miércoles, 6 de noviembre de 2013

La educación como instrumento Matrix

Hoy pienso que recuerdo cuando, siendo aún un renacuajo, nos cambiaron la forma de evaluar nuestras notas. Pasamos de los diáfanos sobresalientes e insuficientes a los eclécticos Progresa Adecuadamente (P.A) y Necesita Mejorar (N.M.). 

Este método de evaluación nos supuso un gran respiro a los más pícaros, ya que siempre podíamos decir en casa que un Necesita Mejorar no significaba necesariamente un suspenso, era simplemente un toque de atención para mejorar nuestra motivación, y en cambio, vendíamos un Progresa Adecuadamente como un gran triunfo y una recompensa a todo nuestro esfuerzo, mientras mis padres, perdidos entre tanto acrónimo, dudaban entre un castigo ejemplar o comprarme, por fin, aquella ansiada bicicleta. 

Y así llegamos hasta hoy, con una historia legislativa llena de experimentos, entre LOGSES, LOES y LOMCES que siguen desembocando en el mismo fango, un informe PISA que nos deja de farolillo rojo a nivel internacional y sin levantar cabeza año tras año. 

Hoy leo que la Junta de Andalucía acaba de aprobar el Decreto de Evaluación del Sistema Educativo que prohíbe expresamente los métodos de evaluación y calificación de los Centros Educativos, lo que, dicho en romano paladín, significa que la Junta prohíbe evaluar los centros y así se abstiene de tener que dar a conocer cuáles son los que funcionan mejor o peor y cuál es su nivel . 

Según el Consejero de Presidencia, un método de evaluación podría tener “consecuencias segregadoras” y así, para garantizar la equidad y evitar “un elemento diferenciador claro, Andalucía apuesta por un carácter exclusivamente formativo orientado a la equidad”. 

Lo primero que pensé al leerlo es que este Consejero y su cohorte de orientadores, nunca habían leído a Séneca, quien afirmaba que “ningún viento es favorable para el barco que no sabe donde va”. Porque si no podemos medir ni evaluar, ¿cómo saber qué hay que mejorar? ¿qué objetivos podremos establecer si no sabemos de dónde partimos? 

De pronto cerré los ojos y me imaginé al Señor consejero, sentado junto a su equipo, rodeado de un montón de folios adornados con miles de cifras datos. Su cara de preocupación y sus mangas remangadas hacían patente la tensión del ambiente. 

- “Estos datos no son nada positivos. ¡Muchos de nuestros Centros están hechos un asco! Gritaba el Consejero. 

- “Podemos invertir en nuevos proyectos educativos”. Se atrevió a sugerir un joven imberbe sentado a su izquierda. 

- "O impulsar un nuevo programa formativo para profesores, ellos son los primeros interesados desde hace mucho tiempo”. Afirmó una chica algo más mayor desde el otro lado de la mesa. 

-  “Tenemos un proyecto a medio plazo que podría dar sus frutos en 5 años, mejorando la calidad de la enseñanza en un porcentaje muy ostensible”. Volvió a insistir el joven de la izquierda. 

- “¿5 años? A saber dónde estaré yo dentro de 5 años. Yo quiero algo ya, ¡necesito salvar mi culo hoy! Y con la que está cayendo y la reducción de presupuesto, no penséis en un solo Euro, ya sabéis, las 3 Bes, bueno, bonito y barato.” Afirmó algo más calmado el Consejero. 

- "¿Habéis visto Matrix?" Espetó de pronto el hombre calvo de su derecha, quien ostensiblemente más mayor que el resto, había permanecido callado hasta entonces, continuando tras una breve pausa.

 “La conclusión que yo saco de esto es la siguiente, si yo desconozco las características de uno y otro colegio, no podré tener ningún criterio objetivo para poder criticar. Ya sabéis, como le dice el Sr. Reagan al malvado Smith en la genial Matrix”, “¿Sabes? La ignorancia es la felicidad”. Así que no nos compliquemos la vida, no se la compliquemos a los padres, no les demos datos y calificaciones, no vaya a ser que empiecen a pensar por ellos mismos, que decidan qué es lo mejor para sus hijos… y lo que es peor, que empiecen a exigirnos una cierta calidad en la enseñanza. No les demos armas que puedan utilizar para sonrojarnos. ¿Datos objetivos? ¿Evaluaciones? ¡Eso sería nuestro suicidio! 

- "Sí, bien, ¿y cómo vendo eso?" Refunfuñó el Consejero.

- "Eso lo sabemos hacer muy bien... para justificar nuestra decisión, nada mejor que hablar de igualdad, eso siempre nos ha servido, por algo somos progresistas. Hace tiempo que nos adueñamos de aquellas palabras que un franchute pronunció un día de euforia sangrienta: "libertad, igualdad y fraternidad". Así que escribe lo que quieras, que ya me encargo yo de no dejar que Matrix se derrumbe…"

De pronto abrí los ojos y me pregunté a mi mismo: ¿lo he soñado?

lunes, 30 de septiembre de 2013

El derecho fundamental a decidir

Hoy pienso que si Dan Draper, el protagonista de Mad Men, se diese una vuelta por la Catalunya nacionalista, se sentiría abrumado por todo el ingenio que por allí abunda. No es ya el victimismo llorón de sus líderes ni son esos remiendos en los libros de historia a gusto de su consumición, es mucho más, es una forma de vida en el que la propaganda es su sustento y en la que Goebbels lloraría de orgullo y emoción.

El otro día me decía un compañero de trabajo vasco, bastante sensato la mayoría de los ratos, que él no era nacionalista, por supuesto que no, que incluso las pasadas elecciones votó al PP (sigo dándole vueltas a la relación entre una cosa y otra) pero que también entendía a los catalanes y su sempiterna reivindicación, porque todos tenemos "derecho a elegir".

En aquel momento sólo acerté a reprocharle la palabra "catalanes"  que había utilizado, ya que eso  implica dar por hecho que el 100% de los catalanes eran independentistas, y eso es mucho suponer,"yo que tú les preguntaría uno por uno, al fin y al cabo es su derecho...", le dije mientras le daba un sorbo al café. Creo que no me entendió.

Lo cierto es que esa frase, como todas estas que hablan de libertad, paz y amor (y plus pal salón) suenan muy bien y venden mejor.

Yo, que como buen tauro, soy testarudo y me gusta darle las vueltas a las cosas. Tras aquel café me fui pensando en el dichoso "logo". Inspiras, miras al infinito y tratas de sacar el mejor Constantino Romero  que llevas dentro, para exclamar, "Derecho a decidir". Es entonces cuando uno puede llegar a creerse George Washington (Juan Bravo quedaría demasiado cañí) y reescribir su propia Carta de Derechos Fundamentales.

Y es que esto del derecho a decidir suena simple, bonito y eficaz. Que cada uno decida, se vota y ya está y si sale que independencia, pues que se independicen, al fin y al cabo es su tierra y su casa.

Pongámonos por un momento en esa situación. Imaginemos que "Cataluña" se sale con la suya, y tienen su anhelada votación para independizarse... Eso sí, no para independizarse a cualquier precio, porque como bien sabéis, ellos ponen las condiciones, es decir, que su "derecho a decidir" incluye el qué y el cómo. Utilizando el ejemplo que un día usaba mi cuñado. Si un hijo cree llegada la hora de independizarse de sus padres (hoy día raro raro raro... Todo sea dicho) no sólo diría que se va, sino que sería él quien estableciese los derechos a los 5 tupper semanales de Mamá, lavandería fija y quizás hasta una paga mensual. El derecho a decidir a la carta es lo que tiene...

Pero volviendo a la hipótesis del referéndum... Imaginemos que gana el sí a la independencia en general, pero sin embargo, en Sardañola del Vallés, el 99% de sus habitantes han votado que quieren seguir siendo españoles. Su derecho a decidir también habría que tenerlo en cuenta, y por tanto ellos deberían quedarse en esta nuestra España, ¿no? Al final iba a quedar un mapa raro, pero todo sea por el derecho a decidir...

