miércoles, 29 de noviembre de 2017

El cuento de Ada la de Colau

Hoy pienso que no me apetece hablar de los cinco bestias de la manada porque además de manido, es un tema que me revuelve las tripas, sin embargo, sí que me causado impresión las últimas declaraciones de la señora alcaldesa de Barcelona, ya que son una auténtica lección de Primero de Ciencias Políticas.

La Sra. Colau, afirmó hace unos días en un homenaje a las víctimas de la violencia sexista (que no, que no es de género) que cuando era joven estuvo a punto de ser violada dos veces, la primera, según ella, un hombre la miró desafiante camino de su casa... suerte que apareció un chico en patín y el hombre dejó de mirarla....

El segundo intento de violación se produjo otra noche, cuando dos hombres se le acercaron por la calle, le preguntaron si tenía novio y le dijeron que estaba muy buena... por fortuna pasó un coche de policía y los ahuyentó.

No seré yo quien haga chiste fáciles del relato ni quien ponga en duda su versión de la intriga, sin embargo, no he podido por menos que recordar aquello que a todo político le enseñan en su primer día de cole, que es intentar sacar rédito de cualquier tema actual. 

Ada, como buena y aplicada política, sabe que este asunto, por desgracia ahora tan de moda, puede dar mucho juego a su favor, sobre todo siendo mujer. Así que, siguiendo el manual del buen mandatario, nada mejor que narrar una historia con nombre y apellidos. Si sacudís el árbol de la hemeroteca, podréis ver que todos los políticos han utilizado alguna vez este truco: "la niña" de Rajoy, la pareja Erler de Obama, la moribunda  Megan Crowley de Trump o la tan repetida Valeria de Pedro Sánchez (a éste se le fue la mano, repitiendo la historia allá por donde iba).
 
Pero Ada es mucha Ada, y puestos a sacarle rédito a la historia, nada mejor que ser además su propia protagonista, 2x1 que dirían en las rebajas, y así pues decide contarla en primera persona, es decir, el cuento de Ada, la de la Colau, casi nada.
 
Pero la cosa no queda ahí, y si aún puede matar tres pájaros de un tiro, pues bendita sea la historia, así que no contenta con presentarse como víctima, luchadora, y firme defensora de los derechos de las mujeres... decide aprovechar que el Pisuerga pasa por Valladolid, y suelta la pildorilla de que aquel policía que le salvó de una violación segura, acto seguido se dedicó a regañarle por la ropa que llevaba y por atreverse a ir sola a aquellas horas. Jugada maestra, meter un cliché machista y apuntar con el dedo a los mismos policías que hace unos días "vapuleaban y machacaban físicamente las libertades de los pobres y pacíficos catalanes", juego, set y partido, tiembla Pablo que esta te quita el prime time en la Sexta.
 
Una vez más estos podemitas nos demuestran que estudian y que la lección se la saben, en eso les reconozco todo el mérito y me quito el sombrero... aunque me avergüenza que ese rédito que tratan de ganar sea a costa de jugar con temas tan serios y graves como las agresiones sexuales o la reputación de nuestras fuerzas de seguridad.
 

lunes, 11 de septiembre de 2017

He dicho democracia

Hoy pienso que recuerdo un vídeo viral de esos que mandan por wassup en el que un niño enfurruñado estaba empeñado en comerse un helado de fresa. Sentado en el suelo, su madre le explicaba que en la heladería no quedaban de fresa, que se levantase y eligiese otro de cualquier sabor. El niño, encabezonado con los brazos en cruz, se mantenía firme en sus convicciones, poco importaban las explicaciones de la camarera y de su madre, que agotada, le conminaba a elegir otro sabor:

- "¿Lo quieres de chocolate?" Le decía la madre

- "No, ¡he dicho de fresa!" Respondía rápidamente el niño con la mirada orgullosa hacia el suelo.

- "¿Lo quieres de menta?" Insistía.

- "No, ¡he dicho de fresa!"

- "¿Lo quieres de nata?"

- "No, ¡he dicho de fresa!"

- "¿Lo quieres de fresa?"

- "No, ¡he dicho de fresa!"

