Hoy pienso que ayer disfruté de mi primera maratón urbana, iba a decir que corrí, pero no, no se trata de correr, se trata de divertirse, pero diversión en el más amplio sentido de la palabra.
Para los no iniciados en esto del running (que es como está de moda llamarlo ahora) durante la carrera hay unos corredores que van portando un globo gigante que anuncia el tiempo al que ellos llegarán a la meta, de forma que si te quieres fijar el ritmo adecuado para llegar en ese tiempo, sólo tienes que ir a su lado. Pues bien, minutos antes de la salida, allí estábamos todos los corredores juntos, apelotonados esperando el pistoletazo de salida, tanto los que se animaban con los 21 km. como los inconscientes que íbamos a por los 42 km. y pico de que consta la Maratón.
Y allí estaba yo, junto al corredor que portaba un globo verde con la marca de 1 hora y 30 minuto.
En ese momento, se acerca un chaval joven algo despistado y me pregunta muy serio: "Este globo, ¿es de la media o de la maratón entera?". Ante tal pregunta, sorprendido y sin palabras, otro corredor que estaba al lado, no pudo evitar contestarle: "Mira chaval, si me dices que vas a correr la Maratón en una hora y media, me hago una foto contigo ahora mismo y me voy a mi casa porque hoy ya me has regalado el día". Seguidamente se empieza a reír, me coge del hombro y me dice, "vamos a buscar el globo de las dos horas que nosotros somos menos ambiciosos, ¿eh?". El pobre chaval se rió con nosotros aunque no muy convencido... Imagino que lo entendió al enterarse de que el ganador de la Maratón, un Keniata, empleó "sólo" 2 horas y 9 minutos...
En este tipo de eventos tan masificados, a la hora de hacer la inscripción te piden que les digas el tiempo que crees tú que harás en la carrera. De esa forma te colocan por cajones, es decir, al principio los que van a ir más rápido y así sucesivamente, de forma que se eviten empujones, aglomeraciones y sobre todo, pérdidas de tiempo para los más rápidos teniendo que adelantar a aquellos que no lo son tanto.
En mi caso, puse 3 horas y media, y tuve el honor de ir situado en el primer cajón, tras los corredores de elite. El caso es que, de nuevo, poco antes del comienzo, y antes de que el chaval pusiese la nota de humor con lo que he contado, me fijo en una mujer mayor, de unos cincuenta y mucho años, situada un poco más adelante de mi. La mujer, con su chaqueta del chandal puesta por encima, y muy seria, allí estaba, como quien va a comprar el pan. Al empezar la carrera y salir todo el mundo disparado, la pobre mujer ponía las dos manos tratando de no tropezar con nadie mientras le venían corredores por todos lados... Por desgracia la adelanté y no sé qué fue de ella, pero sospecho que ella había salido a comprar el periódico y se equivocó de cola acabando en mitad de ese embrollo...
Sólo puedo decir que la experiencia ha sido increíble, el ambiente inmejorable, con un público dispuesto a darlo todo, animando sin parar, hasta el punto de que mientras corría, discerní a mi hermano a lo lejos, entre la gente, con el gesto torcido tratando de divisarme entre tanto loco corriendo, así que comencé a agitar mis brazos, como un náufrago en una isla desierta que trata de avisar a un barco que ve a lo lejos, pero mi hermano continuaba sin verme. Sin embargo, un hombre de mediana edad, que estaba a su lado, me mira, me sonríe y empieza a hacer el mismo gesto con sus manos... Imagino que pensó que me conocía o puede que simplemente estuviese siendo amable y empezó a animarme, no importa, fue un gesto curioso pero encantador.
Hoy no quiero aburriros con mis sensaciones en la carrera, ni de cómo logré superar el objetivo que me había fijado, ni siquiera de los calambres y tirones que me dieron por el camino... En lugar de eso, sólo resaltaré la gran organización del evento, y sobre todo la actitud de todos los voluntarios que no paraban de animarte y preocuparse por tu estado y ponértelo fácil para que siguieses corriendo.
Ésta no ha sido una carrera más, ha sido muy especial, primero, porque era mi primera maratón y segundo porque tengo dos nombres en la cabeza sin los cuales yo no habría llegado a la meta.
Uno, mi hermano, que me motivó antes, me animó durante y me felicitó al terminar la carrera, pero sobre todo me mimó durante toda la semana y, aunque parezca increíble, no me dejó sólo en los 42 kilómetros que estuve corriendo. Hizo un esfuerzo titánico por encontrarme una y otra vez, y cada vez que miraba, allí estaba él con la cámara y gritando mi nombre. No sabéis lo que significa eso cuando entre tanta gente te sientes tan sólo. Por cierto, que ahí estuvo a su lado el gran Dani, muerto de envidia por no poder haber corrido y siempre con su especial encanto para dar ánimos.
La otra persona especial fue mi angelito. Ayer fue su santo, y aunque en un principio iba a subir a Madrid conmigo, finalmente no pudo. El sábado por la mañana, hablando de su santo, le pregunté que qué quería que le regalase, ella me miró y me dijo: "Papá, tu regalo es correr esa carrera tan dura y hacerlo por mi, pero no te olvides de gritar mi nombre."
En el kilómetro 40, sufrí dos tirones en ambas piernas, no podía continuar, me quedaba poco para entrar en el Retiro, donde estaba la meta, pero no podía ni dar un paso más. Un voluntario me echó un poco de Réflex y entonces ocurrió, os prometo que fue así. Me acordé de ella y de lo que me dijo, y empecé a decir su nombre una y otra vez, Leticia, Leticia Leticia... Poco a poco me repuse y llegué, ¡Vaya sí llegué! Con los brazos en alto y su carita de ángel al fondo.
Muchos pensarán que estoy loco y que correr es un sufrimiento absurdo, pero como empecé este post diciendo, es que no se trata de correr, se trata de aprender, de conocerse a uno mismo, de conocer a los que están contigo y te apoyan... Y los que no te apoyan. Resumiendo, ¡se trata de divertirse!