Hoy pienso que un "autónomo" me ha dejado un comentario en mi post titulado "goles solidarios". Agradeciéndole su comentario, me gustaría contestarle con un nuevo post, porque creo que lo merece.
El salario de los funcionarios se ha congelado dos veces en los últimos 20 años, la primera, en 1994, gobernando Felipe González, esgrimiendo entonces Solbes, que ya andaba por allí, que dicha medida era necesaria para reducir el déficit público en época de crisis.
Tan sólo dos años después, en 1996, Aznar, con un Rajoy liderando la medida, volvió a congelar los sueldos, esta vez argumentando que era necesario para poder cumplir los criterios de convergencia de la Unión Europea.
El problema no fue esta doble congelación de salarios, el problema es que tras estos años, se acordó incrementar el sueldo conforme a la previsión del IPC, con lo cual, la pérdida de poder adquisitivo de los funcionarios se consolidó, ya que nunca se recuperó lo perdido durante los años de congelación, es decir, que supuso una definitiva y encubierta rebaja de sueldos para todos los funcionarios del Estado y que aún hoy se encuentra recurrida ante el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo.
Por otro lado, conviene recordar que durante la primera década del siglo XXI, España ha vivido una época económica boyante, en la que los ingresos de un autónomo, (ya fuese vendedor de enciclopedias, coches o pisos, fontanero o chapuzas en general) eran muy superiores al incremento que se producía anualmente en el IPC. En cambio el funcionario siguió viendo como su poder adquisitivo seguía reduciéndose puesto que ese incremento del IPC que servía para revisar su sueldo no era real respecto de la auténtica economía de la calle.
Por último, los funcionarios del Estado han tenido que soportar ver cómo otras Administraciones más generosas (autonómicas y locales) conscientes de la próspera época que vivíamos, incrementaban los sueldos de los funcionarios varios puntos por encima del IPC. Es más, algunas, por ejemplo, el País Vasco, ha incrementado este último año (que ya había crisis) los salarios en un 3,5 %.
Creo que no es momento de reivindicaciones económicas ni de tratar de saldar deudas históricas, pero también creo que el Gobierno utiliza al funcionario como herramienta demagógica, debido, quizás a su reconocida mala fama y su escaso poder económico.
Porque digo yo, ¿no saldríamos ganando todos si se redujese alguna de las ventajas fiscales que tienen las SICAV? ¿Por qué son tan intocables? Que las SICAV tributen un ínfimo 1% y no se toque ni en crisis, y me digan que el sueldo de un funcionario no puede incrementarse en 20 €, por ejemplo, me parece una tomadura de pelo.
Por cierto, que las famosas SICAV las inventó un tal Boyer, refrendadas por Solchaga... y ahora ratificadas por ZP y la Salgado... !Cuanta demogogia hay en la izquierda!