Y así el niño cayó en su propia trampa, era tal su obcecación y tan irracional su empecinamiento que ni siquiera escuchaba lo que su madre le decía. Seguramente, con el Juez Calatayud el niño se habría quedado sin helado y seguramente sin cena.

Con el "prusés catalá" está pasando igual. Tanto pedir la independencia, que al final su petición ha llegado al absurdo. Hasta hoy, su principal argumento era el triunfo de la democracia. Entendida como el derecho de los catalanes a decidir su propio futuro. Poco importaba que el resto de los españoles tengamos también algo que decir en el futuro de una parte de España, por ejemplo.

Basándose, como digo en el único argumento cabezón de la democracia, ellos responden y dirigen todo el "prusés" a su gusto, es decir, que ellos no sólo eligen independizarse, sino que ponen las condiciones y las normas. Así, por ejemplo, eligen ser un "Estado libre asociado" a España, sin darse cuenta que para asociarse a alguien la otra parte también tiene la misma libertad para hacerlo o no. 

Por otro lado, todos los trabajadores catalanes dejarían de formar parte del Sistema español de Seguridad Social, y así, un trabajador al que le faltase un año para jubilarse, perdería ese derecho... pero ellos lo arreglan diciendo que exigirían a España que esas cotizaciones las siguiesen computando, como se hace con otros países... sin caer en la cuenta de que para eso hay que firmar un Convenio bilateral, donde ambas partes tienen que estar de acuerdo...

Si les hablas de fútbol, te ponen de ejemplo el Mónaco y te dicen que el Barca seguiría jugando en la liga, sin darse cuenta de que la Liga de Fútbol Profesional es la que tendría que admitirlos o no...

Aún así, ellos se han basado siempre en la Democracia, palabra mágica que todo lo cura, aunque para ello hubiese que retorcerla, permitiendo el voto a los mayores de 16 años (cuna de independentistas, fruto del adoctrinamiento escolar sufrido) o permitiendo el voto a extranjeros residentes en Cataluña (curioso también que permitan votar a extranjeros no catalanes y no permitan votar a españoles no catalanes...).

¡Hasta quieren seguir formando parte de la Unión Europea sin preguntar a la Unión Europea!

El remate ha sido escuchar a un alto cargo de la Generalitat responder a la pregunta sobre qué pasaría si saliese que no... a lo que el hombre tan convencido, decía, "el pueblo catalán quiere la independencia sea cual sea el resultado".

En ese momento me vino a la mente la imagen del niño, sentado en el suelo:

- "¿Democracia?"

- "No, he dicho democracia"


martes, 18 de julio de 2017

La mochila de los prejuicios

"El que no sale nunca de su tierra está lleno de prejucios"
Carlo Goldoni

Hoy pienso que quería escribir mis primeras impresiones sobre Marruecos, ese país, que desde la distancia huele a calor, arena y chilabas.

En estas primeras semanas ya he tenido la suerte de recorrer el país de norte a sur. De una forma superflua eso sí, pero perfecta para poder así escribir mi primer fotografía marroquí, muy borrosa, claro, pero ideal para que sea sólo el tiempo el que vaya haciendo más nítida e incluso rectifique los colores e impresiones que no respondan a la realidad, porque no siempre la primera impresión es la que cuenta.

Es curioso llegar a un apartahotel y encontrar que el papel higiénico ha sido sustituido por una pequeña manguera a la izquierda del water y cuyo destino nadie te tiene que explicar... por suerte, ya están acostumbrados a estos locos occidentales, y en recepción parecen estar esperando a que aparezcas para darte un par de rollos, que en ese momento te parecen el bien más preciado de la tierra.

Salir a comer en pleno Ramadán, entrar en una pizzería y ser atendido con sonrisas y total amabilidad. De pronto escuchar a los Gipsy Kings de fondo y que el camarero se te acerque y te diga, "español, ole ole"... Fue tal la confianza que me atreví a pedir una cerveza, osado de mí, recibiendo una cordial disculpa por "no querer problemas con sus vecinos", pero en ningún caso una mala cara o un mal gesto.