Ahora sigamos imaginando... ¿Y si mis amigos los Cartageneros vuelven a sus pretensiones ancestrales y deciden por ellos mismos hacerse Cantón? Su derecho a decidir les legitima...

Pero supongamos que en Palencia les da por pensar a la mayoría que los impuestos son muy altos, y que deciden por sufragio universal, directo y secreto eliminar el IRPF de sus vidas. Claro, podrían decir, es nuestro "derecho a decidir", en un país donde la democracia y la libertad debe ser lo más importante. Lo siento, Sr. Montoro, rehaga sus cuentas, que nosotros no pagamos más.

Quizás en Linares podrían decidir conducir por la izquierda, muy ingleses ellos. Y en Toro hacer su propia reforma de Pensiones, ahora que la cosa anda tan apretada.... Todo sea por garantizar el derecho fundamental a decidir...

Nos queda pues, ver en el próximo partido Barça - Real Madrid a Messi coger el balón con la mano, acercarse lentamente a la portería y meter un gol... Y si el árbitro pita mano y anula el gol, los culés, indignados podrían decirle a gritos, "justo antes del partido, hemos decidido en el vestuario, por mayoría absoluta, que Messi podía meter el gol con la mano... ¡Es nuestro a derecho a decidir!"

Sólo espero que no lean esto mi vecina del quinto, no vaya a ser que decida someter a votación en la próxima junta, que sea obligatorio tender la ropa en el balcón de la calle, como símbolo de identidad vecinal...


martes, 17 de septiembre de 2013

Gómez Noya no lleva gafas de pasta

Hoy pienso que el pasado fin de semana me dediqué en cuerpo y alma al mundo de los traslados y reformas, lo cual me supuso pasar todo el día con la radio de fondo para recordar que había vida más allá del martillo y la furgoneta.

Siendo fin de semana, en la radio predimina la mayor parte del tiempo el  deporte, sea cual sea el dial que sintonices. 

Perdón, ¿He dicho deportes? Pues no, fútbol, más bien fútbol.

Ayer leía en el periódico, en un pequeño cuadrito de la sección de DEPORTES, que Javier Gómez Noya se hacía con el título mundial de Triatlón gracias a la carrera que ganó el domingo en Londres, victoria pírrica en un sprin final ajustadísimo frente a su máximo rival, uno de los hermanos Brownlee, vamos, una de esas emocionantes carreras que te levantan del sillón y te hacen padecer tirones desde el salón de tu casa.

La carrera no fue televisada por ningún canal español, ni tan siquiera TVE, la pública, la de todos, la que vela por el interés general...

En la radio tampoco oí ninguna referencia a esta nueva proeza de este gran atleta. Eso sí, la radio que tenía sintonizada sí que hizo un alto en el camino para conectar con el Bernabéu y retransmitir en directo las palabras que Florentino le dedicaba a CR7 por la firma de su nuevo contrato con el club blanco. Esto sí que era actualidad.

Javier Gómez Noya es un atleta gallego que se inició joven en el triatlón y que pronto tuvo que empezar a luchar contra algo más que el tiempo y la distancia, cuando con 16 años, tan sólo un año después de comenzar a practicar este deporte, los médicos del Consejo Superior de Deportes le detectan una anomalía cardíaca y le retiran la licencia.

Javier decide seguir corriendo, busca segundas opiniones que le confirman que con cuidado y con los controles pertinentes puede seguir corriendo, así que a pesar de que no tiene licencia, corre todas las pruebas que, por el carácter privado e incluso por algún error administrativo, se le permite.

Finalmente y tras casi 4 años de luchas médicas, burocráticas y hasta políticas, consigue la ansiada licencia y desde entonces empieza a ganar a ganar y a ganar.

