Hoy pienso que me he topado con algo que escribí hace tiempo y que me apetece compartir...
Mi Paloma
Érase una vez un príncipe valiente, honesto, sincero y también inteligente,
casi como el de los cuentos, sin ser azul pero igualmente apuesto
y aunque todos en su palacio le querían, él sin embargo vacío se sentía por dentro.
Un día cualquiera, paseando Dios por las tierras del preciado soberano
topose con él cerca de un lago, se conocieron y durante mucho tiempo dialogaron.
Cuando por fin el Infante marchó, absorto Dios pensaba con una sonrisa en los labios
que por tanta bondad como detentaba, daríale como obsequio la compañía
de una bella doncella aún más generosa y presta que el propio Delfín del palacio.
Dios siguió paseando por los jardines del Alcázar y allí con el Príncipe charlaba,
un Príncipe feliz que además de bondadoso, con el tiempo se hizo sabio.
En su palacete a todos daba, sin solicitar ni recibir nada a cambio,
pues él ya tenía un maravilloso palacio, una preciosa esposa a quien amaba
y a Dios como amigo, padre y juicioso ilustrado.
Mas un día quiso Dios regalar a su leal compañero de conversación
un presente más valioso y excelente que su propia alma
y de este modo, con un primogénito le obsequió, travieso pero de noble corazón
y una niña, que se hizo dueña de su algazara con una sola mirada.
El Príncipe en Rey se convirtió, y como tal comenzó, en su palacio a gobernar
dejando de acudir, para conversar, al jardín donde con Dios tantos ratos pasaba,
quien triste se preguntaba si el ahora monarca también habría de cambiar.
Dios decidió comprobarlo y de esta guisa acudió disfrazado a la real residencia
para comprobar si el soberano, como en su juventud, guardaba su esencia
y observó escondido, las calles y las gentes, y la felicidad y alegría
que hasta los animales sentían por la justicia y generosidad que su gobernante impartía.
Inundado de satisfacción, encontrose como antaño, Dios, con su amigo regente
y no pudo por menos que un reproche hacerle, "todo lo tienes para vivir dichoso
pero sin duda en tu reino majestuoso falta algo que con holgura mereces"
y alzando sus ojos hacia el desnudo cielo susurró "sin duda es muy bello,
empero yo te regalaré miles de pájaros para que canten con esmero
coloreando el techo de tu feudo y conviertiendo en melodía tu gozo".
Ya anciano, el regio sapiente a Dios llamó una estrellada noche de verano
"siento que es la hora, mi amigo, la hora de irme contigo,
pero antes de irnos, quiero solicitarte algo, aunque nada antes te haya pedido".
"Quiero que obsequies con todos los dones con los que me has gratificado
dándole, como a mí, la oportunidad de ser feliz, a una persona cada determinados años"
y dijo Dios "con gusto lo haré, pues una vez más demuestras generosidad y sapiencia,
y en tu eterno recuerdo siempre buscaré a aquel que no lo haya merecido:
no será bondadoso ni valiente, siquiera bueno, y también carecerá de tu ciencia".
Escucha, pequeña este cuento, que orgulloso hoy te canto,
pues Dios un día deambulando, divisó entre olivos y cuestas remotas
un chico totalmente indigno de poder disfrutar de las virtudes del soberano.
Y así es como gracias a Dios y a su recto monarca, conquisté un día a la más bella dama,
con quien sueño y despierto cada alba, descubriendo cerca mía
a mi pituso, principito y tierno, y a mi pizpireta niña, mi reina mora.
Y como ya ocurrió entonces, Dios en la cuenta cayó de que algo bello faltaba
mas mi horizonte no adornó con mútiples aladas sinfonías,
perfirió teñir mi corazón con el ave del paraíso más linda, contigo, mi Paloma.
1 comentario:
no tengo palabras,yo a mis 34 años no tengo a mi padre,pero te aseguro q si me hubiera escrito esto me sentiria muy orgullosa,y espero q tu hija cuando lo lea a mi edad sienta lo mismo q yo y q ella si pueda compartirlo c su padre,tu. Besos
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