Autovías infinitas en perfecto estado de revista, con un asfalto que ya quisiera la A-4 en el mejor de sus tramos, aunque eso sí, la primera vez que un coche se metió entre los dos que íbamos por sendos carriles, mi cara de estupefacción era tal que el hombre me miró extrañado como diciendo "¿pero cuál es el problema, si cabemos los tres?" . 

Y es que estos marroquíes son muy prácticos. Cada problema de logística que me he encontrado ha tenido solución, sólo hay que dar con la persona adecuada, recibir una primera sonrisa tranquilizadora y tener paciencia... tic tac tic tac... "pas problem", no hay problema, lo que necesitas llegará, puede que hoy o mañana, pero llegará, aunque al final no sea exactamente lo que querías...

Decía Descartes que los viajes sirven para conocer las costumbres de los distintos pueblos y para despojarse del prejuicio de que sólo en la propia patria se puede vivir de la manera en que uno está acostumbrado. Cuando uno llega a Rabat en pleno mes de julio, dejando atrás los 40º de Madrid y se encuentra una brisa suave y fresquita, que te obliga a ponerte una camisa de manga larga, es en ese momento cuando uno se da cuenta de que tiene que hacer un reset y tirar por la borda todas las imágenes que uno tiene tatuadas en la cabeza, porque será la única manera de poder conocer un país lleno de contrastes. 

Sin duda me queda mucho por descubrir, y aunque es difícil quitarse la mochila de los prejuicios, intento dejarla en casa cada vez que salgo a la calle, porque sólo así podré conocer y aprender a querer un país que seguro que merece la pena.

sábado, 1 de julio de 2017

Exprimiendo la vida

"Fui a los bosques porque quería vivir a conciencia, quería vivir a fondo y extraer todo el meollo a la vida, y dejar a un lado todo lo que no fuese vida, para no descubrir en el momento de mi muerte, que no había vivido"
El club de los poetas muertos

Hoy pienso que vienen a mí recuerdos de hace unos años, en Madrid, con la oposición recién aprobada y sin otra preocupación que asistir, cada mañana, a seis horas de tediosas charlas y ponencias.

El resto del tiempo era nuestro, en una ciudad extraña, tras varios años de retiro disciplinado entre libros y con unos cuantos compañeros (que pronto se convirtieron en amigos y algunos, hasta en casi hermanos) en las mismas circunstancias.

Un día decidimos ir al cine, ni siquiera recuerdo la película, en realidad, para nosotros eso era lo de menos. Mientras perfilábamos los detalles de la quedada, miré a mi derecha y dije: "Andrés, coño, vente al cine esta tarde, que vamos a ver una peli de esas que te gustan a ti".

Andrés era un gallego cuarentón, aunque algo avejentado y serio, muy simpático y con esa retranca que hace justicia al cliché de los de su tierra, un tío de esos que con solo mirarlo ya percibes que es buena gente, aunque siempre te deja con la duda de si ha querido decir lo que ha dicho o justo lo contrario. Nuestro gallego había aprobado las oposiciones por promoción interna, y sin duda, aquellos meses fuera de su casa, estaban siendo todo un suplicio.

Él me miró pausado, y de forma concluyente me dijo... "Déjalo, tengo un cine al lado de casa, voy a verla allí que me pilla más cerca."

- "Pero Andrés, allí irás solo, vente con nosotros y vas acompañado, entre amigos, además, luego tomaremos algo por ahí".

Él me volvió a mirar, esta vez con esa mueca indescifrable que ni siquiera Da Vinci podría dibujar: "Pero vamos a ver", me contestó, al cine se va a ver la película, y encima hay que estar callado, no se puede hablar... entonces, ¿qué más me da ir solo o acompañado?. Además, al lado de casa tengo una pizzería que está muy bien... ¿Qué sentido tiene irme tan lejos a cenar a un sitio que no conozco cuando puedo cenar al lado de casa, donde sé lo que me ponen y encima es más barato?"

No pude responder nada, la aplastante lógica es lo que tiene, es irrefutable, porque las razones del corazón y la emoción nunca pueden rebatir a la objetividad de la propia razón... 

