jueves, 17 de marzo de 2011

El borde plateado de Japón

Hoy pienso que tras lo sucedido en Japón, aún no había escrito nada sobre el tema. Bueno, lo cierto es que temas tan manidos no parecen interesantes.

Sin embargo, como dice el refrán inglés "every cloud has a silver lining" (cada nube tiene un borde plateado), o lo que es lo mismo, de todo hay que sacar algo bueno, porque seguro que lo hay, y aunque en este caso es difícil, sí parece que ha servido para que, aparte, por supuesto, de todo el triste drama por la catástrofe, la gente esté conociendo la cultura nipona y lo que es aún mejor, a admirarla.

Yo tuve la suerte de viajar a Japón hace 4 años, y desde luego fue un viaje que me marcó, no tanto por los bellos y coloridos paisajes o los silenciosos pero magníficos templos como por el descubrimiento de una civilización que me pareció maravillosa.

Ya sabía que trataba con personas serias, disciplinadas hasta la obsesión por su trabajo y responsables, sin embargo, no sabía nada de su simpatía, su cariño y su respeto por lo desconocido.

Cuando yendo por las calles de Kioto, cámara en mano y un retorcido mapa en la otra, nos acercábamos a un anciano para preguntarle por el barrio de Gion, me alucinaba ver a un octogenario tratando de hacerse entender en inglés o por señas e incluso desviándose de su camino para llevarnos al lugar indicado. Entonces recordaba la imagen del grupo de "chinitos" sonrientes por las calles de Madrid con la polaroid como mascota que tantas veces nos ha servido de recurrente mofa. !Qué atrevida es la ignorancia!

Compartí horas de trabajo con ellos y me sentí hasta avergonzado al comprobar que para aquellas reuniones habían estudiado nuestra cultura hasta el punto de corregirme en ciertos tecnicismos españoles.

Hoy nos enseñan a todo el mundo lo que son capaces de hacer en una situación extrema. Aguantan colas eternas para conseguir agua o alimentos básicos sin protestar. Resignados, sí, pero no vencidos. Sin altercados, saqueos o disturbios en las calles.

Tendemos siempre a pensar que somos los mejores en todo y como siempre, tiene que venir una catástrofe para darnos una bofetada y enseñarnos que ni somos tan buenos ni sabemos apreciar lo que tenemos.

Ellos seguro que saldrán de ésta, más fuertes y más preparados, porque una vez más, aprenderán de los sucedido. La cuestión es, ¿aprenderemos nosotros algo?

4 comentarios:

Mermi dijo...

Pero fijate como somos los occidentales,se nos han olvidado ya las 15.000 personas afectadas,la desolación, el vacío q se ha hecho en tantas familias y tantas q han pasado en un pis pas a la historia,o ni siquiera, habrá filias d las q no haya huella en la memoria de nadie.en medio d ese desastre, ellos tan disciplinados y calmados. Como siempre,ya piensan en como seguir adelante.los jubilados han organizado grupos de voluntarios.nosotros aterrados x q nos vaya a salpicar la radiactividad,o la bolsa q sube o baja, la demanda d petróleo cuando los afectados se pongan las pilas.en las noticias los americanos histéricos y alarmados compran sal,pastillas de no se que y se preparan para lo peor...??? Yo no entiendo nada,solo q los japoneses deben sentirse muy solos,pero q ellos están por encima de este teatro y saldrán adelante dandonos como siempre varias lecciones

Anónimo dijo...

picapino, lenguavivamata,te sigue los pasos

Anónimo dijo...

Sí, pero...
No mencionas nada de sus horarios abusivos en el trabajo, honorarios rídiculos algunos, falta de orientación en la nuevas generaciones, etc. No todo es tan color de rosas entre los japoneses, si bien es cierto que en civismo están dando una gran lección y muchas notas debemos tomar. No obstante, como nadie es perfecto se comenta que se les ve muy faltos de capacidad de improvisación, virtud muy necesaria en esas lides.

pino dijo...

Es su forma de vida, entendida como disciplina y constancia. Está claro que no tienen feria de abril, pero te aseguro que la noche en Tokyo no es oscura y aburrida... eso sí, no verás jóvenes rompiendo retrovisores ni chillando por calles vacías.
Aún así, se trata de aprender de los demás y tratar de ser mejores, pero sin dejar de ser nosotros mismos. Yo estoy muy orgulloso de ser español y creo que tenemos muchas cosas buenas, pero claro que podemos mejorar. Sólo se trata de eso.