Pensaba aquí el otro día sobre los amigos.
Pues de nuevo, premonitoriamente, a los pocos días, un buen amigo mío me contaba una triste noticia. Le han diagnosticado un cáncer a su madre.
Este amigo, es una persona sensata, con muchas virtudes, y con algunos defectos, como todos nosotros, aunque sólo uno insalvable (es del Madrid...). Pero cuando terminé de hablar con él y colgué el teléfono, pensé, emocionado, en la madurez que posee.
Su entereza y optimismo me hizo ver que en este mundo, para ser un ganador o un perdedor es fundamental tanto las aptitudes como el trabajo, pero sin duda, lo más esencial es la actitud con la que uno afronta los problemas y los retos.
Mi amigo es un ganador, tiene muy claro cómo afrontar este trance, y seguro que transmitirá a su madre ese sentimiento positivo que él lleva dentro. Es más, seguramente, fue ella, su madre, la que se lo enseñó a él.
Dentro de unos meses este pequeño traspiés habrá pasado, y mi amigo, junto a su madre, levantarán orgullosos, junto al resto de su familia el galardón que merecidamente habrán ganado: El mejor trofeo, la vida.
Seguramente la carrera no será de color de rosas, y mi amigo tendrá que llevar mucho peso sobre las espaldas. Él puede con eso y con más, estoy seguro de ello. Pero aunque así sea, sus amigos estaremos ahí, en cada kilómetro, esperando en el avituallamiento para darle lo que necesite, agua, comida o simplemente una palmadita en la espalda,y por encima de todo, para animarle.
Respetaremos su soledad cuando la reclame, cantaremos de alegría si él nos lo pide, pero sobre todo, haremos que siempre sienta nuestro aliento y un susurro le acaricie, cuando más lo necesite, recordándole que no está solo en esto.
!Ánimo, hermano!
Pues de nuevo, premonitoriamente, a los pocos días, un buen amigo mío me contaba una triste noticia. Le han diagnosticado un cáncer a su madre.
Este amigo, es una persona sensata, con muchas virtudes, y con algunos defectos, como todos nosotros, aunque sólo uno insalvable (es del Madrid...). Pero cuando terminé de hablar con él y colgué el teléfono, pensé, emocionado, en la madurez que posee.
Su entereza y optimismo me hizo ver que en este mundo, para ser un ganador o un perdedor es fundamental tanto las aptitudes como el trabajo, pero sin duda, lo más esencial es la actitud con la que uno afronta los problemas y los retos.
Mi amigo es un ganador, tiene muy claro cómo afrontar este trance, y seguro que transmitirá a su madre ese sentimiento positivo que él lleva dentro. Es más, seguramente, fue ella, su madre, la que se lo enseñó a él.
Dentro de unos meses este pequeño traspiés habrá pasado, y mi amigo, junto a su madre, levantarán orgullosos, junto al resto de su familia el galardón que merecidamente habrán ganado: El mejor trofeo, la vida.
Seguramente la carrera no será de color de rosas, y mi amigo tendrá que llevar mucho peso sobre las espaldas. Él puede con eso y con más, estoy seguro de ello. Pero aunque así sea, sus amigos estaremos ahí, en cada kilómetro, esperando en el avituallamiento para darle lo que necesite, agua, comida o simplemente una palmadita en la espalda,y por encima de todo, para animarle.
Respetaremos su soledad cuando la reclame, cantaremos de alegría si él nos lo pide, pero sobre todo, haremos que siempre sienta nuestro aliento y un susurro le acaricie, cuando más lo necesite, recordándole que no está solo en esto.
!Ánimo, hermano!
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