Hoy pienso que hace unos días, nuestra querida Carolina Marín se erigía como campeona del Mundo de badminton por segunda vez consecutiva, algo que tan sólo habían conseguido dos chinas en toda la historia. Una proeza que adquiere más valor si tenemos en cuenta que en España tan sólo hay 6.800 licencias federativas en contraste con las más de 100 millones de China.
Sin embargo, en España, la noticia en todos los periódicos no era esa, en su lugar, todos los titulares se referían al himno que sonó en el podio el famoso himno con letra de Pemán.
Como bien decía Béquer, el recuerdo que deja un libro es más importante que el libro mismo, y gracias a la importancia que todos los medios dieron a la anécdota del himno y la repercusión que tuvo en las redes sociales, al final la epopeya histórica de Carolina se ha desvanecido.
Bueno, en realidad, el propio Jose María Pemán y su letra también han sido víctimas de esa nueva historia que algunos están reescribiendo y a los que no sólo les basta con pintar todo de negro o blanco sino que tiñen de esos colores aquello que les conviene.
Ese himno, que para algunos es fascista y que Pemán escribió durante la dictadura, no fue tal. Para conocer la verdadera historia de dicha letra, hay que remontarse a 1928, cuando el General Primo de Rivera, le pide que escriba una letra para un himno que, al ser una mera Marcha Real, nunca lo había tenido (aunque es cierto que de forma oficiosa sí que existían ya varios).
De esta forma, José María Pemán, un escritor católico y proactivo monárquico, escribe unos versos que, como todos los himnos, exaltan el patriotismo y la fe por la tierra propia, pero sin entrar en temas ideológicos o religiosos y sin hacer mención de guerras, conquistas, sangre o victorias que pudiesen escocer, es decir, un himno aséptico, políticamente correcto y que sirve de unión y reflejo para todo un pueblo.
!Viva España! alzad la frente
hijos del pueblo español que vuelve a resurgir.
Gloria a la Patria que supo seguir
sobre el azul del mar el caminar del sol.
Triunfa España los yunques y las ruedas
canten al compás un nuevo himno de fe.
Juntos con ellos cantemos de pie
la vida nueva y fuerte de trabajo y paz.
Es cierto, que más adelante, en los albores de la Guerra Civil, y decantándose, ahora sí, por el bando franquista, cambió un par de líneas, sustituyendo el "alzad la frente" por "alzad los brazos", y "los yunques y las ruedas" por "los yunques y las flechas".
Se han escrito distintas letras a lo largo de los años con la que podríamos compararla, pero me gusta hacerlo especialmente con una que Joaquín Sabina escribió hace tan sólo 6 años, y que dice así:
Ciudadanos, ni héroes ni villanos,
hijos del ayer, / hay tanto
por hacer.
Ciudadanos, tan fieramente humanos,
tan paisanos del hermano de Babel.
Alta montaña con puerto de mar
clave de sol
España atrévete a soñar.
Aparte del toque moderno que denota estar escrita casi un siglo después, en ninguna de las dos veo diferencias reales que impliquen una determinada ideología o sesgo, igual no sé leer entre líneas...
Volviendo al bueno de Pemán, es cierto que en 1936, eligió un bando, es lo malo de las guerras, que sólo hay dos opciones y, o estás con uno o en su contra, no hay más, ni menos. Y él se vio obligado a elegir, como les sucedió a todos, con la fortuna de hacerlo para el lado victorioso (es otra cosa mala de las guerras, siempre hay vencedores y vencidos). Sin embargo, ya durante la posguerra mientras unos se posicionaban del lado de la dictadura de Franco y otros seguían anhelando la dictadura del proletariado, él defendía la libertad de España. Monárquico parlamentario convencido, fue presidente del Consejo de Don Juan, lo que significaba figurar directamente en la lista negra del Caudillo. Y no, nunca odió a nadie, su carácter pacífico y conciliador fue tan extremo que, de hecho, durante años, luchó sin éxito, por recuperar del exilio a otro gran poeta y paisano, Rafael Alberti.
Fue un 28 de febrero de 1981, 45 años después del inicio de aquel sangriento desastre, Cádiz homenajeaba a Alberti haciéndolo pregonero de los Carnavales, de pronto, un anciano Pemán aparece en escena, se acerca sonriente a su colega poeta y ambos se abrazan mientras Pemán le susurra con su débil voz: "Como poeta, Rafael, no hay color...".
Pemán, como Alberti, también sufrió un exilio, pero el suyo llegaría con su muerte, ese ha sido su castigo. Hoy todo el mundo conoce a Lorca, Alberti o Miguel Hernández, pero en los libros de texto no se menciona la poesía o las obras de teatro de Jose María Pemán. Hoy, la todo lo que conocemos de Pemán es aquel himno escrito por un fascista "para gusto y deleite de Franco". Nada queda de aquel escritor y académico (llegó incluso a presidir la Real Academia de la Lengua).
Ya lo decía Aldoux Huxley, que "la lección más grande de la historia es que nadie aprendió las lecciones de la historia". Está visto que ni aquella cruenta guerra ni aquel simbólico abrazo sirvió para mucho, y hoy queremos seguir abriendo aquellas heridas que sus propios protagonistas cicatrizaron con mimo y generosidad. El Ayuntamiento de Jerez (con los votos de PSOE, IU y Ganemos) acaban de retirar un busto de Pemán, "por facha y asesino", mientras la alcaldesa hace alarde de su ignorancia y defiende que conoce poesías de Alberti pero nada de Pemán. No hay nada como como reinventar la historia para justificar tu propia ignorancia y así legitimar tus acciones.
Y así, nuestra Carolina ha hecho historia, ha ganado su segundo campeonato del mundo de badminton, pero de aquel día sólo quedará una cosa, que el himno español de un facha sonó en Yakarta. Y es que parafraseando a Jean Paul Sartre, el pasado puede modificarse, nos lo demuestran cada día nuestros particulares historiadores...