domingo, 3 de abril de 2011

Gracias a todos

Hoy pienso que, como si de un augurio se tratase (hablar de profecía sería demasiado pretencioso), escribí en mi último post sobre las bondades de internet.


Esta semana me encontré en mi ordenador con un nuevo amigo, uno de esos que no os deseo a ninguno de vosotros, porque sus cosquillas hacen mucho daño...


No podía entrar en mi propio blog, algo me bloqueaba el acceso. Por suerte, aún me quedaban algunas ventanas abiertas. Y allí, en la casa que Zuckerbeg fundó, os encontré y me ayudasteis.


Gracias a todos. Por interesaros unos, apoyarme otros y socorrerme todos. Antonio me dio la clave e Infospyware hizo el resto. Allí encontré a Fuegoymar, quien aguantó paciéntemente mi ignorancia y supo encauzar mi idiotez cibernética.


Y así, una vez más, y aunque no he logrado solucionar del todo el problema, al menos me encuentro aquí hoy, saboreando vuestros cálidos susurros que, desde la cercanía que la red otorga, logro sentir con cada palabra que mis dedos descifran.


Siento estar tan empalagoso hoy, pero es cómo me siento...

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