Hoy pienso que ayer estuve viendo una película del cowboy por excelencia John Wayne.
Sinceramente, además de ser de lo peorcito de la filmografía de Wayne, la película no era todo lo políticamente correcta que se podía esperar y ello porque durante la más de hora y media que duraba, el vaquero se dedicaba a tratar de "educar" a su mujer y a su hija, dando consejos a los pretendientes de su pequeña, con frases tales como "cuando alzar la voz no funciona, es hora de levantar la mano", y acabando la película con el gran John dando una buena azotaina a su mujer delante de todo el pueblo, que ríen ante el espectáculo y con un final feliz, ya que su rebelde esposa entiende que se ha portado mal y gracias a los azotes vuelve a ser la mujer mansa que su marido esperaba de ella.
La verdad es que la película me dio qué pensar. Quizás eso a día de hoy parezca una barbaridad, pero por otro lado, habría que ver el contexto de una época en que si querías ser sheriff del pueblo en lugar de estudiar oposiciones, sólo tenías que pegarle un tiro al titular del cargo y hacerte con su chapa, quizás era otra forma de entender la vida.
Lo que me hizo pensar la película es el hecho de que ninguna asociación feminista o incluso el propio gobierno haya permitido la difusión del film. Hemos llegado a un punto que pensamos que no mentando a la bicha no nos picará y en eso, creo, estamos equivocados.
Pensaba en la forma en que este Gobierno, o mejor dicho, estos Gobiernos están tratando de luchar contra esta lacra. Y no sé si lo están haciendo bien.
Me refiero a que el presupuesto destinado por el Gobierno español para luchar contra la violencia de género a través de la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género supera los 30 millones de Euros, similar al del año pasado. A eso habría que añadir las medidas llevadas a cabo por otras administraciones, como la de Justicia o la propia Policía.
Las Comunidades Autónomas y los Ayuntamientos también destinan parte de su presupuesto a la prevención y protección contra la violencia de género, lo que significa que es una de esas políticas que transferidas o no, las tres administraciones gestionan, como buena muestra del caos territorial y administrativo en el que estamos sumidos.
Pues con todo este gran coste dedicado a una sóla política, los datos son muy pesimistas. El año pasado hubo un total de 73 víctimas mortales, dos más que en el 2003. Y este año, 2011, ya se han cometido 12 crímenes, lo que puede suponer que a finales de año se supere incluso esta cifra.
Eso nos debería hacer pensar que quizás no se estén tomando las medidas adecuadas y que, por ejemplo, por censurar una canción de Loquillo no van a conseguir que alguien deje de ser un cobarde maltratador, y que, al mismo tiempo, que porque alguien vea a John Wayne delante de su pantalla aconsejando a su futuro yerno que ponga a su novia a raya, a alguien se le ocurra pegarle una paliza a una mujer, porque un canalla es un canalla y no necesita que un pistolero de un western le de ideas.
Quizás el camino no sea el andado hasta ahora, y puede que haya que buscar otros medios. Yo tengo ideas, aunque no sé si serán las correctas, pero desde luego, tristemente, con las cifras en la mano, la solución no es vetar letras de canciones o sacar películas de su contexto...