domingo, 12 de febrero de 2012

Penalti en contra de Garzón

Ley 1: "Prevaricador es como si se dijera que "varica" (es decir, que anda con las piernas separadas) y ayuda así a la parte contraria traicionando a la que en él confía. Labeón dice que este término se deriva del hecho de "varicar" en la contienda, pues el que varica está en un lado y otro, incluso más del otro".
Digesto. Lib.XLVII.Tit. 15.

Hoy pienso que esto de las dos Españas es inalterable, pasan los años y seguimos siendo así, como el fútbol. Si  soy del equipo blanco, siempre veré los penaltis a mi favor y sin embargo, los pitados en contra siempre serán injutos. Así es el fútbol, pura subjetividad. Sin embargo, en la vida debería existir algo de objetividad.

Estos días hemos asistido a la primera sentencia de uno de los juicios a los que se está sometiendo el Juez (ya ex) Garzón. Los titulares acerca del fallo lo dicen todo. Al igual que en el fútbol, no importa lo que hizo, no importa la fundamentación, importa sólo si eres del equipo A o B. Y claro, así nos luce el pelo. Si soy de izquierdas, tengo que indignarme, pero si soy de derechas, descorcharé una botella de mi mejor cava. 

¿Dónde quedó la objetividad? ¿Acaso no somos capaces de pensar por nosotros mismos?

Seamos sensatos y fríos en este asunto: Ha quedado demostrado, y así él mismo lo ha reconocido que se extralimitó en sus funciones y puso micrófonos donde no debía, cargándose uno de los derechos esenciales de nuestra Constitución: El derecho a la defensa de todo acusado. 

No entraré a juzgar si el fin merecía la pena. No valoraré si actuó desde la honradez exacerbada de tratar de pillar a unos tramposos y corruptos de la propia democracia, porque nos guste o no, la cuestión no es esa.

Él mismo investigó y llegó al pseudo fondo de la trama de los GAL, basándose en que por mucho que se merezcan la muerte los hijos de puta etarras, nadie está legitimado para tomarse la justicia por su mano, ni siquiera el Gobierno.

Sin embargo, al final él mismo ha caído en eso, por eso se le ha juzgado y por eso se le ha condenado. Y por eso 7 magistrados con distintos criterios y, si se me permite, con distinta ideología, han llegado a la misma conclusión: "Balta, lo sentimos, pero cruzaste la raya".

Ahora oigo barbaridades, como a Cristina Almeida, abogada y ex política, que afirma que "ha sido una cacería porque Garzón sólo utilizó todos los medios a su alcance para resolver una trama de corrupción de cuello blanco y altas esferas". Al más puro estilo estalinista viene a afirmar que para acabar con el rico, todo vale. 

Como decía al principio, Garzón no es un corrupto, no es un asesino y tampoco un delincuente común. Y por eso no ha sido condenado siquiera a ir a la cárcel. Ha cometido un delito de prevaricación, y ha sido condenado a la pena que se establece  para dicho delito, inhabilitación para ser juez.

En el derecho visigodo hispánico se castigaba al juez que se extralimitaba en sus funciones pasando a ser esclavo del detenido... por no hablar de los persas, sobre los que relata Diodoro el caso de un Juez convicto de cohecho, que fue condenado a muerte, forrándose con su pellejo la silla en que había su sucesor de dictar sentencia.

Por suerte, vivimos en un Estado de derecho, algo más civilizado que tiempos de antaño (aunque a veces no lo parezca) y por eso mismo, Garzón (que ha sido condenado por haber obviado un principio fundamental, aunque su fin pudiese ser legítimo), no será ejecutado ni  ajusticiado, aunque algunos medios sigan viendo un penalti pitado en contra de su equipo...

1 comentario:

Daniel López Jurado dijo...

Para variar, Agus...UN DIEZ para ti. Por fin oigo a alguien hablar con lógica y sentido en todo esto. Es asi de simple, aunque a muchos no nos guste del todo. Pero que no se sigan equivocando poniendo esos titulares. UN ABRAZO...e insisto, UN DIEZ