miércoles, 9 de abril de 2014

Piropea, que no me ofende...

Hoy pienso que fue hace ya 12 años cuando aprobé mi oposición. Fuimos 3 afortunados y 10 chicas. Entonces ya existía eso de la discriminación positiva y quedaba poco para la Ley de paridad.

Hoy leo que la Consejería de Hacienda de la Comunidad Valenciana ha convocado oposiciones para Inspectores de Tributos, y que en su convocatoria discrimina positivamente... a favor de los hombres.

Así es, debido a la reducida representación de varones entre los aprobados, se ha decidido valorar, en caso absoluto de empate en las notas, que prime el sexo masculino.

Muchos han celebrado la noticia como un acto de sensatez que demuestra que la discriminación positiva es justa y no entiende de sectarismos ni ideologías, sino que simplemente trata de enderezar situaciones que la sociedad o la propia naturaleza torció en su día.

No soy yo muy partidario de la discriminación positiva, y así lo he defendido alguna vez. Y ello porque entiendo que precisamente, en un ejercicio de objetividad, el puesto ha de ir para aquel que más lo merece, independientemente de llamarse Manoli o Juanito. Pero además, porque en un acto de egoísmo, si me encuentro en mitad de un incendio, encerrado en un cuarto piso, quiero que me salve la vida aquel bombero o bombera que tenga más posibilidades y esté más capacitado para hacerlo, sin que me tenga que acordar allí arriba de la cuota paritaria cuando vea a una mujer subir por la escalera mecánica mientras me dice que ella no puede cogerme en brazos porque peso demasiado, igual que no quiero ir en una ambulancia, con mi vida pendiente de un hilo y que un machote conductor tarde 5 minutos más de lo que tardaría una habilidosa mujer que, sin embargo, no consiguió el puesto porque  ya había 3 mujeres en nómina.

De todas maneras esta noticia me la esperaba desde hace tiempo. He escrito muchas veces sobre el cambio que se está produciendo en la sociedad... Los hombres nos depilamos, llevamos pendientes en ambas orejas, tomamos Actimel para el colesterol y le preguntamos al camarero de un bar por los ingredientes secretos de esa salsa tan rica que lleva el estofado que nos ha puesto.... Mientras tanto, las mujeres se dan de leches en un avión borrachas en plena despedida de soltera, reivindican el pelo sobaquero, hacen comentarios lascivos sobre actores que hacen de narcotraficantes en alguna serie de televisión y se dan a la fuga en su coche cuando la policía les da el alto y las multa.

Estas oposiciones marcarán un antes y un después. ¿Positivo? Sigo pensando que la evolución no hay que forzarla si ello implica heridos por el camino, no creo en aquello de que para hacer una tortilla haya que romper huevos, aunque parezca una perogrullada. La discriminación es discriminación y sea positiva o negativa, es injusta, por propio concepto. Si justificamos los medios para conseguir el fin, mal vamos.

Dicho eso, trataremos de ir con los tiempos, atrás quedaron los Clark Gable y nuestro Bertín Osborne.  Hoy el hombre feo es feo y punto, ni oso ni hermoso y la mujer ya puede tirarle los tejos a un hombre sin necesidad de parecer una descarada o algo peor. Eso es bueno, no lo dudo, aunque no puedo evitar quedarme con algunas cosillas de antaño que no hacen daño a nadie y que a mi me sigue gustando... así que permitidme que le siga cediendo el asiento a una mujer en el autobús y que me ofrezca a invitarle a un café a esa amiga con la que departo un buen rato de tertulia... y si eso, ya me dejo yo decir algún piropo, que os prometo que no me ofende...

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