Hoy pienso que me dan pena los franceses.
Tiene que ser duro tener una liga de fútbol peor que la española, que el mejor jugador en toda la historia de tu país viva en España y trabaje, una vez retirado, para un equipo español, que tengas uno de los mejores torneos de tenis del mundo y que año tras año te lo arrebate un español y que ostentes también la carrera en ruta más reputada del mundo y que además de los Bahamontes, Ocaña, Perico o Sastre, llegue un tal Indurain y ahora un chaval de Pinto y te lo monopolicen... debe dar mucha rabia...
Sólo así me explico los feos que tienen con nuestro Nadal o que tuvieron con Indurain o Perico y ahora con el gran Contador. Hace unos días, en la presentación del Tour 2011, no se cortaron a la hora de silbarle y abuchearle, como si fuera un vulgar tramposo y mal deportista.
Lo que pasó ayer fue de nuevo penoso. No tanto el suceso en sí, sino su repercusión, o mejor dicho, su no repercusión.
Resulta que a falta de 9 km. para meta, una caída provoca una montonera en la que se ve involucrado el tricampeón de la ronda gala, se queda rezagado y pierde tiempo respecto al pelotón de la cabeza, entre los que se encuentran el gran favorito desde hoy, Andy Schleck y los también favoritos, su hermano Franck Schleck, Cadel Evans, segundo en 2008 y 2009, Ivan Basso y Andréas Kloden.
Cuando se dan cuenta de que Contador y otros "peligrosos" corredores como Samuel Sánchez, cuarto en el 2010, y el británico Bradley Wiggins se han quedado atrás por culpa de un accidente, lejos de esperarlos, comienzan a tirar con fuerza, con el objeto de sacar la mayor diferencia posible.
No pude evitarlo, rápidamente me vino a la mente aquel suceso de hace un año, creo que era 19 de julio, cuando a tres kilómetros de la cima del col de Bales, Andy decidió atacar a Contador y éste reaccionó tarde. Sin embargo, cuando parecía que se iba, Andy cambia de marcha y la cadena pierde su sitio. Queda atrapada. En seco. Casi vuelca hacia delante. Tiene que pararse unos 45 segundos. Contador no pierde el tiempo y es él el que acaba dejando atrás a Schlek. Ese día el tour quedó decidido.
Schlek, al terminar la etapa, azuzó el fuego: "Yo no querría ganar el Tour así". Cuando subió al podio levantó un dedo, el del número uno. Rabiaba. Y el público de Luchón le aplaudió a rabiar. Ya tenian un ídolo y una razón para abuchear a Contador, al que recibieron divididos: pitos y aplausos.
Se abrió un intenso debate, también en nuestro país, ¿debía haber esperado Contador a Andy? Parecía que nadie se acordaba que en 1971, siendo Ocaña líder del tour, en pleno descenso del col de Mente, con un Merckx jugándose el todo por el todo, una caída de un gregario de éste arrastró a Ocaña, que desde el asfalto vio cómo se le esfumaba el Tour, que quedaba en manos del Caníbal.
Ayer sin embargo, Schleck no pareció acordarse de sus palabras, y a juzgar por sus hechos, sí que parece que le gustaría ganar así.
No me parece mal lo que hizo, igual que lo defendía el año pasado, creo que las caídas, salidas de cadena o pinchazos son parte del juego y que ningún ciclista debería esperar a otro en estas circunstancias. Sin embargo, no me parece mal el doble rasero con que la prensa y los propios deportistas tratan los sucesos. Si el año pasado el debate llegaba a todos los medios, en todos los países y todo el mundo ponía en duda el buen hacer y la deportividad de un campeón como Alberto Contador.
Lo ocurrido ayer no ha desatado ninguna polémica. Eso es lo extraño, tan sólo he leído hoy un pequeño artículo en el As, acerca de ello. Pero nadie ha puesto en duda la deportividad de todos los que azuzaron para dejar lo más lejos posible a Contador.
Como siempre, el tiempo pone a todo el mundo en su sitio, y ahora, cuando Contador gane su cuarto Tour, nadie podrá hablar de poco fair play... al menos por parte de Alberto...
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