Y ahora que inicio una nueva etapa profesional que, sin duda, también va a afectar a mi vida personal, siempre recuerdo esta anécdota cada vez que alguien me pregunta por qué he dejado un puesto de trabajo bien remunerado, reputado y situado en la ciudad donde me he criado y vive mi familia. Cómo explicar que cambias todo eso por un trabajo en un país poco atractivo (a los ojos de muchos), donde ni siquiera sabes cómo conformarás tu vida, lo que allí te encontrarás ni en qué condiciones volverás a España.

La respuesta la tenía Andrés. No, la vida no la entiendo de forma tan racional. Quiero vivir, aprender, conocer, descubrir, enfrentarme a nuevos retos, volver a empezar de cero, porque es importante  conocerse a sí mismo, y yo sé que si hoy ya me resigno a ver cumplidos todos mis objetivos  profesionales, me consumiría y la vida se tornaría tan gris que nunca más amanecería y eso no sería bueno para mí ni para los que me rodean.

Esa es la vida tal y como yo la entiendo, y por eso acepté este nuevo reto, sabiendo que me esperan muchas horas de soledad, de carretera, de vuelos, de preguntarme qué coño hago aquí y de recordar mil y una historias de todos estos años vividos en mi tierra. Pero también consciente de que mi alma se enriquecerá, mis minutos serán más largos y volveré a saborear cada segundo que la rutina nos hace desperdiciar a diario casi sin darnos cuenta.

Cuando con 13 años mi padre me dijo que fuese al cine a ver una película, no me sentí muy atraído, la verdad. Además el título no es que ayudase mucho... aquel "Club de los poetas muertos" sonaba a rollo macabeo y si encima la recomendación venia de mi padre...

Nada más lejos de la realidad... Aquella película me marcó para siempre y aquellos versos adaptados de Henry David Thoreau se convirtieron en mi Leitmotiv... Una vez más, mi padre llevaba razón, aunque de haberlo sabido él, quizás nunca me hubiese sufragado aquella tarde de cine... Porque él, como buen padre, hoy me prefiere cerca.

Y así, hoy vuelvo a exprimir la vida, complicándomela, puede que sí, pero estoy seguro  de que cuando llegue mi hora, sonreiré y descubriré en mi lecho que yo sí había vivido.... 

martes, 11 de abril de 2017

Desarme Histórico no es Memoria Histórica

Hoy pienso que hace unos días asistíamos al histórico "desarme" de ETA. 

120 pistolas, 3 toneladas de explosivos y un montón de detonadores ha servido para escenificar el final feliz de una banda asesina. Curioso que las 120 pistolas entregadas eran de primera mano, aún sin utilizar ni manipular y sin huellas asesinas. Un desarme algo edulcorado para acabar con más de 40 años de asesinatos, muchos sin esclarecer aún.

Es entonces cuando me vienen a la mente las palabras de Gerardo Iglesias, fundador de Izquierda Unida: "Es una exigencia democrática y de justicia recuperar la memoria de todas las víctimas y reponer sus derechos, reparar la injusticia y lo que es todavía es más importante: juzgar sus crímenes. No se puede olvidar un período tan trágico de nuestra historia si lo que se quiere es construir un futuro de progreso". 

Y no puedo evitar acordarme de nuestro querido Juez Garzón, cuando decía aquello de que "toda ley de amnistía que busca encubrir un crimen de lesa humanidad es inválida ante la ley”.

Y por supuesto nuestro Pablito Iglesias y su manido lema "Memoria, dignidad y justicia" que ha repetido hasta la saciedad...

Sin embargo, ninguno de estas grandes reflexiones hace referencia a una banda terrorista que ha matado salvajemente y de la forma más cobarde y vil posible, con tiros en la nuca, bombas indiscriminadas, secuestros inhumanos y amenazas de muerte en muchos casos cumplidas. Porque esto no era ni es una guerra, aquí sólo mataba un bando, aquí los asesinos mataban y personas inocentes morían, a veces niños, a veces conductores, a veces catedráticos, a veces concejales, a veces guardias civiles... pero siempre por la espalda o con un detonador a lo lejos.

