Recuerdo aquella desternillante película de "La mujer de rojo", en la que una espectacular Kelly LeBrook hacía perder la cabeza a un hombre tan bueno como simple, Teddy, interpretado por un simplemente genial, Gene Wilder.
Aquella imagen, con la que la película empieza y acaba, en la que Teddy se pregunta a sí mismo, desde lo alto de la cornisa de un rascacielos, si todo aquello merecía la pena, seguro que hizo reflexionar a muchos.
Sin embargo, no fue el caso de Sun Meng quién nació justo el año en que se estrenó la película, así que no podía saber el riesgo que corría, bueno, o sí lo sabía, pero pensó que merecía la pena.
El caso es que no creo que allí arriba, subido a un aire acondicionado, tuviese tiempo para plantearse la ética pregunta que atormentaba a Teddy. Supongo que no, ya que tenía otras preocupaciones, como no morirse de frío, o tratar de poner su mejor cara a la multitud que aprovechaba para hacer un reportaje fotográfico de tan extraña estampa.
En cualquier caso, para mi, este tipo es un héroe, no sólo por saber mantener el equilibrio (que no la dignidad) mientras tiritas de frío, cientos de personas te miran jocosamente y, lo que es peor, un tío con los ojos desorbitados jura que te va a matar en cuanto te pille (y encima te lo dice en chino), sino porque fue capaz de bajar de ahí él solito...
En todo caso, seguro que habrá aprendido la lección, ya sabéis, ante la duda, mejor vete a un hotel...
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