domingo, 4 de diciembre de 2011

Mía y de nadie más

- No quiero irme sin antes hablar

- ¿No has hablado ya suficiente?

- Creo que no he dicho lo que quería decir.

- Ya, pero... a veces.... bueno, a veces no, mejor dicho siempre, siempre decimos lo que queremos, aunque no sea con palabras.

- ¿Qué quieres decir? A veces no te entiendo... En serio, si hubiese algo que pudiese hacer para no verte llorar ahora, sabes que lo haría. No me gusta verte así. Nunca me ha gustado y lo sabes. ¿qué quieres que haga?... ¿Voy a comprarte bombones? Siempre te han gustado, sobre todo esos que anuncia la Presley... ¿quieres que baje a la tienda de Patri? Tardo 5 minutos...

- Ya me los trajiste una vez... ¿recuerdas?

- Por eso, aquella vez dejaste de llorar, me sonreíste tímidamente y me abrazaste... Quizás hoy vuelva a ser igual... Un día aparecí con un ramo de rosas. Todavía temblabas cuando abrí la puerta, pero cuando viste las flores volviste a ser tú, esa chica tan guapa que conocí hace 15 años.

- El niño está llorando, será mejor que vaya al cuarto a ver qué le pasa...

- Está bien, creo que mejor me voy. De verdad que no te entiendo. Sabes que eres lo más importante en mi vida. Tú y el niño... y sin embargo... lo haces todo tan difícil... Cuando te conocí eras tan inocente, tan dulce. Te miraba en aquella discoteca y cuando nuestros ojos se encontraban, agachabas la cabeza y sonreías. Entonces te seguía mirando, pero no me atrevía a acercarme. A veces, se acercaba algún amigo y tú reías y yo me quería morir. No soportaba verte hablar con otros chicos, me ponía malo, me daban ganas de partirle la cara a todos. Entonces ya sabía que tenías que ser mía.

- Hemos cambiado tanto...

- Yo no he cambiado, te sigo queriendo igual y me sigo poniendo celoso cuando hablas con algún hombre... !sigues siendo tan guapa! Eres la única para mi y lo sabes, ¿verdad?

- El niño... sigue llorando

- Anda sí, ve a ver qué le pasa, pobrecito, parece asustado. Yo me bajo al bar con los amigos. Subiré para la cena, hazme algo rico, cariñito. Me da pena dejarte así, pero es que... me obligas a hacerlo. Sólo quiero que lo comprendas, eres mía y no debes hablar con ellos, ni con Miguel ni con ningún otro...

...Y hoy me encuentro a Miguel y me pregunta por ti. Me dice que te vio un poco triste el otro día y que te invitó a un café. ¿Cómo quieres que me sienta? ¿Quién eres tú para tomarte un café con un hombre, como una fulana cualquiera? ¿Qué habrá pensado la gente?

- !Pero Miguel es tu mejor amigo!

- Sí, !pero las tías sois todas unas zorras! Seguro que le sonreías, ibas con los vaqueros esos tan ajustados, ¿a que sí? Miguel es mi amigo, pero es un hombre y si le pones cachondo, pues qué va a hacer él.

- Pero si yo no...

- ¿Ya vas a empezar otra vez? ¿No has tenido bastante? Otra vez me estás cabreando, mira que... Anda, me voy. Haz el favor de arreglarte, a ver si va a verte algún vecino así, tienes un poco de sangre en el labio... Sabes que te quiero, pero es que a veces... te quiero, y siempre te querré, por eso, porque os quiero, ya sabes lo que te dije cuando te pedí que fuésemos novios...

- Sí, "quiero que seas mía y de nadie más"...

- Pues eso, mía y de nadie más.

1 comentario:

mermi dijo...

La de puertas que esconden esa escena entre el silencio, el miedo y la soledad...