Y después de haber desempolvado una guerra cruenta que tuvo lugar hace 80 años y hacer supurar una herida que los sabios de la Transición se encargaron de sanar y que empezaba a estar cicatrizada, -porque aquello, queramos o no, sí fue una guerra-, aquellos mismos que se niegan al olvido y exigen con vehemencia la condena de aquellos actos y su reparación, esos mismos,  hoy apelan al olvido y a la comprensión, porque dice nuestro Coletas que el terrorismo de ETA ha causado un “enorme dolor” en España, pero que tiene “explicaciones políticas” y que es necesario comprenderlas para poder “avanzar hacia soluciones democráticas”.   

Así que, por favor, no me confundan el Desarme Histórico con la Memoria Histórica, no me vayan a joder la foto: Una pistola, un poquito de TNT, cuatro cables, tres bastardos con chapela y John Lennon sonando de fondo... y rapidito, que hay que seguir buscando la tumba de García Lorca, aunque su familia se empeñe en dejarlo descansar tranquilo.

Y así, vemos cómo todos brindan por la paz, el amor y la armonía, por el "fin" de ETA, nada de derrota, no se nos vayan a enfadar el Carnicero, Otegui y compañía y se líen a tiros otra vez con las pistolas que siguen teniendo cargadas, sin caer en la cuenta de que ETA ha dejado de matar por imposibilidad, no por voluntad propia.

Y aquí termina este cuento, entre olvidos y risas, aquí paz y después gloria, que ya si eso, las disculpas, las condenas y el arrepentiemiento las seguimos dejando para la Memoria Histórica...

martes, 21 de febrero de 2017

Mejor abstemios y abstemias


"Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te muertes
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren"
Contigo. Joaquín Sabina.

Hoy pienso que hace tiempo que escribí sobre la sospecha machista que nos manchaba a los hombres que, por educación o cortesía, tendíamos a tener gestos arcaicos como el ceder el paso en la entrada de un restaurante o invitar a un café a nuestra compañera de tertulia vespertina, argumento desmontado desde el momento en que me dí cuenta que esos mismos ademanes los cumplìa con ancianos, amigos y demás gente de buen y hasta de mal vivir.

Hace unos meses, leía divertido un artículo de Pérez Reverte en el que contaba una anécdota personal en la que una mujer "ni elegante ni ordinaria, ni guapa ni fea" le espetó en su cara un "eso es machista" por el grave delito de cederle el paso en la puerta de una librería.

Así es, vivimos una exaltación desbordada de igualdad que nos hace enfrentarnos a las propias reglas de la naturaleza y así, todo vale con tal de ser, ya no iguales, sino más bien clónicos. 

Así por ejemplo, la maternidad es un signo de diferenciación entre sexos (que no géneros por mucho que se empeñen) y por eso, para la periodista Samanta Villar, rebelde donde las haya, "su vida desapareció con la maternidad" y es que, seguramente, el instinto maternal es un sentimiento que el heteropatriarcado inventó para mantener a la mujer sumisa y distante.

Hace unos días, escuché la nueva campaña de las Juventudes Socialistas en la que, con motivo del día de los enamorados, alertaban a los jóvenes del amor romántico, catalogándolo de "mito que perpetúa la violencia de género" y remarcando su intención de promover relaciones de respeto y de iguales, es decir, que para ellos el amor es incompatible con el respeto y la igualdad. Atrás quedó aquello que San Pablo escribió a los Corintios: “El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad.".

Becker, Neruda, Sabines o Lorca serían tildados de machistas empedernidos, sus cantos al amor censurados y sus libros quemados en la hoguera junto a los de caballerías de Alonso Quijano, quien, una vez convertido en Don Quijote acabaría en la trena, no por sus múltiples e inocentes bravuconerías sino por perder el alma por su imaginada Dulcinea mientras reconocía que era ella quien "pelea en mí y vence en mí, y yo vivo y respiro en ella, y tengo vida y ser". ¡Menuda declaración de intenciones!

Sabina deberá quitar de su repertorio "Contigo", y puede que tatarear su canción llegue a ser considerado delito, una clara apología de violencia de género.


