Hoy pienso que últimamente tengo muy abandonado mi blog. No se debe a otra cosa que a mi afán por no saber decir que no y meterme en todos los "fregaos" que salen a mi paso, y al final, pues eso, uno va saliendo a flote aunque descuidando algunos compromisos, como es éste, mi blog y escribir en él lo que pienso de la actualidad.
Sin embargo, llevo varios días con ganas de escribir sobre un artículo que leí el otro día, en el diario El País de Bonifacio de la Cuadra. Este periodista, paisano mío, y por tanto, de SuperGarzón, escribió acerca de la injusticia que se estaba cometiendo con el superjuez y las querellas admitidas a trámite contra él, no como persona, sino como juez.
Impresionante manifiesto (ni siquiera artículo) en el que fuera de tratar el tema de forma objetiva, se empeña en criticar precísamente lo que él hace, catalogando a los magistrados del Tribunal Supremo a su propia conveniencia: "Adolfo Prego, esté etiquetado como "conservador" o "Lo grave en la resolución del instructor Varela no es que proceda de un antiguo progresista".
Lo mejor de todo viene al señalar como colofón a sus argumentarios supuestamente jurídicos, aunque más bien sectarios, interpretativos e incompletos, a Sara España (Sara ¿qué?). Impresionante, no ya porque no sea una renombrada jurista o siquiera una experimentada periodista, en realidad es una becaria, alumna del Máster de Periodismo UAM/EL PAÍS. No es que por eso su opinión no merezca respeto, lo que no lo merece es que su defensa al juez no se basa en ningún otro fondo jurídico o técnico que "en la aplicación sencilla de la lógica", considerando prevaricadora la resolución del magistrado Varela, por ser "un acto que podría tacharse, en el fondo y por apariencia, de injusto".
El artículo termina con una reivindicación dirigida a los magistrados del Tribunal Supremo para que devuelvan la sensatez al Órgano de Justicia y no admitan las querellas.
EL Tribunal Supremo, a través de sus miembros, está influenciado por la ideología de los dos principales partidos del Estado desde su creación, ese no es un secreto. No cabe duda de que es un mal que radica en la propia fórmula de elección de sus miembros, igual que quizás habría que buscar otro modo de realizarla, para garantizar su total independencia, si eso es posible, claro, ya que, al final, hasta un juez es persona y piensa por sí mismo.
Pero que este hombre tarde más de 30 años en descubrirlo, eso sí que es llamativo.
Quizá, el argumento del Sr. de la Cuadra más bien sea el clásico: la justicia no es justa si no hace lo que yo creo que debería hacer...
Por cierto, que D. Bonifacio debería tener cuidado con su paisano Supergarzón y la Ley de Memoria Histórica, porque éste, en su afán de seguir removiendo fango, cualquier día le da por atacar a los alcaldes que fueron durante el franquismo... y entre éstos se encuentra D. Bonifacio de la Cuadra Ordóñez, que no sólo fue un simple alcalde de Übeda en los años 50, sino que el mismísimo Franco visitó tan insigne ciudad durante su mandato...
Entonces a lo mejor, el periodista pensaba que Supergarzón no lleva razón y que su papá , después de todo no era tan malo...
Sin embargo, llevo varios días con ganas de escribir sobre un artículo que leí el otro día, en el diario El País de Bonifacio de la Cuadra. Este periodista, paisano mío, y por tanto, de SuperGarzón, escribió acerca de la injusticia que se estaba cometiendo con el superjuez y las querellas admitidas a trámite contra él, no como persona, sino como juez.
Impresionante manifiesto (ni siquiera artículo) en el que fuera de tratar el tema de forma objetiva, se empeña en criticar precísamente lo que él hace, catalogando a los magistrados del Tribunal Supremo a su propia conveniencia: "Adolfo Prego, esté etiquetado como "conservador" o "Lo grave en la resolución del instructor Varela no es que proceda de un antiguo progresista".
Lo mejor de todo viene al señalar como colofón a sus argumentarios supuestamente jurídicos, aunque más bien sectarios, interpretativos e incompletos, a Sara España (Sara ¿qué?). Impresionante, no ya porque no sea una renombrada jurista o siquiera una experimentada periodista, en realidad es una becaria, alumna del Máster de Periodismo UAM/EL PAÍS. No es que por eso su opinión no merezca respeto, lo que no lo merece es que su defensa al juez no se basa en ningún otro fondo jurídico o técnico que "en la aplicación sencilla de la lógica", considerando prevaricadora la resolución del magistrado Varela, por ser "un acto que podría tacharse, en el fondo y por apariencia, de injusto".
El artículo termina con una reivindicación dirigida a los magistrados del Tribunal Supremo para que devuelvan la sensatez al Órgano de Justicia y no admitan las querellas.
EL Tribunal Supremo, a través de sus miembros, está influenciado por la ideología de los dos principales partidos del Estado desde su creación, ese no es un secreto. No cabe duda de que es un mal que radica en la propia fórmula de elección de sus miembros, igual que quizás habría que buscar otro modo de realizarla, para garantizar su total independencia, si eso es posible, claro, ya que, al final, hasta un juez es persona y piensa por sí mismo.
Pero que este hombre tarde más de 30 años en descubrirlo, eso sí que es llamativo.
Quizá, el argumento del Sr. de la Cuadra más bien sea el clásico: la justicia no es justa si no hace lo que yo creo que debería hacer...
Por cierto, que D. Bonifacio debería tener cuidado con su paisano Supergarzón y la Ley de Memoria Histórica, porque éste, en su afán de seguir removiendo fango, cualquier día le da por atacar a los alcaldes que fueron durante el franquismo... y entre éstos se encuentra D. Bonifacio de la Cuadra Ordóñez, que no sólo fue un simple alcalde de Übeda en los años 50, sino que el mismísimo Franco visitó tan insigne ciudad durante su mandato...
Entonces a lo mejor, el periodista pensaba que Supergarzón no lleva razón y que su papá , después de todo no era tan malo...
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