miércoles, 2 de marzo de 2011

Indignos letrados

Hoy pienso que en estos días estamos asistiendo a varios casos que están dando mucho que hablar.

El caso Mari Luz, el de Marta del Castillo y el de Álvaro Ussía me tienen indignado. Y es que el otro día discutía con un jurista sobre el papel del abogado defensor y hasta dónde procede el derecho de un acusado a su defensa.

Creo que todos sabemos que el artículo 24 de la Constitución Española garantiza el derecho a la tutela judicial efectiva, a la prohibición de la indefensión, a las garantías constitucionales del proceso penal, a la presunción de inocencia y a la exclusión del deber de testificar.

Pero, no dice nada más, y claro, aquí surge la controversia, no en vano es el derecho que más demandas de recurso de amparo constitucional ha generado.

Y es que en mi opinión, la función de un abogado es la de defender y representar a su cliente, pero dentro de la legalidad y por ende, defendiendo siempre la verdad.

Lo digo porque me parece vergonzoso que un abogado aconseje a su cliente que mienta, o que llegue aún más lejos, urdiendo una trama para que su esposa cambie de declaración y cometa perjurio ante el tribunal para así salvar la cabeza de un asesino.

En el caso de Marta del Castillo, no me creo que esa pandilla de niñatos hijos de... sean capaces, con sus cortas luces, de tramar ese complejo plan, sobre todo porque para ello se requiere nos conocimientos jurídicos de los que ellos, como de tantas otras cosas, carecen.

Hoy oigo que el supuesto asesino de Álvaro Ussía culpa al personal sanitario que atendió a Álvaro y que trató de reanimarle, afirmando que fueron ellos los que hicieron con su corazón lo que sólo un loco matón acomplejado es capaz de hacer. No sé si fue él el que lo mató o no, porque no estuve allí, pero desde luego su versión de los hechos, en la que deja a Álvaro como un borracho agresivo que trata, en plan kamikaze de alterar a todos los kingkong de la discoteca y él, como un santo, paciente y bondadoso sólo trata de calmarlo mientras le aconseja que se vaya... no cuela.

Pero de nuevo su versión me suena un tanto "asesorada" y eso no está bien. Porque un abogado debería de defender a su cliente desde la verdad, tratando de buscar atenuantes y lo mejor para su defendido, pero, como digo, desde la legalidad y la moralidad.

En fin, hoy no he hablado de Zapatero ni de Gadafi, ni tan siquiera de los 110 km/h... hoy sólo quería tener un recuerdo para estas víctimas y un deseo de que sus asesinos paguen como se merecen... a pesar de sus indignos letrados...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Inmoral y poco ético lo es.
Y delito por parte del abogado. Por mentir o inducir a la mentira en un juicio. Lo veo grave. Pero DEMUESTRALO.
El abogado siempre dirá que el defiende la versión de su defendido. Y la tiene que entender como verdad.
Pon un abogado o un notario al abogado, para que controle a este respetando a su vez la privacidad de la defensa.
Pero eso tampoco puede ser.
¿Podría algún juez investigar a un abogado en este sentido?
Aunque no llegue a nada, por lo menos para meterles el miedo en el cuerpo y se "piensen" el defender (o inducir a) una mentira.
¿no se investiga a jueces cuando se duda de ellos? (el propio del caso MLuz o el Juez Garzón).