Diremos adiós a Cupido, símbolo de  la teocracia patriarcal y daremos la bienvenida a un mundo sin tontas sensibilidades maternales, sin místicos romanticismo, sin zalamerías que provoquen rubor ni tímidas miradas que griten pasión.  Hacia allí nos dirigimos, donde la maravillosa diferencia entre el hombre y la mujer ya no se divisará, quizás porque nunca hemos sabido apreciarla, antes por exceso, es cierto, pero ahora por defecto.
 
Quién sabe, puede que lo siguiente sea prohibir el sexo, nido de sentimientos primitivos y espontáneas pasiones, mezcla de sudor y vehemencia irrefrenable donde la razón no cabe. Y quizás, alguien invente un artilugio que ya Stallone probó sin mucha fortuna, y es que como ya advirtió Julio Cortázar, "no haremos el amor, él nos hará" y una máquina, ahí, poco puede ayudar.


Muerto el perro se acabó la rabia, deben pensar algunos. Y si alguien abusó de un "te quiero" o disfrazó su cobardía y vileza entre rosas con espinas envenenadas, mejor ejecutar al amor, en cuyo nombre muchos aterrorizan y maltratan.

Prohibir el amor es la opción fácil, cobarde e injusta, puede, pero para qué dejar que triunfe el romanticismo, ese que nos hace soñar despiertos y acariciar atardeceres, ese cuyo sabor ya nunca se olvida al beberlo, si siendo abstemios no corremos ningún riesgo y podemos seguir siendo felices... ¿o no?


martes, 7 de febrero de 2017

La Unión claro que hace la fuerza...

Hoy pienso que Charles Darwin afirmaba que el mayor error de la Historia es que siempre acaba repitiéndose.

Europa, es ese continente mal llamado viejo continente. Digo mal llamado porque en realidad la civilización más antigua fue la Sumeria, en Oriente Medio y tampoco Europa es la civilización viva más antigua, porque ahí también nos ganan los chinos.

Quizás el gran valor de los europeos radique en haber sido capaz de sobrevivir tantos años a base de cogotazos entre nosotros mismos... y cuando estábamos algo aburridos, y no teníamos suficiente, los buscábamos fuera de nuestras fronteras.

Fue George Washington el que ya predijo hace más de dos siglos que "un día, sobre el modelo de los Estados Unidos de América, llegarán a existir los Estados Unidos de Europa", quizás nos quería demasiado o no nos conocía tanto.

Durante el siglo XX llegaron las dos grandes Guerras Mundiales, cuyo foco original nació en Europa, aunque arrastrásemos con nosotros al resto del mundo.

Winston Churchill, aquel viejo gruñón que no tenía un pelo de tonto sabía que la única solución era una unión ideal de todos los países europeos, "existe un remedio que en pocos años podría hacer a toda Europa… libre y… feliz. Consiste en volver a crear la familia europea, o al menos la parte de ella que podamos, y dotarla de una estructura bajo la cual pueda vivir en paz, seguridad y libertad. Debemos construir una especie de Estados Unidos de Europa."

Todavía  con la sangre húmeda de heridas abiertas y ciudades en ruinas, los grandes pensadores y estadistas europeos como Schuman,  Adenauer, Monet o el propio Churchill se pusieron las pilas... primero la Comunidad de Carbón y el Acero, después el Tratado de Roma y por fin la ambiciosa Comunidad Económica Europea, que poco a poco, década a década, fue aglutinando e integrando a la mayoría de países europeos, cuya apoteosis llegó con la caída del telón de acero, cuando muchos países del Este cumplieron con el sueño de formar parte de ese gran Estado Europeo.

Sin embargo, medio siglo después, no ha hecho falta mucho, ingredientes como una pizca de crisis económica, una cucharada de presión violenta y sanguinaria de unos bárbaros religiosos y cuarto y mitad de amenaza de nuevos países emergentes y ya tienes la receta, metemos en el horno, 20 minutos de populismo y listo, todo el trabajo que inició Platón con su escuela Helenista explota como un globo inconsciente enfrentado a un rosal envenenado y es que la unión, claro que hace la fuerza, pero con algo de maña y cabeza, por supuesto.

Y así, volverá a repetirse la Historia, El Brexit, ahora el Frexit, los nacionalismos, los ultraderechistas italianos, la extrema izquierda griega, los absurdos independentismos... y caeremos, como cayeron los visigodos machacando una cultura heredada venida a menos y con una sociedad islámica que, desde el otro lado del estrecho vieron un filón entre tanta desidia e ignorancia.

