miércoles, 12 de mayo de 2010

No diré que ya lo dije...

Hoy pienso que no diré que lo dije.

No sé que me jode más, si la medida en sí o cómo se ha llevado a cabo. Es la línea de este gobierno manipulador, mentecato, mentiroso e inútil.

Manipulador porque durante un mes han estado realizando una campaña mediática en contra del funcionario. Ahora, una vez hecho el trabajo sucio, pueden sacar la medida, porque la gente está de acuerdo, el funcionario es el enemigo, un ejemplo de insolidaridad y egoísmo en esta época de crisis.

Mentecato por haber esperado 2 años para tomar las medidas necesarias para intentar aliviar una crisis que existía en todo el mundo y preparar al país para lo peor. Ahora las medidas son más severas y estrictas de lo que deberían haber sido.

Mentiroso porque prometió y pactó hace tan sólo unos meses con los funcionarios que no sólo no les bajaría el sueldo sino que seguiría revisándolos al alza cada año. Porque no sólo prometió no recortar el gasto social sino que se inventó nuevas subvenciones y ayudas, como el cheque bebé que ahora ha tenido que eliminar.

Inútil por no ver lo que le venía encima. Un gestor debe ser previsor actuar de acuerdo con la realidad del momento y con la planificación de lo que sucederá. Zapatero no hizo ni una cosa ni otra. Negó, más que San Pedro, que hubiese ninguna crisis, pero además, afirmó una y otra vez, que se avecinaban buenos tiempos.

Actuó como un niño que rompe su hucha y gasta sin importarle que pasará cuando se acabe el dinero. La diferencia es que, ahora, que el dinero se ha acabado, en lugar de ir acudir a sus papás, somos nosotros, torpes ciudadanos los que tendremos que apaciguar los llantos del niño.

Los ciudadanos siguen sin verlo, el efecto anestesia surte su efecto. Divide y vencerás. Primero los controladores, ahora los funcionarios... igual mañana son los médicos, los autónomos, los notarios... pero mientras, los sindicatos, por ejemplo, siguen callados. Mientras no me toquen mi trozo de tarta, es mejor seguir haciendo el paripé, protestar con la boca chica, pero brindar sonrientes en la intimidad.

Este chiste es la mejor descripción de lo que está pasando en España. Mejor tomarlo así, a risa, aunque creo sinceramente que es momento de empezar movilizaciones de verdad.

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