"El mundo no está amenazado por las malas personas, sino por aquellos que permiten la maldad"
Albert Einstein
Hace poco una amiga me decía indignada que le habían cerrado la cuenta de su correo electrónico porque había puesto fotos de su hijo recién nacido desnudo, "!!en el mismo paritorio, ya ves que cosa más depravada!!" me comentaba irónicamente irritada. Finalmente consiguió que le devolviesen su correo, con la condición de que quitase las ofensivas fotos y no volviese a cometer un crimen semejante.
"¿Dónde hemos llegado?" me preguntaba mi buena colega. Eso fue justo hace unos días, y ya entonces yo justificaba este tipo de medidas tan -a la vista de una persona normal- exhacerbadas.
Estos días, precísamente podemos ver, leer y escuchar en todos los medios el caso del "nanysex". Me cuentan que ayer en la primera vista del juicio el padre de uno de los niños víctima del protagonista de esta película de terror logró pegarle un puñetazo en la propia sala, y el debate que surge seguidamente es sobre la necesidad de cambiar el procedimiento de los juicios porque el actual no salvaguarda la seguridad suficiente de los inculpados.
Y seguimos...veo fotos de unos jovenes aún imberbes, con cara de niños buenos, abrazando a un bebé o rodeado de niños pequeños. Qué lástima que las fotos no reflejen los secretos que estos pobres niños compartían con estos hachespes. Y la noticia es que en el trayecto a la prisión, el resto de "compañeros de viaje" (la mayoría de etnia gitana, decía literalmente el artículo) le han pegado una paliza y el incendio que unos presos han intentado provocar en su celda...
A veces, cuando uno cree que Maquiavelo llevaba razón cuando afirmaba que el hombre es malo por naturaleza, se da cuenta, en momentos como éste, que no era así, que en realidad el hombre es malo por naturaleza...y también es tonto.
La maldad inherente al hombre se deduce con noticias de este tipo, no cabe otra razón para justificar ese tipo de actos a bebés y niños de corta edad, máxime cuando vivían con ellos y con su familia, lo cual hace inevitable crear cierto vínculo afectivo y cariñoso, pero lo que es peor, que lo que hacían cause admiración entre muchos más tipejos de la misma calaña.
La estupidez del hombre también está clara, cuando ante noticias de este tipo permanecemos impasibles y ya ni tan siquiera nos causa mayor sentimiento que una temporal indignación de cinco breves minutos y un comentario al estilo "!qué asco!¿qué hay de segundo plato, por cierto?". Pero aún más se denota la imbecilidad humana cuando el debate de deriva a los temas antes aludidos.
Sin embargo, la mayor "tontura" destaca en el hecho de que los presentes en la agresión del padre de la víctima al nanysex no le hubiesen ayudado a cumplir los deseos de este último y haberle hecho una castración manual (nada de productos químicos, mejor lo artesanal) con una cuchilla pequeña hasta conseguir el objetivo. Por no hablar de los policías que impidieron que los gitanos agrediesen de gravedad al pobre depravado...o de los funcionarios de prisiones que apagaron el fuego que otros presos iniciaron en la celda del pájaro ese.
PD. Bibi, perdona por referirme a la humanidad en general como "hombre", en lugar de decir "hombres y mujeres", pero es que la RAE en su PRIMERA acepción define al hombre como "ser animado racional, varón o mujer", ya sabes, los de la Academia, que son unos sexistas...
3 comentarios:
Yo sin embargo creo que el hombre es bueno por naturaleza, egoísta, pero bueno.Son las experiencias personales sobre todo en la infancia, la educación, el entorno, la genética incluso, las que van formando caracteres.
Pero estos individuos son alteraciones de la especie, hay quien nace con una oreja más grande que otra y quien, como estos, tienen otra deformidad no sé muy bien si en el cerebro o en el alma. Son monstruos,demonios,son lo peor que puede maquinar un ser...porque ahora así, de primeras, no recuerdo ninguna especie animal que haga sufrir a sus crías. Porque además las hacen sufrir física y psicológicamente, con premeditación, fingiendo luego ser personas normales...Vamos a terminar, ya estamos en ello, viviendo con miedo, será, ya mismo, una llamada a la sospecha, una simple palabra amable o una caricia...Que les partan la cara, que los quemen...si pero poco a poco que tengan recuerdo, secuelas,pesadillas, oportunidad de revivir ellos dolor y miedo para variar
Yo creo que hay de todo, pero tampoco se puede achacar todo a que son personas con infancias traumáticas. Está claro que en estas personas hay algún aprendizaje erróneo de lo que es bueno y lo que es malo y, sobre todo, aprendizajes erróneos de comportamientos sexuales, puesto que eso también se aprende. No obstante, hay personas (más bien hombres) con problemas mentales, invisibles para los demás, que les llevan a hacer este tipo de atrocidades.
Se me pone el pelo de punta sólo de pensar en lo que hacen, sobre todo ahora que soy madre, y por más que mi profesión quiera aclarármelo, no lo entiendo. El principal problema de esta gente es que no tienen corazón, alma, ni escrúpulos.
Lo que está claro es que no necesitan un castigo, puesto que eso no modificará su "enfermedad" o su "aprendizaje inadecuado enquistado". Tendrían que poner fotos por todos sitios, como los etarras, para que estuviéramos advertidos.
Mientras se toma alguna medida, continuarán pagando justos por pecadores, como a los que les cancelan su space sin avisar por poner fotos inocentes.
B.
Bien, estoy de acuerdo con muchas cosas de las que dices, coqui, pero el tema del merecimiento de un castigo es complicado.
Quizás te refieres a si necesitan ingresar en la cárcel, más que si merecen un castigo, porque creo que todo el mundo está de acuerdo en que se merecen un castigo (luego ya podemos discutir qué tipo de castigo).
Un tema distinto es la finalidad del encarcelamiento. Es decir, por qué meterlos en la cárcel. El fin de la cárcel puede ser punitivo, es decir castigar al criminal por el crimen cometido.
Pero hay otra corriente que defiende la teoría reinsertiva, que es probablemente a lo que te refieres tú, a que es absurdo intentar reinsertar a una mente claramente perturbada (vamos, como intentar reinsertar a un puto etarra).
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