lunes, 18 de agosto de 2008

Mi Paloma

Érase una vez un príncipe valiente, honesto, sincero y también inteligente,

casi como el de los cuentos, sin ser azul pero igualmente apuesto

y aunque todos en su palacio le querían, él sin embargo vacío se sentía por dentro.


Un día cualquiera, paseando Dios por las tierras del preciado soberano

topose con él cerca de un lago, se conocieron y durante mucho tiempo dialogaron.


Cuando por fin el Infante marchó, absorto Dios pensaba con una sonrisa en los labios

que por tanta bondad como detentaba, daríale como obsequio la compañía

de una bella doncella aún más generosa y presta que el propio Delfín del palacio.


Dios siguió paseando por los jardines del alcázar y allí con el Príncipe charlaba

un Príncipe feliz que además de bondadoso, con el tiempo se hizo sabio.


En su palacete a todos daba, sin solicitar ni recibir nada a cambio,

pues él ya tenía un maravilloso palacio, una preciosa esposa a quién amaba

y a Dios como amigo, padre y juicioso ilustrado.


Mas un día quiso Dios regalar a su leal compañero de conversación

un presente más valioso y excelente que su propia alma

y de este modo, con un primogénito le obsequió, travieso pero de noble corazón

y una niña, que se hizo dueña de su algazara con una sola mirada.


El Príncipe en Rey se convirtió, y como tal comenzó, en su palacio a gobernar

dejando de acudir, para conversar, al jardín donde con Dios tantos ratos pasaba,

quien triste se preguntaba si el ahora monarca también habría de cambiar.


Dios decidió comprobarlo y de esta guisa acudió disfrazado a la real residencia

para comprobar si el soberano, como en su juventud, guardaba su esencia

y observó escondido, las calles y las gentes, y la felicidad y alegría

que hasta los animales sentían por la justicia y generosidad que su gobernante impartía.


Inundado de satisfacción, encontrose como antaño, Dios, con su amigo regente

y no pudo por menos que un reproche hacerle, “todo lo tienes para vivir dichoso

pero sin duda en tu reino majestuoso falta algo que con holgura mereces”,

y alzando sus ojos hacia el desnudo cielo susurró “sin duda es muy bello,

empero yo te regalaré miles de pájaros que canten con esmero

coloreando el techo de tu feudo y convirtiendo en melodía tu gozo”.


Ya anciano, el regio sapiente a Dios llamó una estrellada noche de verano

siento que es la hora, mi amigo, la hora de irme contigo,

pero antes de irnos, quiero solicitarte algo, aunque nada antes te haya pedido.


Quiero que obsequies con todos los dones con los que me has gratificado

dándole como a mí, la oportunidad de ser feliz, a una persona cada determinados años.


Y dijo Dios, “con gusto lo haré, pues una vez más demuestras generosidad y sapiencia,

y en tu eterno recuerdo siempre buscaré a aquel no lo haya merecido:

no será tan bondadoso ni valiente, siquiera bueno, y también carecerá de tu ciencia”.


Escucha, pequeña este cuento, que orgulloso, hoy, yo te canto,

pues Dios un día deambulando, divisó entre olivos y cuestas remotas

un chico totalmente indigno de poder disfrutar de las virtudes del soberano.


Y así es como gracias a Dios y a su recto monarca, conquisté un día a la más bella dama,

con quien sueño y despierto cada alba, descubriendo cerca mía

a mi pituso, principito y tierno, y a mi pizpireta niña, mi reina mora.


Y como ya ocurrió entonces, Dios en la cuenta cayó de que algo bello faltaba

mas mi horizonte no adornó con múltiples aladas sinfonías,

prefirió teñir mi corazón con el ave del paraíso más linda, contigo, mi Paloma.

4 comentarios:

tamanako dijo...

Lei "Mi Paloma" hace unos dias y me quede a cuadros. Mire a ver si habia comentarios y me sorprendio no ver ninguno.

Hoy he vuelto a mirar y aun no hay comentarios, pero ya no me sorprende...es que nos has dejado sin palabras.

Anda que no tienes que tener contanta a la parienta!!

Solo una cosita: Pensaba que tenias 3 crios y no 2. A ver si te va a pasar como a Homer Simpson que siempre se le olvida de la pequenya Maggie

pino dijo...

Esperate que terminen las vacaciones, seguro que algún comentario ácido sale...ja ja

Espero que el dejarte sin palabras fuese porque te ha gustado, si es así, me alegro. Es fácil escribir sobre lo que uno siente.

Como dice el cuento, no olvido ni a mi principito, ni a mi Reina mora ni, por supuesto, a mi Paloma...

tamanako dijo...

Claro, claro,.. porque me ha gustado.

Vaya, me parece que me lo voy a tener que releer, porque habia entendido que tu Paloma era tu mujer, no tu pequenya (cagada mia)

Por cierto, soy el Pajares, que no se si con lo de "tamanako" me has identificado

BENNY dijo...

Pino, gran cuento.

Al principio pensaba que tú eras el principe, porque aunque de indigno te tachas bien sabemos los que te conocemos que tienes las virtudes del monarca.