Con el de este año serán tres campeonatos del mundo, sumados a los tres campeonatos de Europa, la medalla de plata en las pasadas olimpiadas y cientos, sino miles, de carreras ganadas. 

Gana dinero, es cierto, pero también dicen los entendidos que podría irse a una especie de liga profesional de triatlón que existe en los EEUU y que le reportaría cuantiosos emolumentos económicos, pero que su interés por acudir a los Juegos Olímpicos de Brasil prima, y, sin embargo, por temas de preparación y calendario, ambos caminos parecen incompatibles. 

Y aquí estamos, un tipo sencillo pero carismático, un profesional, un gran atleta y un ejemplo de superación, haciendo historia en un deporte minoritario. Y mientras, yo escuchando en la radio a un locutor comentar que Cristiano está muy favorecido con unas gafas de pasta y que será el futbolista mejor pagado del mundo...

El año que viene, cuando gane la medalla de oro en Brasil, porque la ganará, todos querrán hacerse fotos con Javier, y puede que entonces, no quede sólo como finalista del Príncipe de Asturias, puede que entonces se lo den... Pero seguro que, aún así, Javier no se pondrá las  gafas de pasta...

martes, 10 de septiembre de 2013

Igualdades malentendidas...


Hoy pienso que en temas del sexo (que no de género) me he dado cuenta de que soy un reaccionario.

Siempre me ha gustado entrar a un ascensor y oler el perfume de la chica que va a mi lado. De vez en cuando, al llegar al trabajo, le he dicho a alguna compañera lo bien que le sienta ese vestido que estrena.

Sí, lo reconozco, me he levantado en el autobús y he cedido mi sitio a alguna mujer en más de una ocasión… y sí, también tengo la maniática indecencia de dejarlas pasar primero cuando entro a algún sitio.

Me gusta regalar piropos inofensivos y galantes, y como buen cavernícola, me halaga que me digan que les abra esa botella que son incapaces de abrir. 

La indomable acémila que llevo dentro hace que no pueda evitar que me encante escuchar una risa de mujer,  un andar con tacones o admirar obnubilado la silueta que dibujan unas caderas femeninas dentro de unos Levi´s 501.

Me vuelven loco las piernas suaves y bronceadas en una noche de verano y no me puedo resistir a devolver una sonrisa cuando una chica me la regala de forma tierna y sincera.

Trabajo con mujeres, vivo con mujeres y me he criado con mujeres y nunca he dudado que la capacidad y la valía esté reñida con una falda. El problema es de aquel que lo confunde, para bien o para mal, no de la falda ni de quien la viste. 

Igualdad, igualdad, igualdad... claro que sí! Lo gritaría cada día sin dudar... pero en algún momento de tanto reiterar y repetir el término, alguien lo confundió y así, empezamos a reivindicar la mimetización de sexos, la clonación del ser humano, como si la solución fuese crear un solo ser, un híbrido que garantice que si por fuera nadie es diferente, todos nuestros problemas habrán acabado, y el que no piense así, es un machista redomado, un cabrón neandertal que se quedó atascado en el siglo pasado. Esta es la nueva igualdad, igualdad, igualdad. 

Y así, hoy veo en la portada del 20 minutos una chica reivindicando el vello femenino, luciendo unas piernas que ya quisiera Chewaka y unos sobacos más tupidos que la alfombra de Aladino.

No me parece mal, igual que respeto que Cristiano Ronaldo gaste más cera en depilación que la Cofradía del Cristo del Gran Poder en velas, respeto que cada chica vista como quiera y, por supuesto, se acicale como le venga en gana, pero hacerlo para reivindicar la igualdad entre hombres y mujeres… pues mira, eso me parece una estupidez como la copa de un pino, bueno, perdón, no quiero herir sensibilidades, como la copa de un pino... y una pina...

martes, 3 de septiembre de 2013

Mi primer relato: MI amigo Ignacio

Hoy pienso que hace unos días me animé a escribir mi primer relato corto. 

