ecológico nos dicen, pero al final, hemos llegado a un proceso mucho más complicado que, además supone un mayor gasto de material y un coste infinitamente superior... Que, por supuesto acaba repercutiendo en el consumidor. ¿Sentido común? Para alguien lo tiene, traducido en euros, claro.
Por cierto, ahora los parques, o botellódromo como se llaman ahora, no acaban precisamente limpios.... Aunque ZP podría decirme que eso es creación de empleo, el de los limpiadores municipales, puro plan E gracias a la divina adolescencia.
Hace tan sólo unos días, el Gobierno ha prohibido que en los bares se rellenen las aceiteras. Para alguien de Jaén, donde las tostadas con aceite son dieta obligada, tengo que decir que lo veo con poco sentido común... Lo digo como consumidor, claro. Quiero decir que hasta ahora, cuando yo iba a un bar, pedía una tostada y yo me echaba el aceite en la cantidad que quería ("free refill" que dirían los americanos). En caso de que el aceite no me gustase o notase que era de baja calidad, lo tenía fácil, no volvía a ese garito.
Ahora, por ley, todos tendrán que disponer de esos pequeños envases de aceite, que son como capsulitas, lo que conlleva que si el usuario quiere sólo un poco de aceite, el resto lo desechará, yendo directamente a la basura, aunque él lo seguirá pagando, claro.
Esto también supondrá un gasto nuevo, el del propio envase de plástico, que también pagará el usuario, por supuesto. Esto tiene mucho sentido común, sobre todo para el fabricante de envases... Quizás soy demasiado suspicaz, imagino que el Estado mira por mi salud, sabedor de que yo no me valgo ni tengo criterio para cuidar de mí mismo... De todas maneras, a estas alturas, me conformo con que no me obliguen a llevar, tras el desayuno, los envases a uno de los contenedores...
Hoy leo que el PSOE votará en contra de la propuesta de UPyD para que los etarras excarcelados gracias a la doctrina Parot no cobren el subsidio de desempleo. Propuesta fundamentada en dos razones, primero por las deudas impagadas que estos asesinos tienen con sus víctimas y también por su falta de arrepentimiento, lo cual hace incongruente el argumento del PSOE de que esta prohibición conculca el derecho a la reinserción. ¿Razones? Ojalá algún día me encuentre a Rubalcaba tomando un café y me las explique...a la cápsula de aceite invito yo, faltaría más.
Paso de página y veo que el Gobierno norteamericano niega que Obama vaya a pedir perdón por la invasión a Afganistán, señalando que la mayoría de sus ciudadanos están en contra de dichas disculpas e imagino nuestro sentido común español... A estas alturas, en España el Presidente tendría que haber suplicado, rogado y haberse fustigado públicamente ante el mandatario afgano para merecer su perdón, ante nuestra cara orgullosa y complacida por la muestra de bondad infinita española... y es que esto del sentido común es algo tan complicado... Como las razones que uno no entiende, pero que haberlas siempre haylas, como las brujas.