domingo, 21 de septiembre de 2008

Antonio es mucho Antonio

¿Qué tendrá Antonio que no tenga Javier, Penélope u otros muchos?






















Siempre exento de polémica,siempre con una sonrisa en su cara, siempre educado y siempre guardando las formas...

Algunos podrían decir que a nuestro Banderas los medios lo han mimado más que a otros, incluso que han respetado su intimidad como no han hecho con otros. Pero que yo recuerde, así a bote pronto, a este galán lo han acusado de homosexual (no sé por qué te tienen que acusar de eso, de cualquier modo), de cocainómano, de adúltero, de estafador compra-casas...

Quizá sea que él es un tipo único. Quizá a pesar de haber conquistado Hollywood, de ser multimillonario y de codearse con las estrellas, sabe que él sigue siendo Antoñito, el que nació en su Málaga y cuya España lo vio crecer, y donde su madre y hasta hace poco su padre, seguían comprando en la tienda del barrio el pan cada día.

Quizá sea que, a pesar de que no se lo merezcan, sabe tratar a esta prensa rosa, que, acostumbrada, por otro lado, a recibir desmanes y malos modos cuando atropellan a sus "víctimas", se quedan a cuadros cuando este hombre, sin miedo a nada, porque no tiene nada que esconder, siempre tiene una sutil y delicada respuesta para ellos.

Cumple su cita veraniega con Marbella, y cuando llega, y están 20 paparazzis (de esos que cortarían un brazo a su madre para pillarte en un renuncio), él abre la ventanilla de su coche (aunque venga destrozado de un viaje en avión de más de 10 horas) y les saluda educadamente.

Viene en Semana Santa y sale de nazareno en su Hermandad de toda la vida, y hasta se lleva a su hija con él, saludando y sin miedo a que publiquen el rostro de su niña, porque no tiene nada que temer. Saluda a todos sus vecinos y hasta dice hola a algún cámara de mal agüero.

Y cuando en alguna rueda de prensa, le buscan las cosquillas y le preguntan (sin que venga a cuento) si su mujer es alcohólica, él, en lugar de mandarle freir monas (yo lo mandaría más lejos, al menos a la mierda), de forma natural les explica que "sí, que lo es, y que siempre lo será, porque un alcohólico, aunque rehabilitado, como lo está Melanie, siempre será un alcohólico". De nuevo los pseudo-periodistas se van a su casa sin palabras (y sin portada, claro).

Pero luego vemos en la tele a los papanatas, a los recién llegados al mundo de las hamburguesas, criticando nuestro país con el desparpajo que les concede un inglés mal hablado y sólo consiguen agrandar más la figura de nuestro Antoñito.

Casualmente estos papafritas son los mismos que luego se cortan las venas en la Castellana, indignados por la forma en que nuestros políticos gobiernan nuestro país (bueno, ahora ya no, eso era hace 5 años, claro). Sí, son los mismos que ahora despotrican de todo lo español y se compran una gorra de baseball...

...menos mal que siempre nos quedará Antoñito.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Antoñito es mucho Antoñito y sin duda nuestro mejor embajador, qué pena que las prefiera rubias...