El reto era escribir sobre un tema que yo no elegía, sino que me era "impuesto", de forma que me probase a mí mismo si era capaz de sacar de mi interior, no sólo aquello que me apetece o que en ese momento siento y necesito expresar, sino si podía describir algo sobre lo que me pedían que hiciera. 

Aquí está la respuesta al tema: "La pobreza y la exclusión social". El relato, no sé si mejor o peor que otros muchos participantes, pero al menos, logré expresar algo que también llevaba dentro y que quizás ni sabía que tenía.

Muchos amigos míos han intentado votar por mi relato, espero que porque les gustase, sin embargo parece harto complicado. Primero hay que registrarse, después validar dicho registro y finalmente votar no sólo mi relato, sino que hay que votar cinco de forma obligatoria, aunque con la puntuación que uno estime oportuna. Y a esto añadirle el hecho de que la página va algo lenta... 

El fin de mi relato, es como siempre que escribo, entretener y dar pie a la reflexión, e incluso iniciar un debate. Por lo demás, no os preocupéis, con eso el objetivo está cumplido, aunque tengo que reconocer que el hecho de ver publicado el relato siempre es bien recibido por mi vanidoso ego, para qué negarlo, así que si podéis, queréis, tenéis tiempo, y sobre todo, creéis que el relato merece la pena, votad, y en caso contrario, espero que al menos disfrutéis con él.

Aquí os dejo el enlace para que leáis el relato. Espero que os guste:

http://www.clubdeescritura.com/convocatoria/ver/relatospobreza/1353

viernes, 23 de agosto de 2013

Lo importante es gritar

Hoy pienso que por los hospitales pasa todo tipo de personas, y a veces algún animal, ya sean  asesinos, violadores, pederastas o maltratadores... Y sin embargo nunca he visto una manifestación en la puerta del centro sanitario respectivo, por parte de su propio personal, solicitando, e incluso exigiendo, que se lleven de allí a esa persona indeseable para ellos.

Un profesional es un profesional, y si un etarra, con 3 asesinatos a sangre fría sus espaldas y uno de los secuestros más crueles de la historia reciente de nuestra España, tiene cáncer, allí que recibe su tratamiento y entra y sale sin problemas, y seguramente las enfermeras y médicos, tengan un trato con él exquisito. "Es un ser humano, y nosotros profesionales, nuestro fin es curar" se dirán unos a otros mientras se jactan, orgullosos, de la milagrosa supervivencia de un hombre que supuestamente debería haber muerto hace ya unos cuantos meses.

Un maltratador, de esos cobardes que primero matan a su mujer y luego tratan de quitarse la vida, pero fallan, no sé si porque en el último momento esa cobardía les delata y yerran el tiro o porque son inútiles hasta el final. Y allí aparece la ambulancia, lo recoge y consigue que ese hilo de vida que no se merece, no se agote. Ingresa en el hospital y la gran labor de todos esos profesionales sanitarios consiguen que sobreviva.

Silencio... No hay debates, nada de protestas ni indignaciones. Es su trabajo y todos, desde el celador  hasta el panadero de la esquina estamos de acuerdo en que lo primero es la vida del ser humano y que un médico no tiene que entrar a juzgar si el que está en la camilla se llama Pedro o Camilo, su función es otra, salvar su vida.

Sin embargo, algo cambió ayer. Cristina Cifuentes, Delegada del Gobierno de Madrid, sufrió un accidente de moto. Con unas cuantos huesos hechos papilla y algún trauma que otro es trasladada al Hospital de La Paz madrileño, su vida no corre peligro pero su estado es grave.

Y allí, ingresada, llena de tubos, acompañada por su familia, con el nudo en la garganta de la incertidumbre y el dolor, un centenar de profesionales del hospital se concentran en la puerta para manifestarse y exigir que la trasladen a otro centro. 

¿Su pecado? No lo tengo muy claro, según ellos,, que al ser del PP madrileño está a favor de la privatización de la sanidad (bonito eslogan que daría para horas de debate, por cierto). Sin embargo, en este caso, parecen olvidar que ella paga impuestos, como todo ciudadano de bien y por tanto tiene los mismos derechos que cualquier otro, de recibir allí el tratamiento médico necesario.

