Hoy pienso que tengo dos temas históricos por los que siento preferencia, y uno de ellos es la Transición. Se ha escrito mucho sobre ello, y he tratado de leer todo lo que mi ambición literaria y el resto de responsabilidades me han dejado.
No soy nadie para hablar sobre Adolfo Suárez , no lo conocía personalmente y casi no tenía consciencia cuando él gobernó, y por eso, no diré nada sobre él, ya que la historia se está encargando cada día de ponerlo en su sitio, como a todos.
Si en su momento fue traicionado y luego defenestrado, con los años comenzó a ser valorado, tarde quizás. Seguramente cuando su personalidad se disolvía en esas arenas movedizas cerebrales, todos empezaron a valorarlo.
No diré ni una palabra sobre él. No quiero meter la pata. A partir de hoy, estoy seguro que todo lo que yo diga no hará justicia a lo que fue, y aún así, seguro que la historia se encarga de dejar su figura donde se merece. Así que hoy, sólo quería decirle adiós a ese hombre que murió en paz, como me gustaría irme a mí. Acompañado de sus hijos y, como decían ellos, con su sonrisa picarona, que fue lo único que nunca abandonó. ¿Dónde hay que firmar?
Gracias Don Adolfo, trataré de no olvidar sus principios, permítame acogerlos como propios y sobre todo, permítame tratar de recordárselos a la gente, igual así conseguimos aprender algo y con suerte hacemos de este país algo mejor.
Pues eso, un placer y un honor haberle conocido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario