Hoy pienso que alguien dijo que "cuando alguien se alegra de ver un día terminar, algo de él muere con ese día".
Supongo que con los años pasa igual. Este año 2009 dicen que ha sido un mal año en general, por la crisis, ya se sabe...
Sin embargo, no creo que haya sido tan malo, o al menos podía haber sido peor, aunque también podía haber sido mejor, claro. Eso sí, lo que tengo claro es que intentaré por todos los medios que el 2010 sea mejor.
Mañana, como todos los años, con el reloj de la puerta del sol en la televisión y con las 12 uvas preparadas en mi mano, iniciaré mi ceremonia, que comienzo tratando de repasar todo este año. Recordaré cada vez que lloré y también cuando reí, a aquellos que nos dejaron y los que en su lugar vinieron, añoraré los lugares que visité y que nunca más veré, y también los que seguiré contemplando un año más.
Analizaré todas las decisiones tomadas, unas acertadas, otras erróneas y las más, las que nunca sabré catalogarlas.
Mañana es un día para regocijarse, porque todo lo que este año hemos sufrido nos ha enseñado y todo lo que hemos gozado lo hemos disfrutado, así que, ¿qué más podemos pedir? Pues sí, aprender de este año, de lo bueno y de lo malo y tratar de mejorar y corregir.
Seguro que meteremos la pata unas cuantas veces, seguro que volveremos a llorar y por supuesto que blasfemaremos otra vez, pero también reiremos y veremos reir y soñaremos y haremos soñar.
Yo por mi parte seguiré con mi ritual, tomar las uvas, y al terminar cerrar los ojos y realizar mis deseos para este nuevo año que empieza, aunque poco más puedo desear, pues al abrirlos veré a mis cuatro soles sonreir y después sentiré, aunque no estén cerca mía, a mi familia y a mis amigos, que a pesar de mis torpezas, siguen a mi lado aún cuando no están.
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