Quizás los motivos sean otros, más escondidos, puede que su delito sea dedicarse a la política. Últimamente no está muy bien vista esta profesión... Demasiados sobres a la vista o a lo mejor es que  deberia dejar de ser eso, una profesión (puede incluso que nunca debió serlo). Sin embargo, en este caso, me sigue llamando la atención que lo que no logra un etarra condenado y confeso o un violador reiterado lo logre una política cuyo nombre ni siquiera ha aparecido en ninguna trama (cosa, por otro lado, que hasta casi tiene mérito).

Quizás nos tengamos que escorar algo más y pensar si, otro político, de cualquier otro partido, que hubiese sufrido ese mismo accidente, hubiese recibido la misma espontánea bienvenida (¿he dicho espontánea?).

Está claro que esta nuestra España no cambia, "¡a Barrabás a Barrabás!" Nos encanta gritar con la vena hinchada cuando nos azuzan, sin saber siquiera si se escribe con B o con V, ¿qué más da?  Ya lo dijo Unamuno: "los hombres gritan para no oírse", por eso, porque lo importante es gritar...

viernes, 16 de agosto de 2013

Sin palabras que los definan

 Hoy pienso que no soy yo de los que me guste la hipocresía post mortem, ya sabéis, hablar bien de alguien que acaba de fallecer, de forma gratuita y poco sincera. 

 Sin embargo, también creo que el respeto por esa persona y sobre todo por aquellas otras que lamentan su pérdida es fundamental, por tanto, podría decir que sí creo en el respeto post mortem.

 Es cierto que hay gente controvertida, polémica, o simplemente que por su forma de trabajar, sentir o incluso pensar se han regalado buenos amigos y estupendos enemigos, eso no es malo, ya lo dijo Ramón y Cajal, "si no tienes enemigos es que jamás amaste la justicia".

 Seguramente Rosalía Mera tenía adeptos por ambos lados, primero por su carácter fuerte e impulsivo y segundo porque era una triunfadora y ese pecado, en este mundo regado de envidia, ni una letra mayúscula escarlata sirve para redimirlo.

 Rosalía Mera era conocida como la ex de Amancio, el "uraño ricachón dueño de Zara", sin embargo ella tenía nombre propio, una mujer hecha a sí misma, que comenzó cosiendo en una pequeña tiendecita y que no dejó de trabajar ni un sólo día de su vida, a pesar de ver crecer su tiendecita hasta convertirse en el gran imperio que es hoy, a pesar de su divorcio con su compañero sentimental y profesional, a pesar de sobrepasar ya la edad legal de jubilación y a pesar de merecerse con creces ese descanso.

 Ayer murió, de forma repentina, por un derrame cerebral. Y allí, rápidamente, con su cuerpo todavía templado, acudieron las desagradables hienas, para con sus ruines risas hacer propaganda de sus escatológicos ideales, aunque fuese a costa de sandeces y de boñigas de demagogia.

 Ahí estaba Ce Ce O O, que diría Urdaci, para a través de Twitwer defecar la siguiente sentencia: "El hueco que deja Rosalía Mera en la lista FORBES ya ha sido ocupado por otro. Que también se morirá tarde o temprano".

 Al rato, como cobardes avestruces que son, retiraron el tweet y escondieron la cabeza, aunque se ve que alguien lleno de ingenio, quiso hacer un nuevo ejercicio de demagogia populista y evacuó el siguiente truño: "Hoy hemos ofrecido una rueda de prensa sobre siniestralidad laboral. También mueren trabajadores. DEP Rosalía".

 No los llamaré asnos, pobres animales, qué habrán hecho ellos, y me disculpo por el símil anterior de los avestruces, ya les gustaría tener sus huevos... No, no hay animal ni adjetivo que se me ocurra, seguramente porque ninguna palabra querría definirlos.