Si, como decía Ortega y Gasset, Europa es la solución a los males de España. "date por  fornicado querido  Sancho", que nunca le dijo su señor Alonso Quijano, aunque igual, si se despertase hoy, dejaría a Rocinante  en el establo y le espetaría eso a su escudero, derrotado entre tantos molinos...



jueves, 12 de enero de 2017

De niños tiranos

Hoy pienso que hace unos días me sentí como el Juez Calatayud. Todos lo conocéis, seguro, el Juez granadino cuyo sentido común es inversamente proporcional al de la sociedad actual.

Hace unos días, en la radio, le oía contar la anécdota que le ocurrió en su propia casa y que tenía como protagonista al hijo adolescente de unos amigos. Resulta que estando de visita, nuestro querido togado le ofreció una bandeja llena de polvorones, y el chaval dubitativo, miró a su madre confuso y le preguntó: "mamá, ¿cuál es el polvorón que me gusta a mí?".

Yo tuve hace unos días una experiencia no similar, pero sí que digna de contar y dejar para la reflexión. Estando una noche en casa de unos familiares. Dos niños de 2 y 5 años andaban brincando y saltando rozando la línea esa en la que tu corazón se empieza a acelerar y, a pesar de mantener la sonrisa en los labios, no eres capaz de escuchar ninguna conversación, porque sólo tienes oídos para sus gritos, los portazos y los golpes contra el suelo sin que puedas ser capaz de concentrarte en nada más. 

Cuirosamente, el niño de 2 años, aunque trasto e inquieto no era el más ruidoso, en cambio, el niño de 5 años, era el que sobresalía y nos sobresaltaba. Y digo "nos" porque se ve que no era una sensación mía, ya que alguien por allí no pudo más y no sé si de forma valiente o inconsciente se dirigió al pasillo a poner algo de orden, ya que sus padres no parecían nada alterados.

Los ruidos no disminuyeron, al contrario, comenzó a escucharse unos gritos infantiles llenos de rabia y coraje que me hicieron no aguantar más y levantarme a ver qué sucedía (de nuevo sus padres seguían tan tranquilos sentados al hilo de una conversación que debía ser la mar de interesante). Al acercarme al pasillo, pude ver cómo el niño trataba de empujar a mi amigo, el cual únicamente trataba de calmarlo y no dejarle pasar para evitar que entrase (y seguramente destruyese) al resto de habitaciones de la casa.

De pronto, el niño, paró, se miró el pie y fingió un pisotón con una pasión teatrera digno del mejor Neymar. Rápidamente se fue cojeando al salón y sólo en ese momento su madre mostró algún signo de interés más allá de la conversación que hasta entonces mantenía. Sollozando, su hijo le explicó que aquel malvado le había pisado, mientras mi amigo y yo asistíamos de pie al espectáculo, esperando la lógica reprimenda de su madre, que sin más preguntas, miró a mi amigo y le dijo: "venga, pídele perdón al nene y no pasa nada". 

Mi amigo, boquiabierto y ojiplático, no fue capaz de soltar palabra, asustando quizás por el silencio acusador de todos los presentes. En ese momento, sólo puedo soltar un tímido "perdón" mientras el gesto quejoso del niño se iba convirtiendo en una sonrisa maquiavélica, sabedor de que su victoria final aún estaba por llegar.

En ese momento, nos sentamos de nuevo a la mesa, pensando que todo había terminado, cuando el niño pasó junto a mi amigo con cara burlona. Mi amigo me miró, sorprendido, y después dirigió su mirada a su madre, quien atenta a los movimientos de su hijo, esbozó un "¿ves? ahora quiere que le des un beso para que te pueda perdonar de verdad".

Niños mimados, adultos débiles... "la generación blandita" los llama un artículo que leí ayer mismo. Y recordé a mi idolotrado Juez Calatayud cuando decía aquello de que "los pequeños tiranos de hoy tienen muchas posibilidades de convertirse en grandes delincuentes el día de mañana", que Dios nos coja confesados...